La vuelta al mundo en una Isla
Tato Gonçalves, uno de los fotógrafos más prestigiosos y reclamados de Canarias, ha empleado su talento para atrapar el espíritu de más de medio centenar de extranjeros que llegaron hace años a Canarias para quedarse en nuestros corazones. Todos ellos tienen conexiones de amistad más o menos directas con el autor, que ha convertido la sala de San Antonio Abad en un mapa humano de la Isla. Canarios nacidos en Japón, Uruguay, Suiza, Costa de Marfil, México, Sierra Leona, La India o Finlandia protagonizan la exposición que ocupa las dos plantas del espacio dependiente del Centro Atlántico de Arte Moderno. El proyecto, titulado Islamundi, constituye un emocionante periplo por los rostros en blanco y negro de personas que han venido de lejos para convertirse en nuestros compañeros de viaje. Personalidades conocidas en el ámbito insular, como la soprano Cristina Gallardo-Domâs, el secretario de migraciones de CCOO-Canarias Luc André Diouf o el director artístico del Carnaval Hamid Blell, comparten la sala con otras menos populares como la estudiante china Silvia Feifei Hiller, la profesora de piano coreana Sunghee Jung o el colombiano Jorge Elías Mansur. Sus retratos han sido elegidos de entre los 200 que Gonçalves fotografió a lo largo de año. «Aquí hay japoneses que cantan boleros», comenta respeto al nivel de integración de los modelos. «La exposición le pone el cascabel al gato. Le pone cara a todos los pueblos que nos hacen crecer a nosotros como pueblo. Es un homenaje a los que, como ellos, decidieron venir aquí y nos han permitido estar donde estamos», explicó el consejero insular de Cultura Larry Álvarez. La muestra está abierta a la participación del público, que podrá colgar fotos de canarios de origen extranjero en un mapamundi dibujado en la pared. UNA MIRADA CURTIDA. Es difícil que un isleño no haya tenido alguna vez en sus manos una foto de Tato Gonçalves (Las Palmas de Gran Canaria, 1952). Este veterano lleva 40 años pegado a su cámara. La firma de este cotizado freelance está en muchas publicaciones periódicas, anuncios publicitarios, ediciones e incluso en calendarios. Empezó a interesarse por la fotografía desde joven. Su padre le regaló una cámara y, poco después, una ampliadora. «En 1971 ya estaba revelando. Tengo negativos de aquella época. Tuve une estudio que se derrumbó parcialmente y perdí muchos», relata el fotógrafo. La fotografía le fascinó cuando descubrió «el proceso mágico del laboratorio. Recuerdo cuando positivé el primer negativo en la ampliadora. Tenía curiosidad por ver cómo aparecía la primera imagen proyectada sobre el papel. Me pareció genial. No he parado desde entonces», comenta. Tardó años en vivir de sus fotos. «La fotografía antes era más bohemia. Con que te publicaran, te dabas por contento», recuerda. «En el 80 empecé a cobrar por lo que hacía». Su primer trabajo lo hizo para una revista peninsular de automovilismo y competición. De aquella época recuerda sus azarosas noches en los rallies con tramos nocturnos. Luego empezó colaborar con CANARIAS7. Islamundi es la octava exhibición individual de este experto en el retrato, que ha participado en 30 muestras colectivas.