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Emocionante aunque convencional 'biopic'

Martes, 19 de enero 2016, 11:10

«El pollo tiene hormonas femeninas, por eso los hombres cuando comen ese pollo tienen una desviación en su ser como hombres», dijo Evo Morales sin encontrar a nadie que le llevara la contraria en Ia Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y la Madre Tierra en 2010. Un argumento tan peregrino como ese podría ser válido para darle explicación a la poco creíble transformación del amante esposo Einar Wegener en la delicada y sofisticada Lili Elbe en la película La chica danesa, del realizador británico Tom Hooper (El discurso del rey, Los miserables).

Esta metamorfosis es la que se narra en esta cinta basada en la historia real de la primera persona que se sometió a una intervención médica para cambiar de sexo y que también plasmó en una novela David Ebershoff.

Eddie Redmayen, ganador de un Oscar por su papel de Stephen Hawking en La teoría del todo (2014), da vida a un joven que, tras seis años de feliz matrimonio, descubre su feminidad posando con ropas de mujer para su esposa, la pintora Gerda Wegener (Alicia Vikander). Sus interpretaciones, junto a la preciosista ambientación, son lo más valioso de este biopic emocionante aunque tan convencional como un telefilme dramático de sobremesa.

Quizá sea su vocación comercial la que se esconda detrás de su principal tara: no explicar el impulso del protagonista de ser mujer.

La posibilidad de pasear el flequillo por la frente con una suave caricia o de cubrir el cuerpo con camisones de seda no parecen motivos suficientes que justifiquen esa transformación.

En la cinta, el protagonista parece desear transmutarse para convertirse en un objeto de su propio deseo y el de los hombres. ¿Es posible que alguien quiera meterse en ese gran berenjenal para ser una preciosa mujer florero? Y, sobre todo, ¿es posible que esa sea la principal motivación de un hombre que exhibía públicamente su apasionado amor hacia su mujer? Algo no cuadra en esta superficial versión de la historia. Quizá este discurso sea el más conveniente para una sociedad que aún se rebela cuando la mujer irrumpe de forma inopinada en la escena pública.

A pesar de ello, la película logra emocionarnos con las rotundas actuaciones de sus protagonistas y hacernos gozar con las sofisticadas prendas que el diseñador canario Paco Delgado exhibe en la gran pantalla. De hecho, la que suscribe, con tal de calzarse uno de sus modelitos, se convertiría en lo que haga falta.

Es un decir.

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