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El primer turista de Maspalomas

Viernes, 10 de mayo 2013, 14:43

Habría que decir mejor el primer turista conocido de Maspalomas, pues estoy plenamente convencido que este sugestivo y legendario paraje de Gran Canaria, que Néstor Álamo canto como «la gloria de mi tierra», era conocido y disfrutado por un primigenio y anónimo turismo, tanto interior, como foráneo, en tiempos que se pierden en la noche de los tiempos, que disfrutó de los enormes atractivos y posibilidades para descansar, para olvidarse de cualquier pena o problema, que brindaba aquel entorno de la «Punta de Maspalomas», un verdadero monumento natural que junto con otros como el Roque Nublo, el agaeteño Roque Partido-, o el Pico de Bandama, siempre ha sido verdadera seña de identidad a la que la isla no puede renunciar. Y me refiero al genovés Cristóbal Colón como el primer turista conocido de Maspalomas, aún a sabiendas que por allí también pasaron navegantes mallorquines, que antes habían recalado por la Bahía de Las Isletas y por el Castillo del Romeral o, aunque quizá con otras intenciones, el caballero galo Gadifer de la Salle del que Viera y Clavijo recuerda como, al tratar de entrar en la isla, sus naves «transitaron a hacer aguada en la ensenada que se llama de Mas Paloma». Pero con el paso de Colón por este enclave referencial de la Gran Canaria aquel 24 de mayo de 1502 Maspalomas, como luego le ocurriría a la misma América, se puede decir que entra definitivamente en la historia grande de la humanidad, pasa a ser capítulo ineludible en el devenir de este enclave atlántico y de las relaciones entre tres continentes, un mundo de encuentros y cosmopolita que con el turismo actual, el de sol y playa, el de congresos ó universidades estivales, el de salud o el deportivo, el de arte y cultura, encuentra el camino de su máxima expresión que, en un futuro, debe consolidarse no sólo por la cantidad, sino por la calidad de su oferta y de sus posibilidades, simbolizadas por ese histórico paraje de dunas, charca y palmeral, con su variadas y ricas manifestaciones vegetales y zoológicas en el enclave de la antigua Punta de Maspalomas. El propio hijo del Almirante de la Mar Océana Hernando Colón recuerda en su Historia del Almirante aquella atractiva estancia en la idílica ensenada sureña, al rememorar como, tras llegar a Las Isletas el 20 de mayo de 1502 «el 24 pasamos a Maspalomas, que está en la misma isla, para tomar el agua y la leña que eran necesarias en el viaje. De aquí partimos la noche siguiente hacia la India con próspero viaje», tras aquel reconfortante descanso en el sur de la isla. Algo que también le ocurriría al mismísimo y célebre cartógrafo Juan de la Cosa que dos años después, en 1504, llegaba a la isla y se dirigía a un «puerto o ancón que se llama Maspalomas, e hicieron camaje e tomaron agua e leña», como también camino de su parada en Arguineguín por esa Punta grancanaria pasaría en 1595, tras atacar la fortaleza de Las Isletas, el corsario inglés Francis Drake. En fin, un viaje, unos viajes que permiten también hablar de Maspalomas, como ya propuso el inolvidable profesor Morales Padrón, como «tierra de adioses», pues en aquella ocasión «el último adiós que Colón dijo a la tierra europea lo dijo aquí, en Maspalomas. Nos imaginamos ahora a un niño contemplando estos escenarios. Por eso Maspalomas tiene un gran valor», pero adioses que tiene sentido de encuentro permanente del que se va y del que llega, como ocurre con el turismo. Un espacio que debe ser, así, definitivamente resaltado ante el mudo como «espacio colombino», como «un foro permanente de debate político, económico y social con vocación internacional, donde la educación y la cultura son el nexo entre la realidad multicultural de este municipio, en el que residen personas de 109 nacionalidades diferentes y los países de procedencia, así como para quienes hayan elegido San Bartolomé de Tirajana y su marca turística Maspalomas Costa Canaria para pasar temporadas», según señaló el propio Ayuntamiento tirajanero con motivo de los eventos que conmemoraban el V Centenario del fallecimiento de Colón, el primer turista conocido de esta ya consolidada marca turística que tiene su máximo referente en unas dunas, en un palmeral, en una charca, entre el sol, las arenas y el cielo azul, que es la gloria de esta tierra, ¡Maspalomas!.

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