"Hacer reír me ayudó a vencer el cáncer"
Marisol Ayala
Sábado, 2 de julio 2011, 22:52
En realidad se llama Javier Santana Díaz, pero en el mundo artístico es conocido como Jabicombé. Tiene 44 años. Sus monólogos, sus grotescas versiones de anuncios míticos y cercanos, sus parodias sobre conocidos personajes, series míticas o la misma teletienda han hecho llorar de risa a más de uno. Este chico merece ser más conocido porque en tiempos de tanto desasosiego una carcajada es oro molido. Jabicombé ha funcionado por el boca a boca, ni publicidad ni nada. Eso de... «¿conoces a Jabicombé?» ha sido la clave, la vía de su popularidad. Paso a paso.
En su casa de Schamann, en su coqueto y acogedor estudio donde el ingenio flota, el menudo Javi se transforma, ríe, canta, toca el piano y compone. Se disfraza de Barbra Streisand pone entre sus manos un Óscar de los chinos y da rienda suelta a su locura. En ese mundillo Javi era feliz hasta que un sospechoso bulto en la ingle cambió su vida. Un cáncer en la sangre, Linfoma de Hodgkin, de la familia de la leucemia había tocado en su puerta.
Hace tiempo que le perseguía pero por una cosa o por otra se me escapaba. Las prisas, los compromisos y el «mañana lo llamo» fueron los culpables. Hace unos meses recibí un escueto correo suyo; «He aquí un tipo felizlos análisis dicen que estoy limpio». «¿Limpio?, ¿de qué?», pregunté Sorpresa y alegría. Fue entonces cuando me contó que en el invierno de 2008 le diagnosticaron un Linfoma de Hodgkin, un cáncer hematológico que Javi combatió y ha superado con 40 años y una vida familiar que se tambaleaba a su alrededor. Su madre estaba enferma y él la cuidaba.
Seguimos comunicándonos y cada vez hablábamos más de su enfermedad; comentábamos de qué manera la vida de alguien tan joven, tan lleno de vida y proyectos se puede venir abajo cuando los palos que sostienen el sombrajo no están firmes. Pero este joven triunfador en la red 1.200.000 visitas en Youtube con sus monólogos en los que el descaro la ingenuidad, y la picardía se dan la mano, estaba librando en su intimidad una lucha encarnizada contra una enfermedad de la que no sabía nada y cuyo primer asalto, es decir, la primera sesión de quimioterapia, le paralizó los riñones.
«Pero la memoria es sabia y borra lo más feo, lo más duro de ciertos momentos», dice evitando pisar el jaboncillo que puede producir un resbalón sentimental.
Hay dos especialistas médicas a las que Javier quiere mencionar expresamente, porque ambas han sido su incondicional apoyo: una es Alexia Suárez de la Unidad de Oncohematología del Negrín, donde «me trataron como a un príncipe», al igual que todo el equipo, y luego a María Dolores Reyes Toledo, «mi médica de cabecera, tan cercana y amiga. ¡Dios, qué suerte es vivir en Canarias donde la medicina hace milagros y contamos con medios tan avanzados!. Lo digo y me emociono, fíjate».
Mi amigo Javi tenía la necesidad de airear y de qué manera la medicina pública de Canarias le trató; de qué manera la unidad de Oncohematología del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín lo sacó adelante, «me salvaron la vida». Así que una tarde de estas Javi hizo una tarta de manzana «para chuparte los dedos», dijo para engatusarme y fui a su casa.
Entré pues en el santuario donde Javi escenifica monólogos, se disfraza de la cantante y actriz Barbra Streisand y da vida a personajes cuya transformación merecen ser vistos. Quienes deseen observarlo en acción pueden hacerlo entrando en el blog www.marisolayala.com en la ventana El humor de Jabicombé.
Desde hace unos meses cuelga los sketchs que más le gustan, pero en Youtube están todos. Hablamos de 120 monólogos que ha alcanzado el millón doscientas mil visitas.
«Mira, el cáncer lo he vencido gracias a los monólogos y a mi sobrino Hugo, de dos añitos. Fueron un fármaco contra la enfermedad. Eran mi ilusión. Piensa que estuve un año encerrado en casa para evitar un contagio, viviendo la vida a través de internet, colgando mis cosas, cantando, componiendo, ensayando y cerrando bien la puerta para que el tal Hodgkin no diera un paso más», asegura. Momentos difíciles. Javi perdió diez kilos y recuerda que sus amigos no le defraudaron durante la enfermedad aunque sabe que en la vida cada cual maneja las situaciones como sabe y puede. «Una de las cosas más duras que recuerdo de la enfermedad es la quimio, su dureza y su efecto devastador y otra, que mi madre murió cuando yo salía adelante. Finalmente murió y no pude despedirla en el tanatorio para evitar el riesgo de una infección. Todo fue muy duro; date cuenta que mi madre tenía un cáncer de pulmón y aunque yo no quería decirle lo que yo tenía, ella sospechaba y ya tuve que contárselo».
La pobre me decía: «Mi hijo yo no voy a poder cuidarte» ¡Ah pero ahí estaba mi hermana, mi sobrina, mi tía!. ¿sabes una cosa, Marisol?, que me considero un ser con mucha suerte porque si dicen que una de cada cinco personas puede sufrir un cáncer a lo largo de su vida yo estaba en el bombo y podía ser uno de ellos, pues bueno, me tocó y encima he salido adelante, ¿eso no es ser un tipo con suerte?».
Jabicombé tiene los ojos pequeños, su cuerpo tampoco es grande pero posee una vitalidad y unas ganas de hacer cosas que sorprende en alguien tan joven y con una salud bajo vigilancia.
«Vamos a ver; yo tengo una ilusión artística que no sé si la vida me la dejará llevar a cabo pero como soñador que soy la tengo ahí, masticándola. ¿Te la cuento?, bueno, pues se trata de hacer un espectáculo en el teatro Guiniguada de mis amores. Llevar a un escenario todas esas cosas que hago en los vídeos; no se trata de un espectáculo costoso, que va. Un lujoso sillón, unas luces, buena megafonía y poco másEstoy segurísimo que le gustaría mucho a la gente pero las cosas están mal, pero si alguien se anima y me echa una mano me embarco mañana mismo». No tengo la menor duda.
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