El Gáldar se queda sin su emblema: Néstor
Más de quinientos goles y centenares de partidos después, Néstor Gómez ha dicho adiós al Gáldar, su equipo en los últimos doce años, que se dice pronto. El club ya había había notificado al jugador, meses atrás, la decisión de no renovarle, para sorpresa general. Con todo, él se despide con la cabeza alta. «Dejo al Gáldar en Primera. Eso es lo importante».
Néstor Gómez (Las Palmas de Gran Canaria, 1975) vive sensaciones inéditas. Tras media vida en el fútbol sala y el reconocimiento unánime de todos por su rendimiento, ahora está en sin equipo, con un futuro lleno de incógnitas. Y todo porque el Gáldar, el club en el que ha militado catorce años sumando dos ciclos, ha optado por prescindir de sus servicios. En la campaña recién finalizada tuvo presencia testimonial en las alineaciones, con minutos sueltos en la cancha. Aún así se las apañó para firmar ocho tantos y colaborar con la permanencia en la máxima catgeoría. Se va sin rencor. Los que esperaban quejas y acusaciones de su parte se equivocan.
«Que esperaba más del club... Pues sí, no puedo decir lo contrario. Lo he dado todo por estos colores y, a nivel personal, he vivido una temporada muy dura. Puedo entender que dejen de contar conmigo, pero me lo anunciaron con mucha antelación, como si todo eso no atendiera a motivos estrictamente deportivos. Yo tengo la conciencia tranquila. Y el aprecio de mis compañeros, de la afición. Me he dejado la piel, he sufrido en silencio y, cuando me han dado minutos, moría por cada pelota, lo daba todo. Ahora todo se ha acabado por decisión del club y respeto. Les deseo mucha suerte», dice.
De Suso Méndez, entrenador vitalicio del Gáldar, palabras protocolarias: «Me dijo que todo tiene un principio y un final. Delante del vestuario me dirigió buenas palabras en mi despedida. Y punto. ¿Podía haber hecho más por mí? Bueno, eso no tengo que contestarlo yo».
Néstor tiene mirada melancólica. Con cuerda para seguir («mi edad es ya estimable para seguir compitiendo pero he vivivo por y para el deporte y me encuentro a tope»), no descarta alargar la carrera fuera de Canarias. Su cartel impoluto le ha granjeado una fama insuperable más allá del Archipiélago, aunque su familia, lo que privilegia por encima de todo, tendrá «la última palabra».
«Doy clases de técnica a los niños en el Arenas, me acabo de sacar los estudios de quiromasajista... También pienso en mi futuro fuera de la competición, pero aún es muy temprano. Quiero una estabilidad económica y estoy abierto a lo que me pueda surgir», añade. Con todo, Néstor se ha ganado un sitio en la historia del deporte canario. Eso nadie se lo podrá quitar.