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P.-¿Cómo y cuándo surgió Estantigua? ¿Qué significa el título? ¿Y el subtítulo: Sin arma que dé carne al imperium? R. Estantigua era una de las palabras en castellano preferida por Leopoldo María Panero. Estantigua tiene su origen en hostis antiquus. Significa fantasma, procesión de fantasmas, espantapajaros. La ambivalencia, en el latín arcaico, del termino hostis, huésped y enemigo. Leopoldo y yo decidimos dar este título al filme que queríamos hacer juntos. La idea de esta película naciò hace dos años. Un filme dirigido por Irada Pallanca, con Ianus Pravo y Leopoldo María Panero y sus obsesiones estilísticas y vitales En marzo de 2014 lo empezamos.Sólo tres días después del inicio del rodaje, Leopoldo María Panero murió en la cama de su habitación, en el Hospital Psiquiátrico de Las Palmas, donde vivía desde hacía 17 años. Estantigua es hoy un filme sobre la presencia de su ausencia. Para acompañar el filme en España, decidimos publicar también este libro, con el título de la película, y el subtítulo Sin arma que dé carne al imperium. Se trata de la traducción al español de un libro escrito por Panero y por mí en italiano (es la única obra de Panero escrita originariamente en italiano). Senz’arma che dia carne al imperium, editado por la Società Editrice Fiorentina en 2011. Ignórati, senz’arma che dia carne al imperium es un verso mío, del libro Nostra Signora d’Auschwitz, al que Panero hizo el prefacio. Este verso significa la necesidad por un autor de desnudarse de su yo, de su máscara, y de enfrentarse desarmado a la belleza y a la verdad. Desarmándose desarma al mismo tiempo las estructuras de poder que lo condicionan, y es lo que ha hecho siempre Panero, salir desnudo en contra de todo poder establecido, seguro de su derrota pero que es «mi más esplendida victoria».
P.- ¿Fue complicado convencer a Panero para embarcarlo en el proyecto? R. No. Para nada. He frecuentado a Leopoldo muchos años. A él le gustaba salir del manicomio conmigo. Le gustaba que le hablara de mis traducciones, y siempre quería dictarme poemas. También estaba entusiasmado con la idea de hacer la película. Estaba, en los últimos meses, en una silla de ruedas, por una caída en la cual se había lesionado la cadera, pero tres días antes de morir yo le hablé por teléfono, y el me dijo: «Estoy en la silla de ruedas, pero soy siempre el mismo».
P.- ¿Fue difícil establecer con él un diálogo poético? R. El diálogo poetico no fue difícil. Él estaba muy disponible. Claro que cada uno de nosotros vivía un mundo diferente, intentábamos darnos la mano, pero las manos estaban cortadas. Siempre ha habido mucha incomunicación, pero la poesía no es comunicación, es expresión. Siempre he sentido que estaba muy cerca de él, pero había siempre algo que no podía entender, él vivía en un mundo en que yo, por mucho que me esforzara, no podía entrar.
P.- ¿Cómo fue el proceso de escritura? R. El libro lo hicimos en dos fases: la primera durante diez días en febrero de 2008, la segunda en otro diez días en mayo del mismo año. Él me dictaba sus textos. Estábamos en terrazas de bares en Santa Catalina y en San Telmo. Mientras me dictaba sus textos no me miraba, pero extrañamente veía todo lo que yo escribía en mi cuaderno. «Has escrito Yeats» me dijo, «tienes que escribir Keats», no sé como se dio cuenta, parecía mirar a otro lado. Yo escribía mis poemas en diálogo con los suyos, él los leía en silencio, y poco después respondía con los suyos.
P.- Ya en el 2008 costaba un poco entenderlo cuando hablaba en español. ¿Se expresaba bien en italiano? ¿Tuvo lucidez literaria durante el proceso? R. Él se expresaba muy bien en italiano, lo había estudiado de joven en el Liceo Italiano de Madrid. Yo le corregí sólo algún hispanismo. Y su lucidez poética siempre ha sido extrema.
P.- ¿Qué temas abordaron en su diálogo poético? R. El tema principal fue el del otro, del prójimo. Panero cita el quinto postulado de Euclides, según el cual dos rectas paralelas no se pueden encontrar en el infinito. Él y yo eramos dos rectas paralelas. Cercanas, pero el contacto era imposible.
P.- ¿Su poesía tiene algo en común con la de Panero? ¿En qué se parece? R. Como Panero, he vivido experiencias con las drogas, con el alcohol, con el sexo extremo que intento reflejar en mis textos. Textos que yo escribo, como Panero, teniendo conciencia de que la página nunca es blanca, siempre está ya escrita, y para escribir hay que borrar, por lo menos de manera parcial, lo que de salida ocupa la página (tradición, herencias culturales, estereotipos). La diferencia, está claro, consiste en que el proceso de marginalización social en Panero ha sido extremo, la locura lo ha hecho más desnudo, más «sin arma», que yo.
P.- ¿Qué es lo que más aprecia de la poesía de su colega? R. La fuerza, la radicalidad de las imágenes, la lucidez vital de su locura, la conciencia experimental de sus versos, el abandono al delirio de su cuerpo mental.
P.- ¿Se siente embajador de la obra de Panero en Italia? R. Soy el único que ha traducido a Panero en Italia. Él es mi maestro, y nada me podría enorgullecer más que contribuir a su conocimiento en mi país.
P.- Usted ha traducido cuatro títulos de Panero (Narciso en el acorde último de las flautas, Poemas del manicomio de Mondragón, Peter Pan no es más que un hombre y El ciervo aplaudido). R. Las editoriales con la que he publicado mis traducciones son pequeñas, y mis traducciones no han tenido una penetración fácil en el público italiano, por las dificultades en la distribución de los libros. Nunca tuve encargos, siempre trabajé por mi gusto, y por la inmensa consideración que he tenido por Panero. Su obra empieza ahora a ser reconocida: el pasado mayo la Universidad de Palermo organizó unas Jornadas Panerianas. El Institutos Cervantes de Palermo acogió una muestra fotógrafica sobre Panero, un trabajo realizado por Michela Scalia, una joven que me acompañó durante una de mis visitas a Panero y que hizo una tesis doctoral sobre este gran poeta. Algunas de estas fotos aparecen en el libro publicado por El Ángel Caído. La antología de textos panerianos Peter Pan no es más que un nombre, Il Ponte del Sale, 2011, que fue traducida por mí, ha sido elegida como libro de texto en la Universidad en el curso de Literatura española.
P.- ¿Cree que en España se ha calibrado el legado de Panero? ¿Le parece que su aura de poeta maldito le ha ayudado o le ha perjudicado a la hora de ser valorado? R. Yo creo que de Panero se han subrayado sobre todo los aspectos pintorescos relacionados con su “locura”. No se ha hecho justicia a su legado poético. Veo que nadie, o casi nadie, se ha acordado de él en ocasión del aniversario de su muerte. Creo que muchos mediocres le tienen envidia. Espero que el libro Estantigua. Sin arma que dé carne al imperium pueda hacer volver la atención sobre un gigante de la literatura europea contemporánea. Y también la película de Irada Pallanca, rodada en los días de su muerte.
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