Karina Beltrán filtra la ciudad a través de su mirada sensible
Hojas secas bailando por las esquinas, huellas desconchadas del tiempo en las paredes, sedimientos depositados en jardines creados por particulares... Karina Beltrán ofrece una lectura delicada y sutil de la capital grancanaria en su muestra Diario de ida, que se exhibe en La Regenta hasta el 7 de enero.
Durante un mes y medio la vida de Karina Beltrán (Tenerife, 1968) ha transcurrido entre Vegueta y La Regenta. El centro de arte le ofreció la posibilidad de realizar una residencia artística y el resultado de este trabajo, desarrollado en sus largas caminatas por la ciudad, se puede apreciar en la sala de exposiciones de la capital grancanaria.
Esta exploración urbana se ha materializado en 21 fotos, dos acuarelas pequeñas y cinco cuadros grandes donde conjuga distintas técnicas.
«Estoy agradecida por la acogida que me ha brindado La Regenta. Este mes y medio marcará un antes y un después en mi trabajo», asegura la artista, que con su proyecto Diario de ida ha querido trasladar su mirada a la ciudad, «darle otra vuelta de tuerca» y salirse de lo ya conocido.
De hecho, Karina Beltrán se ha fijado en lo más sutil: los rastros de vida, las huellas del tiempo, las pieles de la ciudad y las sombras. «Me voy a lo pequeño, al detalle, al desperdicio. Alguna vez me han dicho que mis trabajos serían los descartes para otros fotógrafos. Me gusta estar al margen y mostrar lo que no se ve», cuenta esta creadora afincada en Madrid que ha escrutado el paisaje urbano en busca de elementos delicados y poéticos. «Esta serie ha surgido desde Vegueta a La Regenta, andando y alerta», comenta.
Por su lado, el director del centro de arte, Alejandro Vitaubet, define a Beltrán como la fotógrafa «del silencio, de lo pequeño. Estamos demasiado acostumbrados a una concepción pornográfica de la imagen: la que te lo enseña absolutamente todo y en un primerísimo primer plano», afirma el responsable de la sala dependiente del Gobierno de Canarias.
«Karina parece que usa la realidad y los detalles para darles una categoría plástica. Esto es algo que también se hace en la literatura: usar la realidad para elevarla a la categoría de ficción», abunda el viceconsejero de Cultura del Ejecutivo regional, Aurelio González.
SUELOS Y CAPAS. Karina Beltrán mira la ciudad con nuevos ojos tras dejarse guiar por el crítico de arte Mariano de Santa Ana. Con él, visitó los jardines hechos por vecinos: el de Yoyo, en La Minilla; el de OMS, en Miller Bajo, y otro en Isla Perdida, en Tamaraceite. Allí fotografió la tierra. «Siento que este suelo es algomuy genuino». A partir de él, trabaja capa sobre capa usando distintas técnicas; impresión sobre papel milimetrado, acuarela, dibujo, escaneado... «Las obras tienen sustratos. En realidad la pintura es un sedimento, una mancha», comenta la artista que ha recreado la cartografía urbana en estas obras.