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Llegó la hora de la verdad. Partido oficial, puntos y clasificación. Atrás queda una pretemporada salpicada de fichajes ilusionantes y resultados menos pomposos. Pero el camino a Primera División arranca esta tarde (18.00 horas). Y eso es lo que vale.
Las expectativas puestas en el equipo son totales. Bajo el manto protector de Valerón, un fichaje que no admite debates y que termina por disparar la candidatura de la UD, la valoración es unánime: hay equipo para todo. Calidad, cantidad y experiencia a falta de lo que queda por venir. Sergio Lobera pilota una de las naves punteras de la categoría y, tras dejar el listón alto el curso pasado, ahora la misión exige el máximo. A la altura, por otra parte, de la historia y el escudo de un club que lleva doce años, demasiados, lejos del lugar que le corresponde.
El técnico dice tener un plan definido, aunque en las semanas de ensayo ha probado varias posibilidades tácticas abriéndose al acordeón que le ofrecen sus hombres. Indiscutible Barbosa, en defensa, porque tampoco hay mucho más que elegir, la línea de cuatro Aythami-David García-Deivid-Atouba parece anunciada. De ahí para adelante, pendientes del muslo derecho de Valerón, El Flaco es innegociable junto a Momo y Nauzet. Hernán o Vicente para el sostén defensivo y Tato o Délev o como boya abren las quinielas. Javi Castellano y Chrisantus, sancionados, lo verán desde la grada. Tampoco es muy predecible la pizarra: si se tratará de un 4-4-2, 4-2-3-1 o 4-1-4-1. De admiten apuestas. De todo se ha probado. Y con efecto dispar.
El calendario ha querido que el primer adversario llegue sin aureola. Un Deportivo depreciado, en el alambre por su zozobra económica, con Fernando Vázquez publicitando sus miserias. Razón no le falta, porque Riazor ha sido un manicomio desde que se certificó el descenso a Segunda del equipo gallego. Deudas, proceso concursal, nervios evidentes, salidas obligatorias, otras deseadas que no se dieron (Aythami Artiles)... Pero saltarán once a competir y no conviene abandonarse. Todo lo contrario.
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