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Arteaga, el árbitro de una generación de leyenda

El ascenso a la cúspide del arbitraje de Juan Carlos Arteaga está fuertemente vinculado a la mejor generación de baloncestistas que ha existido en España. El árbitro grancanario formó parte del trío que dirigió el tercer y cuarto puesto de los Juegos Olímpicos entre Rusia y Argentina. Y no estuvo en la final por motivos obvios.

Miércoles, 15 de agosto 2012, 00:10

Arteaga sabe lo cerca que estuvo de arbitrar en la final de los Juegos Olímpicos, ya que tiene suficientes indicadores para asegurarlo sin arrogancia. Pero acepta con espíritu gregario los detalles que lo impidieron. «Mi jefe entró al finalizar el partido y me dijo ‘felicidades por la final’. Todos nos quedamos mirándolo, como diciendo que era el partido por el bronce, a lo que él contestó que no me pudo dar la final y que yo sabía el motivo. Nos dimos un abrazo y fue para mí una satisfacción enorme. Para mí el objetivo estaba cumplido, porque deseaba que España estuviera en la final», rememora.

Además, lo fundamenta. «El baloncesto es mi vida, he sido jugador, entrenador y árbitro. Que España esté teniendo éxito es positivo para este deporte, atrae aficionados y espectadores. Yo entiendo que si Arteaga pita una final no va a atraer nadie, pero sí lo hará que la juegue la selección», subraya.

Es la segunda vez que Arteaga, que dirigió la final de la Copa del Mundo de Turquía en 2010, está en unos Juegos Olímpicos después de su presencia en Pekín en 2008. El árbitro grancanario conoce perfectamente las interioridades de la Villa Olímpica, y desde su cargo en la comisión delegada en la Federación Española de Baloncesto vivió el espinoso recorrido de España hasta la final con Estados Unidos. «Cuando hay unas expectativas altas también, las exigencias son altas. La gente no ve el día a día. Los Juegos son una competición muy dura, los demás equipos también compiten. Había jugadores con problemas físicos que no han llegado en su mejor momento; otros los han sufrido durante el torneo, como el caso de Marc Gasol o Sergio Rodríguez. Y esas cosas a veces no se trasladan al exterior y eso influye en el rendimiento de los jugadores», comentó.

El árbitro grancanario se siente, desde una observación muy modesta, un participante cercano al periodo de mayor reconocimiento internacional del baloncesto español, una generación marcada por sus éxitos en las canchas. «Así me siento, porque así me lo hacen sentir compartiéndolo conmigo. Esta generación de oro está acompañada de un árbitro de bronce, que es lo que yo soy. Así me lo transmiten desde la Federación Española, como los propios jugadores y el equipo técnico», significó.

¿Londres o Pekín? «No me gustan las comparaciones. La situación económica de ambos países y el contexto es muy diferente. En Londres me ha encantado, la facilidad en que la gente se desplazaba hacia los distintos sitios donde se disputaban las disciplinas con un ambiente espectacular», expuso.

Gran Canaria y el Mundial. Juan Carlos Arteaga, desde su posición en la FEB, no alberga dudas de los beneficios que tendrá la Copa del Mundo de 2014 en Gran Canaria. De hecho, indica que «el torneo se presentó en Londres y ha empezado a rodar. El nombre estuvo en Londres, se habla de las sedes y en las pantallas de la presentación salió el nombre de Gran Canaria», cuenta.

Arteaga, desde el testimonio personal que le concede su experiencia en muchos eventos deportivos de primer orden, no duda del éxito que es para la Isla estar involucrada en la Copa del Mundo. «Debemos empezar a entender el deporte con una marca. Y que arrastra muchas cosas, un impacto social importantísimo. El deporte es algo muy importante. Le da nombre a la ciudad, nos deja entrar en montón de hogares a través de las televisiones. Es algo importante para todo el mundo. Al final, hasta la gente que no le gusta se para a verlo, como la final entre España y Estados Unidos», afirmó. «No quiero adelantar cosas, pero tendré un papel en la organización», dice.

Agradecimientos. Juan Carlos Arteaga hace un repaso de agradecimiento a los apoyos que le han permitido mantenerse en la élite. Por su puesto, el primer lugar lo ocupa su familia «Mis padres, mi hermana, mi mujer y mi hijo» pero también destaca profundamente a la Escuela de Árbitros de Gran Canaria, un proyecto en el que se ha visto involucrado este año y del que habla con devoción. «Me ha dado vida y me ha rejuvenecido el apoyo que he sentido de los chicos de la escuela. Me han estado mandando mensajes para animarme y para apoyarme durante todos los Juegos. Ver todo el apoyo que me trasladaban me ha hecho sentir muy orgulloso, y me ha llenado el espíritu para ponerme en marcha. Porque uno ya no es tan joven, así que agradece esos estímulos muchísimo cuando está en esas situaciones», dice.

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