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2014; …hace 425 años

Jueves, 2 de enero 2014, 00:00

Cada año nos llega cargado de esperanzas y de inquietudes, especialmente en los tiempos que atravesamos con enormes dificultades y sinsabores; arriba a nuestra vida cotidiana con muy diversas expectativas, entre propósitos y empeños, que luego veremos en que grado se cumplen; se nos presenta con la mirada puesta en el presente y en un futuro del que no sabemos si podemos esperar demasiado, pero también sin olvidar una mirada, aunque sea con el rabillo del ojo, al pasado, a esos tiempos de los que proviene, en mucho mayor medida de lo que estamos dispuestos a aceptar, la realidad que nos define y conforma nuestro devenir, nuestro ser y sentir. Pero también cada año se nos presenta matizado por acontecimientos, por aniversarios y efemérides globales o locales, por el recuerdo de instituciones, personalidades o eventos que, de una u otra forma, marcaron sustancialmente el acaecer de nuestra comunidad. Ello permite que cada nuevo año como ocurrió en 2013 con Viera y Clavijo, por ejemplo- tome un rostro peculiar y particular, una idiosincrasia propia, un rumbo que entre todos debemos contribuir a mantener en la dirección más correcta, poniendo lo que esté en manos de cada uno para sacarle el mayor provecho posible. Por desgracia, de muy distintas épocas del pasado isleño, guardamos una memoria que podríamos definir de «muy poco histórica», plagada, como mucho, de dos o tres ideas, la mayoría de las veces esteriotipadas, rancias y manidas, que poco nos pueden aportar a esa mirada enriquecedora e imprescindible al pasado del que provienen muchas de las instituciones sociales, políticas, económicas, culturales, tradicionales que moldean y definen el orbe insular actual. Es el caso del siglo XVI del que si acaso nos acordamos de los ataques de Drake y Van der Does que con ser trascendentales, aunque muchos autores no coinciden en el grado de trascendencia que tuvieron, no dejaron de ser breves y puntuales acontecimientos de unos días de octubre de 1595 y de junio-julio de 1599-, ó de los ciclos económicos de la caña de azúcar y de una vitivinicultura incipiente, cuando fue una centuria de un dinamismo que hoy nos resulta muy atractivo, sugerente e ineludible para la conformación de una correcta memoria histórica insular, vital en la génesis de ese espíritu y de esa vocación atlantista en la que hoy debe profundizar el Archipiélago cuando mira al futuro, elocuentísimo en la génesis de las corrientes culturales que, en el transcurso de los siglos, han dibujado una particular imagen de las islas ante la mirada propia y foránea. Fue precisamente en el siglo XVI, hará 425 años en 2014, cuando por una real providencia firmada en marzo de 1589 por el Rey Felipe II se creó una de las instituciones que ha vertebrado y protagonizado no sólo los orbes defensivos y políticos del Archipiélago, sino cuya actuación, en muy distintas circunstancias y épocas, trascendió a otros campos como el económico, el social e incluso el artístico y el cultural, dejando una amplia y sólida estela que se puede rastrear y palpar por todas las islas. Me refiero a la Capitanía General de Canarias cuyo aniversario se celebrará en los próximos meses con un amplio y atractivo programa de actos que se presentará oficialmente en los próximos días; una conmemoración a la altura de una histórica y trascendental institución como lo fue también en aquel siglo la creación de la Audiencia de Canarias, que durante mucho tiempo unió su destino a la de la Capitanía General, ya que los Capitanes Generales aunaban los cargos de Presidente de la Audiencia y de Regente, con sede principal en Gran Canaria, según disponía explícitamente la mencionada real orden-, que hará que, en buena medida, en Canarias debamos nominar al 2014 como «Año de la Capitanía General de Canarias», un tiempo a aprovechar para conocer mejor y en toda su extensión lo que supuso esta institución para la historia del Archipiélago, para reseñar el legado rico y diverso que dejó, para adentrarnos también en la importancia que tuvo y tiene en Canarias todo lo relativo a la «cultura de defensa», desde la posición geoestratégica importantísima que ocupa en el Atlántico. En todo ello, y como una primera lectura preparatoria para los eventos del 2014, sugeriría el magnífico y atractivo trabajo (ULPGC, 2001), fruto de su tesis doctoral, de la profesora e investigadora María Dolores Álamo Martell sobre la historia de los Capitanes Generales de Canarias en sus primeros siglos de existencia. Gan Canaria comienza el 2014 con esta oportunidad que no puede dejar pasar inadvertida, pues si los avatares de esta ineludible institución para la memoria histórica insular a través de cuatro largos siglos tuvo se génesis en Las Palmas de Gran Canaria, también la actuación de los Capitanes Generales, del orbe militar en su conjunto, permitió una serie de hechos, de disposiciones, de aportaciones, de vivencias incluso la génesis del periodismo canario está vinculada a este ámbito militar, pues no podemos olvidar que el primer periódico impreso de Canarias, el Semanario Misceláneo Enciclopédico Elementar (1785 - 1787), se debe al Comandante de Ingenieros de Canarias, el Teniente Coronel Andrés Amat de Tortosa- que ahora contribuyen a conformar y sustentar muchas de las más señeras páginas de la historia de Canarias.

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