La Tasca de Cristian
La carta se revela tentadora, que es cosa difícil. El producto es honesto y en la cocina, Cristian, el patrón, cumple con talento las expectativas del expectante comensal
Mario Hernández Bueno
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 9 de diciembre 2023, 23:22
La Laguna. Situada en una de sus calles que trasladan al XVIII, La Tasca de Cristian nada más entrar pone al comensal entre las mesas. Una mínima barra de servicio y un sin fin de de botellas y cachivaches, colgando por doquier, dan la impresión de una tienda de antigüedades en una casa con piso y techo de tablones. Hay más comedores. Son los cuartos de aquella vivienda de familia acomodada.
A la carta de platos se une una nevera-timbre, que exhibe lomos de vacuno viejo. ¡Y decidí el plato principal! Después sugiere tanto un foie-gras de pato mi cuit (14,50) como una descarada fusión: berenjena en tempura con brandada de bacalao y sirope de palma gomero.
Cuatro ensaladas de las que destaca una nada raquítica: pollo crujiente, brotes tiernos, mayonesa de miel, mostaza, cebolla frita, frutos secos y tomates (10,50). Constituye un hito escapar a la tristeza de tanta «verde» y tanta «mixta» y los tediosos aceite, vinagre y sal.
Cinco platos de pescado, del que luce muy bien el pez mantequilla ahumado con el perfume de trufa negra, mayonesa de sriracha, huevas de tobiko y peta zeta. Alardes de ingredientes y abrazos a los asiáticos sin dejar de reverenciar a la «Grandeur». Por ahí van los tiros: una de las predicciones de los «padres» de la Nouvelle Cuisine a principios de los pasados setenta fue un imprescindible acercamiento a Oriente. Y se han sido cumplido. Amen de que los buenos cocineros ya son artistas. Han abrazado las cocinas asiáticas con predominio de la japonesa; copiaron las técnicas, se hicieron con los ingredientes… y propusieron la «cuisine chinoise»; es decir, los menús largos y estrechos: un poco de casa cosa, los menús de degustación.
La carta se revela tentadora, que es cosa difícil. El producto es honesto y en la cocina, Cristian, el patrón, cumple con talento las expectativas del expectante comensal.
Ofrece platos del día y ordené para dos las vieiras a la plancha con un leve mojo; aquella curiosa ensalada y un steak de lomo alto, un kilo de simmental, madurado y bien asado con sus prosaicas (de luxe) papas fritas y los amargos-dulces pimientos del piquillo confitados.