Araujo, en un momento crítico
Lunes, 9 de marzo 2015, 00:35
Que Sergio Araujo no está, no es una novedad. En El Molinón volvió a pasar totalmente desapercibido. Jugó 60 minutos y lo único que dejó fue una chilena que se marchó muy alta. Ya son ocho partidos los que lleva el delantero argentino sin anotar gol y el peso psicológico de su sequía hace estragos. Desde aquel partido loco ante el Zaragoza en el Estadio de Gran Canaria, en el que anotó dos tantos, el ariete no marca. Dos meses, un periodo de tiempo demasiado extenso para un atacante.
Ya la pasada semana, Paco Herrera confesó su preocupación por la negativa racha del joven delantero. «Estamos perdiendo a un jugado muy importante para nosotros. Todos esperamos mucho de él. Hay que pelear por recuperarle, porque es distinto a los demás. Araujo está pasando un momento difícil, y donde antes había peligro, ahora no. Lo digo para que él reflexione y pueda encontrar las soluciones que ya tenía antes y las sigue teniendo», esgrimía el técnico catalán a la conclusión del encuentro con el Tenerife. Unos días más tarde, el propio futbolista reconoció que no estaba en su mejor momento, que la sequía goleadora le afectaba emocionalmente y desveló la gran ansiedad que le causa no marcar.
Pero el problema de Sergio Araujo no solo es el gol, pues en otros momentos de la temporada, el punta amarillo también tuvo escasez anotadora. Lo preocupante es que, antes, cuando no marcaba al menos producía mucho peligro en el área rival -llevaba una alta cifra de asistencias al término de la primera vuelta-, pero es que en los últimos encuentros el delantero del cuadro grancanario pasa totalmente inadvertido en el verde. Pelea y lucha, pero su producción ofensiva cada vez es más limitada.
Ayer, en Gijón, volvió a desaparecer y Herrera decidió comenzar a buscar alternativas. Ortuño, que volvió al equipo, espera con ansias su oportunidad, por lo que la sombra de la suplencia empieza a aparecer sobre Araujo. Tras el encuentro, el futbolista se duchó rápido y con los auriculares a todo volumen se subió a la guagua del equipo. Desatendió a los medios de comunicación, a los que dio plantón y con cara de pocos amigos se marchó de otro partido sin marcar.