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La lenteja majorera, firme candidata a la Denominación de Origen

Bajo los auspicios de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI), a las 19.30 horas de hoy se celebra un Café Científico con los ingenieros agrónomos y expertos en semillas antiguas Marta Peña y Jaime Gil, en la asociación Raíz del Pueblo, en La Oliva. Ambos hablan de la importancia de la lenteja majorera y de su potencial comercial.

Martes, 29 de noviembre 2016, 08:30

La lenteja majorera es la más pequeña de España y la que sin duda cumpliría los requisitos para conseguir una Denominación de Origen, en el apartado de las legumbres. «Se trata de una variedad antigua y se multiplica en unas estructuras agrarias ancestrales como son las gavias de Fuerteventura», corroboran Jaime Gil y Marta Peña, ingenieros agrónomos que desde hace más de una década trabajan en el rescate de las variedades de cultivo antiguas de Canarias.

Estos expertos en semillas antiguas confirman que la lenteja de la Maxorata tiene «un gran potencial», aunque matizan que, de cara a su venta en el exterior, requeriría la adopción de estrategias de promoción. «No sabemos cómo acogerían los consumidores un grano de tan pequeño tamaño, aspecto que le da un indudable valor, pues no existe en el territorio peninsular una lenteja de estas características».

Aparte de la lenteja majorera, ambos ingenieros agrónomos no cuantifican en la actualidad cuántas de estas variedades de semillas de legumbres y otros cultivos permanecen aún en los campos de Fuerteventura. «Que nosotros conozcamos, no se ha abordado un trabajo de recolección específico para ello con la metodología necesaria». En cualquier caso, lo que se puede encontrar hoy en el campo majorero representa una pequeña parte del pasado agrícola».

Siglos de actividad. Las variedades locales son semillas elegidas por los agricultores a lo largo de siglos de actividad, entre otras muchas que sin duda llegaron a Fuerteventura, por su capacidad para rendir cosecha bajo las condiciones ambientales insulares, definen Gil y Peña. «Un verdadero atraso». Si se tiene en cuenta las circunstancias tan extremas en que se lleva a cabo la agricultura, en especial, en Fuerteventura y Lanzarote, la pérdida de estas variedades antiguas constituye «un verdadero atraso». La rusticidad que presentan estas variedades constituye «su gran valor, a lo cual podemos en muchos casos añadir características organolépticas interesantes». Solo dos bancos de semillas antiguas. En la actualidad únicamente el Centro de Agrodiversidad de La Palma y el Banco de Semillas de Tenerife mantienen un funcionamiento aceptable y ofrecen semillas antiguas.

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