El meteórico ascenso del reponedor
Joel Daniel Freeland (Farnham, Reino Unido, 7/2/1987) iniciará su estadía en la NBA el próximo jueves (6.30 horas, 22.30 en Oregón) frente a Los Ángeles Lakers. El británico, que gastó suelas en La Vega de San José, alcanza la cumbre de una carrera marcada por el esfuerzo humilde del pívot.
Freeland es el primer jugador con escala en las categorías de formación del Gran Canaria que debutará con una franquicia de la NBA. El interior británico fue captado por Roberto Orellana, hoy director de la Canarias Basketball Academy y en aquellos tiempos en nómina claretiana como ojeador. Orellana le localizó en un Europeo Júnior B jugando con Inglaterra. Freeland, en principio con un rol más modesto, aprovechó la baja de Daniel Clark, hoy en Estudiantes, para emerger y destacar.
El jugador de los Trail Blazers de Portland enfocó en su adolescencia un universo personal consagrado al baloncesto. Había dejado los estudios en su Farnham natal y trabajaba de reponedor en un supermercado. «Quiero ser profesional», descerrajó en los oídos de su padre. Éste, impertérrito, le ofreció un pacto. Un año para intentarlo. Si no, vuelta a la rutina. Y así llegó Joel Freeland a La Vega de San José. Fue el pionero de un proyecto iniciado ese año con Armando Guerrero y Víctor García al mando de la cantera, y Roberto Orellana como director de la recién inaugurada residencia del club. «Vino con sus padres a probar un martes y el domingo ya había fichado por nosotros», cuenta Armando Guerrero, quien le dirigió aquel año en el equipo EBA. Y solo un año después fue elegido en el 30 de la primera ronda del draft por los Portland Trail Blazers tras participar en el Eurocamp de Treviso.
Freeland se incorporó a la pretemporada del equipo EBA, iniciada dos semanas antes. «Estaba verde en conceptos tácticos. Físicamente estaba muy bien, pero tácticamente no traía casi nada en conceptos defensivos. Le costó amoldarse un par de meses, incluso vomitó el primer día de trabajo a los 20 minutos de la carga que le dio Eusebio Bautista, el preparador físico», cuenta Armando Guerrero.
Diciembre de 2005 fue el punto de inflexión. A las 9.00 horas del día 22, Gran Canaria y Akasvayu Girona se enfrentan en el Telde dentro del circuito sub 20. En el cuadro gerundense Rafael Hettsheimeir, uno de los nombres más pujantes del momento y con contrato en la actualidad con el Real Madrid. «Freeland se lo tragó. Aquel día se produce una explosión, y Joel hace un partidazo. Un antes y después en su etapa en el club», afirma Guerrero, su entrenador entonces.
El interior británico estudiaba castellano cada día, una ocupación que compatibilizaba con tres sesiones de trabajo por jornada; individual, físico junto a Bautista, y con el EBA.
Así hasta que asciende al primer equipo en 2006. Justo después del Draft y de destacar en Treviso. «Hay un momento fundamental en su trayectoria. Él ya venía trabajando con el equipo ACB, mostrando buenos movimientos, capacidad para el tiro. Pero le faltaba algo. Entonces Salva Maldonado le pide que se meta en la pintura y se pegue con los grandes, que gane carácter ahí», afirma Himar Ojeda, director deportivo de Estudiantes y segundo entrenador en el Gran Canaria aquella temporada.
Eclosión. Eso sucedió hace seis años, tras eso vinieron seis temporadas en la ACB, tres con el Gran Canaria y tres con el Unicaja de Málaga. 179 partidos y una progresión extraordinaria.
Freeland llega a Portland seis años después de ser elegido en el draft. Tras abonar 1.500.000 dólares de cláusula de rescisión a Unicaja (el equipo malacitano abonó 230.000 euros en su día al Gran Canaria) firma un acuerdo con la franquicia de Oregón por tres temporadas a razón de nueve millones de euros globales.
Casi cerrada la pretemporada, Freeland ha empezado a tener protagonismo en el equipo de Terry Stotts, anotando 11 puntos ante Utah Jazz en uno de los encuentros: «Joel se está adecuando muy bien a Portland y al equipo. Está muy contento de su primer mes de experiencia allí, justo como esperábamos», traslada su agente Falo Calvo.
Joel Freeland convive en la rotación de los Portland Trail Blazers con LaMarcus Aldridge, pívot que fue escogido por los Chicago Bulls en la segunda posición del draft de 2006, el mismo en el que emergió el británico, y traspasado a los Por-tland Trail Blazers por los derechos de Tyrus Thomas, cuarta elección del draft. El italiano de los Toronto Raptors Andrea Bargnani fue la primera elección de aquel draft.
En aquella generación, en la que por ejemplo estaba Rajon Rondo, la actual estrella de Boston Celtics, figura el tinerfeño Sergio Rodríguez que, tras ser seleccionado por los Phoenix Suns, fue traspasado a Portland. En los Blazers, Freeland tendrá otro compañero novato también conocido, el español Víctor Claver.