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La interminable vida de las latas

La interminable vida de las latas

R.R

Jueves, 1 de enero 1970

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La vida de una lata no se acaba cuando se ingiere el líquido que lleva dentro y se tira a la basura. En ese momento, si se lanza al contenedor amarillo, comienza un nuevo y alucinante recorrido en el que se puede transformar infinitamente en otra lata, una bicicleta, una ventana, o un raíl del AVE.

Mostrar qué pasa con una lata una vez que se deposita en el contenedor amarillo ha sido uno de los objetivo de la exposición Cada lata cuenta que se acaba de clausurar en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife y por la que han pasado, durante tres semanas, más de 2.300 visitantes, la mayoría escolares de centros de la Isla. Ha sido "todo un éxito" aseguran en la Asociación de Latas de Bebidas, la organización sin ánimo de lucro que ha desarrollado el proyecto y que lo está llevando por distintas ciudades de España.

No es lo mismo "conocer de oídas cómo es el proceso de reciclaje de los envases metálicos que verlo y comprobar que las latas, una vez fundidas, ya no se sabe lo que eran antes" y que, además, "se pueden reciclar indefinidamente", explica Miguel Aballe, director de la Asociación Latas de Bebidas.

Y eso, es lo que muestra este proyecto: de qué están hechas las latas, cómo se separan y en qué pueden transformarse. Durante el año 2013, recuerda Aballe, más de 6.000 millones de latas de bebidas se han reconvertido en España en productos de acero o de aluminio tan variopintos como bicicletas ligeras, raíles de tren o ventanas para viviendas.

Pero, además, con este proyecto la Asociación de Latas de Bebida busca "acabar con bulos" como que los residuos que se separan en casa y se vierten en contenedores distintos se vuelven a juntar en los complejos ambientales. "Eso no ocurre desde hace décadas", asegura Miguel Aballe, que afirma que del contenedor amarillo -donde van latas, plásticos y briks- "se separa todo". Por eso en la exposición, que seguramente se podrá visitar en alguna otra ciudad de Canarias en los próximos meses, se mostró con maquinas como las que se utilizan en las plantas de selección, pero de demostración, cómo se lleva a cabo la separación de los distintos elementos de la bolsa amarilla. "Un elemento importante para concienciar de la importancia de hacer una buena selección es el valor económico que tienen los metales de una lata", hechas de acero o aluminio.

En la planta de selección, el acero, el aluminio y el resto de materiales del contenedor amarillo se vierten sobre una cinta para desde allí coger caminos diferentes: un imán atrae el acero; un separador óptico aparta el plástico; y el aluminio "sale disparado" atraído magnéticamente. "El efecto de la separación del aluminio es espectacular" y la máquina de demostración que hay en la exposición es hoy por hoy la única manera de poder observar este proceso "porque en las plantas está en un recinto cerrado e inaccesible, por seguridad", indica Aballe, orgulloso de lo que considera "la estrella" de un proyecto que es, dice, "sobre todo, didáctico".

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