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Caddy Adzuba: «La violencia sexual contra las mujeres es un arma de guerra»

La periodista congoleña, premio Príncipe de Asturias a la Concordia, visitó Casa África para explicar los proyectos con los que ha logrado minimizar la discriminación de las mujeres en su nación. Critica que desde occidente solo se preocupan de forma espuria por su país.

Jueves, 16 de julio 2015, 21:42

Es jurista y periodista. ¿Fue el impulso de hacer justicia la que le hizo unir esos dos caminos?

Mi idea inicial era ser jurista. Cuando terminé el colegio me fui a la facultad a estudiar Derecho, pero la fuerza de las cosas, la situación, me llevo al periodismo. Nunca he estudiado periodismo pero la práctica me ha llevado a serlo. Esa necesidad de hacer justicia es la que me llevó hasta aquí.

Desde su posición en los medios de comunicación abandera varias propuestas para visibilizar de una forma didáctica los problemas que existen en la RDC...

Algunas como el proyecto impulsado por distintas mujeres periodistas de la provincia de Sur Kivu. Adoptamos esta idea porque hacia falta tratar temáticamente el problema de las mujeres en nuestra región. Lo que nos preocupaba en ese momento era afrontar los crímenes sexuales que estaban ocurriendo; hoy en día, además de ese problema, trabajamos en otros temas que afectan a la mujer como el acceso a la justicia, la educación o la salud. Y nos preocupa mucho formar a las mujeres para que empiecen a tomar parte en temas donde haya tomas de decisión. En reconstrucción postbélica, donde haya negociaciones para resolver los distintos conflictos del país, por eso queremos formar mujeres lideresas.

Sus primeros pasos en la comunicación fueron impulsados por su preocupación de la violencia sexual contra las mujeres en el Congo. ¿Qué relieve tiene este tipo de violencia en la problemática de su país?

Mucho. La magnitud de los crímenes que había es lo que nos hizo crear la asociación. Empezamos a ser conscientes de que el uso de la violencia sexual es un arma de guerra. Y las consecuencias son terribles para la sociedad. Todo el mundo cerraba los ojos y se convirtió en un tabú, mientras las mujeres continuaban muriéndose por sus consecuencias. En nuestras propias redacciones no se nos permitía hablar de lo que estaba pasando ni hacer alusiones sobre la violencia sexual.

¿Por eso crearon Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este del Congo de la que forma parte y es casi una portavoz internacional?

Gracias a ella tenemos emisiones temáticas con ese aspecto. Hacemos programas específicos que luego colocamos en diferentes emisoras de radio. Compramos la franja horaria. Así comenzamos a usar la radio de otra manera, porque estos medios comunitarios son servicios públicos en los que hacemos partícipes a la gente de las zonas rurales. El otro objetivo que tenemos es formar un vivero de mujeres periodistas que hasta entonces tenían un rol secundario. Tenían un título de periodismo, pero cuando llegaban a la radio las ponían en recepción a servir café o a leer comunicados simplemente para que hubiera una voz femenina. Pero no las enviaban a elaborar informaciones.

¿Qué percepción tiene del conocimiento en el exterior de la situación de su país, de eso que llama guerras en espiral?

En Europa el conflicto de la República Democrática del Congo se ve como otra guerra más. Otro país africano en guerra. Se hacen estas afirmaciones sin detenerse a pensar cuáles son las causas del conflicto ni las consecuencias de las cosas que están pasando. No se analizan las dinámicas profundas del conflicto. Y ese es uno de los problemas principales en los medios occidentales. Me he dado cuenta de que no hay interés por recabar información, lo que percibo es que es una guerra que les da igual. Con una mirada muy superficial.

Define a su país como un saco. Con su población y sus recursos dentro. ¿Concibe la explotación de recursos como el coltán como uno de los motivos por los que no intercede la comunidad internacional?

Uno de los grandes problemas en el Congo es que las potencias internacionales tienen unos intereses que no son precisamente los de intentar regular y dar solución a largo plazo a nuestras guerras. Lo que realmente pasa es que se acercan por sus propios intereses y, sobre todo, por los de las grandes empresas. Lo que debían ser unas aproximaciones racionales en las que los intereses deberían ser legales y limpios, lo que hay una proximidad mezquina egoísta. Entonces no hay un juego limpio con la RDC. La política internacional está manchada con este egoísmo y este capitalismo que les lleva. Están dispuestos a sacrificar su vida por sus intereses. Esto explica que cuando se aborda el tema de las explotaciones ilegales no se habla de las minas, de los desplazamientos de población, de la violación de los derechos humanos o las violaciones de mujeres.

Una de sus críticas al periodismo internacional es que no se acerca realmente a las razones de los conflictos. Dice que ustedes lo que hacen es periodismo de paz. Defínalo.

Es un periodismo sensible con los derechos humanos. Los periodistas europeos no quieren hacerlo. Es perfectamente aplicable aquí. Por ejemplo, con el terrorismo. Si aquí hay terrorismo se puede aplicar ese modelo. El periodismo occidental se ha quedado en el modelo clásico. Es una vieja escuela, que no ha evolucionado nada, y que no habla realmente de los problemas que tiene la gente. Por ejemplo, para tratar la guerra del Congo solo se mira el número de muertos. Solo se atiende a cuáles son los actores y qué partes están en conflictos con su estadística de fallecidos. Hay que evolucionar para una nueva realidad.

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