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El final de una dura humillación

El final de una dura humillación

Jueves, 1 de enero 1970

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Un día como hoy, hace diez años, España se colocaba en la vanguardia de los derechos sociales al entrar en vigor la ley que permitía el matrimonio entre parejas del mismo sexo. "Fue un día muy grande", recuerdan Pino Santana y Reyes Lázaro. Ellas se casaron en 2008, son felices y acogen a cinco niños.

De vacaciones en el complejo Parque Cristóbal, en el Sur de la isla, y acompañadas por los cinco niños que tienen en acogida, Pino Santana Díaz (57 años) y Reyes Lázaro Ramírez (52 ) aseguran que el matrimonio igualitario ha logrado derribar mitos muy extendidos en la sociedad. Esa conquista social que ellas convirtieron en realidad celebrando su boda hace siete años, "no fue fácil". La travesía que debieron soportar de prejuicios, ocultamiento y humillación, "fue muy dura", afirman.

"Nos conocemos desde hace veintisiete años", apunta Pino, "y nuestra realidad se hizo visible cuando tenía cuarenta años". "Antes no era capaz de hablarlo o decirlo a los más íntimos; todo era miedo", afirma.

"Llegamos a perder la amistad durante diez años cuando ella me comentó que era lesbiana", añade Reyes, señalando que rompió con quien es hoy su pareja porque no lo podía permitir, "la sociedad era muy cruel; se humillaba a la lesbiana por el solo hecho de serlo, nos decían que éramos distintas, y nosotras no somos distintas, somos como el resto de las personas", indica.

Pino reivindica mayor visibilidad para el matrimonio igualitario. «Nosotras mismas somos muchas veces las que no lo mostramos como realmente es, cuando la visibilidad tiene que estar presente en toda circunstancia, con normalidad». "Yo siempre digo que estoy casada, y cuando me preguntan como se llama mi marido, respondo con naturalidad: no, mi mujer", comenta.

Ellas vivieron la llegada de la ley del matrimonio homosexual como un gran regalo. Lo recuerdan con emoción. "Ese día lloré", dice Pino. Para Reyes su alegría es ver ahora a chiquillas besándose sin miedo, con libertad.

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