Arranquen p'al Pino
Me fui de vacaciones invitándoles a ir a La Rama y me incorporo haciendo lo mismo, pero ahora al Pino, que ya se sabe que el ser humano es festivo y precisa de esos momentos de liberación con los que sobrellevar los muchos de desazón que jalonan la vida. Entremedias, lo mismo, siempre igual. Bronca aquí y bronca allá, sin que nadie se haya preocupado de aplicarse un poquito de maquillaje, siquiera para disimular cuan inmovilistas son, cuan recalcitrantemente permanecen instalados en sus posturas sin dar pie a la búsqueda de encuentros, de entendimientos con las otras partes, rehusando al diálogo, traicionando, en suma, los preceptos básicos de un sistema democrático del que, paradójicamente, se jactan de ser primorosos valedores.
Empieza un nuevo curso político y lo único que se barrunta es más y más crispación y hasta cambio de las reglas de juego con el partido ya empezado. Todo muy genuinamente democrático. Con estas maneras y artes cómo no va a anidar en amplísimos sectores de la sociedad un alto grado de repugnancia con el nivel ético que impera en la política.
Arranquen p’al Pino, caminen un rato, que ya dice la tradición que en estos días todos los caminitos llevan a Teror, que allí está la fiesta mayor de Gran Canaria. Échense unos cantos y hasta un par de pizcos si les cuadra, porque, caballeros y caballeras, lo que vienen son más curvas.
Si ni siquiera en agosto, mes vacacional por excelencia, se han atemperado los enconos, qué decirles de lo que llega, más aún cuando entramos en año electoral. El ruido será todavía más ensordecedor y las autoexigencias éticas mucho menores de lo que acostumbran ser.
El petróleo que todo lo mancha, y que llegará, visto el empecinamiento del Gobierno central en seguir adelante con las prospecciones, ennegrecerá aún más el clima en las Islas. Hechos consumados, mientras prima el desprecio a la opinión mayoritariamente contraria en Canarias a la iniciativa, también el olvido a la aplicación de una tasa a las extracciones que repercuta en beneficio de esta comunidad o al desarrollo de una industria que complemente esa, parece que inevitable, al entender del Gobierno del Estado, actividad petrolera.
De la propuesta de reforma electoral comandada por el PP para que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada, concluir que, palabrerío al margen, lo que persigue es, pura y simplemente, la perpetuación en el poder, aunque ello signifique dinamitar el sistema de representación proporcional y democracia parlamentaria, además de hacer tragar ruedas de molino con un bipartidismo puesto en solfa por muchos.
Y de las luchas fratricidas por figurar en las listas electorales, constatar que según para qué, unos y otros acomodan los discursos a sus pretensiones, así un regeneracionista no duda en parapetarse en los anquilosados estatutos y el inmovilista en promover la participación de las bases. ¿El mundo al revés? No, es a lo que juegan.
Resumiendo, lo mismo, siempre igual, mientras la incertidumbre económica sigue planeando sobre las mayorías de las capas sociales.