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En vísperas del poder absoluto

Luis Sanz / EFE

Viernes, 17 de julio 2020, 11:03

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El PSOE, que durante estos quince días ha advertido de agendas ocultas, privatizaciones, recortes y, como llegó a decir Rajoy, de la llegada de "todos los males del infierno", ha resumido todas esas profecías en una llamada desesperada al voto para frenar "el poder absoluto".

Han sido varios los dirigentes socialistas que han utilizado hoy esa expresión en sus actos electorales del último día de campaña -tras leer esta mañana a su jefe y candidato en un diario, eso sí- y no parece que estén exagerando demasiado.

De cumplirse lo que predicen las encuestas, el PP reunirá tras las elecciones el mayor poder político que haya tenido un partido en España desde la transición democrática: el Gobierno nacional, la inmensa mayoría de las comunidades autónomas, miles de municipios, numerosas diputaciones... Si usted pregunta, casi con toda seguridad el presidente de su comunidad de vecinos será del PP después del domingo.

Ese día tendremos que seguir mirando la prima y el IBEX-35, ya que la crisis financiera sigue su curso en paralelo a la campaña pero, como ha recordado hoy Zapatero, sin conseguir tumbar a España.

El presidente del Gobierno, que cerraba un círculo volviendo a León, ha vuelto a reprochar al PP su falta de ayudas y ha presumido de haber conseguido que España no haya tenido que pedir el rescate que el PP "se ha pasado -ha dicho- dos años esperando".

El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, pide la unión de las tribus de izquierdas contra el poder del "monopartidismo" que auguran los oráculos.

"El partido no ha comenzado. Comienza a las nueve de la mañana del domingo. Ahora estamos 0-0", ha dicho Rubalcaba.

Pero si algún seguidor de la saga de El señor de los Anillos u otras aventuras épicas identifica el poder absoluto con poderes ocultos, se equivoca y ahí está Mariano Rajoy para ponerle los pies en el suelo.

Hoy ha advertido de que "no conviene engañarse", que las cosas no se arreglarán de la noche a la mañana y que no amanecerá el lunes "con todo en orden por arte de magia".

El candidato del PP, aunque está convencido de que España volverá al lugar que le corresponde, insiste en que hará falta mucho esfuerzo porque "nada es gratis" y "nadie regala nada".

Pero ni siquiera Rajoy conseguía rebajar la fiesta y el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid parecía esta noche el estadio del Celta o del Manchester City.

Todo azul celeste para celebrar por anticipado, y ya sin disimular la euforia, una victoria electoral que se presume holgada.

"Aquí todos somos guapos", ha llegado a decir María Dolores de Cospedal, lo que da idea del nivel de optimismo en el PP.

Menos mal que otra vez Rajoy ha rebajado las expectativas: "No tengo intención a estas alturas de mi vida de presumir de nada".

"No soy mejor que nadie, pero tampoco peor que ninguno; pondré mi alma en cada cosa que haga", ha confesado a sus fieles.

Mientras tanto, otros están en batallas nada épicas ni absolutas.

Cayo Lara, de IU, ha acusado a los socialistas de haber sido quienes han conjurado el advenimiento de ese poder de la derecha y, por ello, ha vuelto a insistir en que solo su formación está capacitada para reclamar el voto de la izquierda.

También la candidata de UPyD a la presidencia del Gobierno, Rosa Díez, ha pedido un último esfuerzo para no resignarse a "la mediocridad".

Según Josep Antoni Duran Lleida, "la única respuesta a la ola del PP, de resistencia y dignidad nacional, pasa por agrupar todos los votos catalanistas" y eso sólo es posible votando CiU.

"Para bien o para mal, en España está todo decidido. En Cataluña, no", ha asegurado el cabeza de lista de CiU.

También el PNV ha obviado a los del poder absoluto en su cierre de campaña y su presidente, Iñigo Urkullu, ha preferido sacudirles a sus rivales directos, como el lehendakari, Patxi López, y los socialistas vascos.

De ellos ha dicho que, tras hacer campaña en Valladolid, Santander, Mérida... han recalado en Andalucía. "¡Olé por ellos!".

Pues olé.

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