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El retorno de D. Manuel Campos Padrón

Jueves, 1 de enero 1970

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La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria vivió, el pasado lunes 14 de diciembre, uno de esos momentos que tanto la han señalado e identificado a lo largo de esos 240 años de existencia ininterrumpida que cumplirá el próximo mes de febrero. Fue un encuentro grato, intenso, afectuosísimo donde podemos hablar de esa Gran Canaria de toda la vida que se dio cita para recordar y homenajear la memoria de uno de los más ilustres comerciantes de la calle Mayor de Triana de todos los tiempos, Manuel Campos Padrón (1875-1950), que hizo época y dejó marcada su impronta no sólo en esta «calle del comercio, donde ofrece/ el cálculo de sus glorias oportunas;/ donde el azar del agio se ennoblece/ y se hacen y deshacen las fortunas», como oportunamente cantan los versos de Tomás Morales, sino en toda una ciudad a la que dedicó con el mismo ahínco emprendedor muchos de sus mejores años ya fuera desde el Ayuntamiento, donde estuvo como concejal en tres ocasiones y se ocupó tenazmente de asuntos tan ineludibles entonces -y ahora- como el abasto de aguas y el asfaltado de la carretera del puerto y lo pongo con minúscula para señalar, una vez más, que nunca fue nombre de esta vía, sino descripción técnica de la misma, que cuando se rotuló por primera vez pasó a denominarse por tramos León y Castillo y Albareda, pasando años más tarde una parte de Albareda a denominarse Juan Rejón, en recuerdo de quién fundó la ciudad-, o desde la prensa en la que siempre hizo constar sus ideas y sus propuestas sin someterse a ningún interés o disciplina, sólo sometido a su consciencia y a su visión efectiva de los asuntos, lo que hizo que pronto se hicieran muy leídos aquellos artículos que aparecían firmados con el seudónimo de El Concejal Populachero, o que se embarcara en la aventura de crear un periódico Acción que saliera a la calle entre 1935 y 1939, al que el periódico El Radical contestó a su saludo, el mismo 17 de abril de 1935 y dijo que «magníficamente informado, ágil de forma y de fondo, el nuevo periódico tiene una cabida honrosa y honradora en la prensa local.» Ahora la figura señera, respetada y siempre querida de D. Manuel Campos, como lo conocían popularmente sus coetáneos, de ese grancanario que se hizo a sí mismo desde nada la más absoluta, que representa bien el carácter emprendedor y de resiliencia que a través de los siglos señaló a las gentes de esta isla y gracias a lo cual se pudo salir de momentos extremadamente difíciles en los que el futuro y el progreso insular estuvo verdaderamente comprometido, a la vez que salir fortalecidos y alcanzar un estado de excelencia profesional y personal que dio prestigio e identidad a la isla, retorna de nuevo a su querida Triana comercial, a su Vegueta de procesiones y vetustos templos parroquiales, a la isla por cuyo progreso tanto dio en lo material y en lo intelectual, de la mano del Fondo Bibliográfico y Documental Manuel Campos, fundado en su memoria y homenaje por su nieto Manuel Campos Gómez que, en colaboración con la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, ha editado un magnífico volumen biográfico obra del historiador y profesor Javier Campos Oramas y de la documentalista y Técnico en Empresas y Actividades Turísticas María Reyes García Gómez, que fue acogido con enorme interés e intensos aplausos en la concurridísima e inolvidable velada de su presentación en la Real Sociedad Económica. Un grueso volumen de más de quinientas páginas, profusamente ilustrado, en el que a través de este ilustre personaje de la historia reciente de Gran Canaria surgen situaciones y otros personajes que son vitales para conocer y entender de verdad la primera mitad del siglo XX isleño; personajes y asuntos que merecen un estudio detenido, como el que María Reyes García Gómez propuso en relación con el establecimiento y vida azarosa del Banco de Cataluña en Canarias, una empresa que tantos desvelos produjo a D. Manuel Campos. Algo que también contribuyó a centrar perfectamente y a dejar muy definido en su presentación el Diputado del Común, Jerónimo Saavedra Acevedo, que hizo de su intervención amena, jugosa, oportuna, una verdadera proclama y un verdadero prólogo de todos los valores de la obra que trascienden más allá del ya alto interés biográfico que recoge. Y es que, como bien subrayó Jerónimo Saavedra, en estas páginas revive toda una época, todo un mundo insular en unos momentos especialmente brillantes como las dos primeras décadas del siglo XX, todo un conjunto de personajes riquísimos para conocer no sólo lo que aconteció, sino el propio ser y sentir insular. En fin una obra tan extensa como intensa cuya lectura aportará no sólo una multitud de datos imprescindibles para un mejor conocimiento de nuestro entorno, sino gratas satisfacciones pues en ella encontraremos reflejada muy directamente la sociedad y el orbe más cercano a la mayoría de los grancanarios actuales.

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