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Canarywood. El 'plan b' de López

Lunes, 28 de mayo 2007, 03:22

Juan Fernando López Aguilar tomará la iniciativa para montar el Gobierno de la región. El liderazgo de las urnas, con 26 diputados, le confiere autoridad moral para ofrecer a CC un pacto de legislatura que, en gran medida, obtendría su réplica en las generales previstas, incialmente, para marzo.

Pero el camino de López Aguilar va a estar cargado de obstáculos. Paulino Rivero no se lo pondrá fácil por dos razones: también quiere ser presidente y ATI querrá evitar que un canarión asuma la jefatura del Ejecutivo. Otro de los hándicaps del PSOE (anoche saciaba, por fin, 15 años de sequía) reside en la debilidad del PP. La pérdida repentina del poder aboca a José Manuel Soria a una posición de entrega absoluta y a un canje del Ayuntamiento santacrucero y del Cabildo tinerfeño.

Los nacionalistas han hecho, pues, rehén a Soria de su yugo político para gestionar Canarias y ahí López Aguilar tendrá que administrar muy bien sus pasos para convencer a las bases de CC de que oponerse al partido más votado y al partido que gobierna en el Estado, puede suponer un enorme riesgo para los capítulos que deberá escribir las Islas en los próximos meses, como el Tratado de la Constitución Europea del que cuelgan la casi totalidad de las ayudas y exenciones.

No obstante, López Aguilar ya preveía ese escenario. Él y sus asesores fueron de los pocos que pronosticaron un resultado como el de anoche (a punto estuvieron de clavar los 28), de ahí que haya que darle un margen de confianza para persuadir a CC de que los canarios han querido que el PSC sea el partido con más escaños. López Aguilar puede tener un plan b orientado a fraccionar CC en varias piezas. Le faltan cinco diputados para la mayoría absolulta; de nuevo, CC hará girar la noria de las concesiones a las islas menores, pero ¿y si esa rueda la ejercitan los socialistas? Ojo a AHI, API o AM, donde podría abrirse un panorama singular, con sorpresas relevantes que obligarían a la refundición de CC, como Gran Canaria (con una debacle absoluta), donde no valen las medias tintas y donde muchos tendrá que presentar la carta de jubilación.

La segunda opción va a requerir la unidad plena del Partido Socialista, sin fisuras, sin dobles lenguajes, sin renglones torcidos, sin trampas. El partido merece ser dirigido por todos los que han contribuido al éxito electoral y que podrían incidir en la nueva victoria de las generales. La negociación sólo acaba de empezar. Hay municipios majoreros o palmeros en el aire; hay también que saldar deudas con la Justicia por presunta corrupción; queda tanto por determinar que un acuerdo CC-PP puede generar un vendaval de insoportables consecuencias. De esos acuerdos depende la estabilidad canaria.

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