Kike Pérez: "Sonreír te mantiene limpito"
El actor lanzaroteño es una de las caras conocidas de la obra ‘El Trámite 2’, una comedia de antihéroes dirigida por Cristina Medina.
De rellenar en un impreso la casilla profesión ¿qué pondría?
Mayordomo de la risa.
¿Asistimos una nueva generación de humoristas tras el reinado de Vieira, Calero o Matías Alonso?
Sí, y no es excluyente. Hay una hornada de nuevos cómicos que se están tomando el humor muy en serio, y que están conviviendo en paz y alegría con los referentes de siempre, que siguen muy activos y dando caña.
El descrédito de la política da para muchos monólogos, ¿no?
No se puede competir con ellos, porque las ocurrencias y desavenencias entre ellos hacen que nuestros chistes e intentos de hacer reír queden en la más absoluta mediocridad; son genios del absurdo y del más difícil todavía. La política en sí, se ha convertido en una rama más del género de la comedia, aunque a veces, den ganas de llorar.
¿Estamos perdiendo o hemos extraviado el sentido del humor?
Los canarios somos socarrones y tenemos mucho sentido del humor, y lo ponemos en práctica muy a menudo. Quizás nuestra asignatura pendiente sea descubrirnos más y llegar un poquito más allá en nuestros propios límites, a veces somos muy nuestros.
Cristina Medina, el Sevilla, Yllana menudas estrellas para compartir escenario.
No me paro a pensar demasiado porque me mareo, prefiero vivir estas experiencias que me regala la vida, como el niño que descubre por primera vez la lluvia, con la sorpresa y la alegría de hasta ahora. Es un orgullo y un honor ser su anfitrión.
Hábleme de su papel o personaje en la secuela de El Trámite 2.
Pues de nuevo, como en El Trámite 1 vuelve a ser un batiburrillo de personajes, todos en uno y uno en todos, este año la trama cambia, tenemos dos nuevas compañeras, pero los códigos de diversión ligera y fresca se siguen manteniendo. Me permiten construir los personajes de mi yo más interno, así que todo rueda y la comedia fluye mucho.
¿A veces es mejor sonreírse que reírse?
Las dos cosas son necesarias. Sonreírse debe ser una actividad continua, casi rutinaria debemos sonreírnos porque nuestra alma nos lo agradece, es como lavarse los dientes o ducharse sonreír te mantiene limpito. Y reírte cuando te apetezca, cuando la situación lo requiera, cuánto más, mejor. Tampoco vayas descojonado por la calle todo el rato, que yo tengo un primo...
¿Es más difícil hacer reír o llorar?
Por desgracia, tenemos el sentimiento de llorar más a flor de piel. Si tuviéramos la conciencia del bien que hace la risa, sería más fácil hacer reír, pero de momento, la emoción y las lágrimas creo que ganan.
¿Le agobia que el público no se ría?
Sí, es una de mis tareas pendientes. Me cuesta mantener la tranquilidad con un público con los labios pegados, busco la risa instantánea, pero soy consciente de que debo aprender a disfrutar también de los momentos en los que el público solo escucha.
