80 cívicos años de iniciativas y turismo
Hace ochenta años la sede del Cabildo Insular de Gran Canaria, ubicada entonces en el edificio del Instituto de Enseñanzas Medias de la calle Juan de Quesada el actual rectorado de la ULPGC-, acogía el 26 de julio de 1934, festividad de Santa Ana, la patrona de la ciudad, una reunión que sería de gran trascendencia no sólo para la historia del orbe turístico insular, sino para la misma esencia de un espíritu cívico intenso que siempre impulsó a muchísimos grancanarios en la búsqueda del progreso y el bienestar de su isla y sus habitantes. Tras las intensas gestiones y la continua insistencia de personas como el inolvidable Domingo Cárdenes Rodríguez luego secretario durante muchos años de la junta directiva del centro y que en 1945 escribiera un alumbrador y valiente artículo bajo el título de El turismo es aún expresión más lírica que efectiva- para la creación de un órgano de promoción turística insular, al modo y manera que en esencia se habían constituido en 1910 y en los años de la Primera Guerra Mundial aquellas pioneras iniciativas que fueron la Junta de Turismo encabezada por el señor Conde de la Vega Grande y por Gustavo Navarro Nieto y en 1915 la Sociedad de Fomento y Turismo, que tuvo por primer y activo presidente a Carlos Navarro Ruiz y que tanto bebió en su inspiración de la obra Cultura y Turismo publicada cuatro años antes por Francisco González Díaz, por fin aquel día se logró reunir a un amplísimo número de personalidades grancanarias que escuchaban con atención al invitado para esa ocasión, el presidente de la Federación Española de Sindicatos de Iniciativas y Turismo, Francisco Vidal Sureda, que a tenor de las enormes posibilidades de todo tipo con que contaba Gran Canaria, y a la vista de la experiencia ya desarrollada en Mallorca, apostaba por la efectividad de esta industria para el progreso isleño y recalcaba la imprescindible necesidad de afrontar «una intensa labor de propaganda», pero todo aquello no sonaba a nuevo en la isla donde ya Néstor Martín Fernández de la Torre, desde periódicos y muy diversos foros de opinión, como la propia Junta Provincial de Turismo de la que era vocal, venía desplegando todo un sugerente movimiento de revalorización insular de cara a la promoción turística de la isla, ámbito en el que también estaban comprometidas otras personas como Domingo Doreste Fray Lesco, que resaltaba su satisfacción por el acuerdo del Cabildo de «construir un refugio en la Cruz de Tejeda, un regazo turístico, cómodo y contemplativo. El lugar va a adquirir la prestancia que merece. La isla se ensancha. Estamos de enhorabuena...» Quedó entonces constituido el Sindicato de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria bajo la presidencia de Federico León Santanach y personalidades como las mencionadas a las que se unían el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre, Emilio Ley Arata, con enorme experiencia en el ámbito de los transportes interinsulares, Fernando del Castillo, Tomás Arroyo Cardoso o Luis Doreste Silva entre otros muchos que, ante todo, crearon y dieron vida desde el primer instante a una verdadera corporación cívica, donde un espíritu de compromiso ciudadano era el principal aliento de sus trabajos e iniciativas, que de nuevo se refleja en la carta-editorial que en 1945 redacta el presidente Luis Piernavieja del Pozo para el primer número de la Revista Isla, el atractivo y de grato recuerdo órgano de difusión de esta entidad durante años y a través de diferentes etapas, al señalar como a través de aquella revista, que también supone «el final de una etapa y el comienzo de otra que exige la colaboración decidida y entusiasta de todos los buenos canarios», se daría a conocer «la voz del Sindicato de Iniciativas y el sentir y aspiraciones de la Provincia en este orden de cosas, abrogándose tal representación con plena conciencia de lo que significa y de las obligaciones que impone» Esta institución que tanto ha identificado a Gran Canaria y su orbe turístico a lo largo de sus 80 años de vida, y aún más pues se la debe tener como heredera directa de las experiencias pioneras de comienzos del siglo XX, tuvo su primera sede en la del Automóvil Club de Gran Canaria, creado en 1927 y que ya había manifestado, a través de Presidente accidental Laureano de Armas Gourié el «empeño decidido de esta Sociedad en contribuir a todo cuanto se relacione con el embellecimiento de nuestras vías de comunicación», pero a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado se instala en el que será su definitiva y más característica ubicación, el Pueblo Canario, siguiendo la estela del pensamiento de Néstor Martín Fernández de la Torre al ofrecer además una activa oficina de información turística que pervive en la actualidad. Años en los que también apuesta por traer a la isla una importante institución para la promoción del turismo a nivel internacional como era el Skal Club y en los que, por imperativo legal, cambia su nominación inicial por la que se le ha conocido definitivamente: Centro de Iniciativas y Turismo, CIT de Gran Canaria. Como ya señala el cronista Vicente Hernández Jiménez, en la historia del centro editada en 1994, «merced a sus desvelos y gestiones se crearon las bases de nuestro moderno desarrollo turístico; el crecimiento del turismo en esta provincia desde 1934 hasta la época actual, se puede conocer a través de la lectura de sus libros de actas y de la documentación de su archivo, que reflejan una labor tesonera y eficaz», por lo que hoy podemos considerar al C.I.T., en este su 80 cumpleaños, como un verdadero patrimonio histórico, institucional y cultural de Gran Canaria a preservar, estudiar y respaldar para que su ejemplo, su trabajo y sus iniciativas sean de cara al futuro el mismo efectivo motor de fecundas inquietudes cívicas que tanto provecho ha ofrecido a la isla.