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Las vacaciones también son sinónimo de gastronomía, ese eterno placer que en periodo estival se disfruta aún más. En agosto, además, miles de canarios optan por moverse entre islas, por lo que es el momento ideal para conocer un poco más algunos de los platos icónicos que podemos encontrar en nuestro destino, muchos de ellos elaborados con productos claramente identificables con el territorio en cuestión.
Empezamos la ruta por La Gomera, y lo hacemos en uno de los restaurantes más emblemáticos de la isla colombina. En la plaza de Los Eucaliptos de Las Hayas, encontramos el ya mítico Casa Efigenia, famoso entre otras muchas cosas por el puchero canario, el potaje de berros y, como no, por el delicioso almogrote. Un lugar con un encanto particular.
Volamos hasta la isla de La Palma y nos vamos a Casa Osmunda, en Breña Alta, donde encontramos una sólida carta de un local que cuenta con un sol Repsol y está presente en la Guía Michelin. Allí, donde combinan una cocina canaria tradicional con algunos guiños actuales y de fusión, además de los platos de temporada, encontramos un espléndido pulpo guisado y salteado con mojo rojo palmero acompañado de papas arrugadas. Un acierto.
Famara, una de las grandes joyas de Lanzarote, alberga un restaurante tan especial como lo es su entorno. Me refiero, claro, a El Risco, donde se saborea la plenitud del mar con un gozo casi ilimitado. Allí, entre un producto excepcional, es obligatorio pedirse los famosos chips de morena y batata de Lanzarote, una 'golosina' adictiva, realizados con morena, harina, gofio, aceite, sal, batata de jable, pimienta y perejil.
Uno de los secretos mejor guardados de Betancuria es el restaurante Valtarajal. Lugar de sabores, fuego lento, fondos y una cabra, como no podía ser de otra manera, exquisita. El escaldón o la ropa vieja ya bien merece la pena el trayecto. Pero cuando llega a la mesa el estofado de cabra, la cosa cambia radicalmente a un nivel muy alto.
Este es uno de los mejores quesos del mundo, y hay que decirlo sin miedos ni complejos. Su singularidad, cremosidad y sabor lo convierten en uno de los mejores valores gastronómicos de Gran Canaria. Una buena opción es ir a La Bodega, un establecimiento histórico en el municipio de Guía, en el norte, y deleitarse con la gran variedad de quesos artesanos que allí ofrecen.
Sí, es uno de los platos más demandados en los guachinches del norte de la isla. Y sí, es contundente, sabroso y uno de los iconos en las populares casas de comida locales. En La Huerta de Ana y Eva, en La Matanza, lo presentan de tal modo que el comensal lo termina en la mesa, en una divertida propuesta que, además, está muy buena. Eso sí, vaya temprano o le será imposible conseguir mesa.
Casa Enriqueta, en Caleta del Sebo, es uno de los locales con mayor recorrido en la pequeña y paradisiaca isla de La Graciosa. Allí, además de disfrutar de los pescados frescos del día como las viejas o los bocinegros, un clásico que no falla es el plato de lapas a la plancha con mojo verde. Una delicia tan sencilla como arraigada a nuestra tierra. Pero en La Graciosa todo siempre sabe mejor.
Cerramos esta pequeña ruta gastronómica en La Restinga, remanso de paz en la mágica isla de El Hierro. Allí, uno de los grandes es Casa Juan, siempre provisto de buen género fresco y buena técnica en la cocina. Uno de los platos que más salen a las mesas es el que va repleto de deliciosos camarones recién sacados del mar, pero con la particularidad de que están fritos. Un éxito.
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