A principios del siglo XX José Sos revolucionó el sector arrocero a base de concursos, barracas móviles y saquitos de tela
Ana Vega Pérez
Jueves, 28 de noviembre 2024, 23:38
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Si ustedes tuvieran una empresa con 120 años de historia seguro que presumirían bien y bonito de esa ilustre antigüedad. En su web habría una detallada sección dedicada al origen y trayectoria del negocio y sus redes sociales estarían repletas de fotos en blanco y negro. A los consumidores nos encantan la tradición, la continuidad y el pedigrí que tienen las marcas centenarias, así que probablemente ustedes -hipotéticos dueños de una firma consagrada- se plantearían hasta editar un libro conmemorativo con abundante estampas e impresión de lujo. Arroz SOS lo sacó en 2003, pero el resultado no fue ni de lujo ni demasiado interesante. Tampoco lo es su web, que además de lucir huérfana de imágenes históricas o aportar escasísimos datos sobre sus fundadores, incluye alguna que otra información equivocada.
Por ejemplo, fecha el primer recetario de la empresa en 1936 cuando en realidad es de 1935 y lo pone bien claro en su portadilla original. ¿Se acuerdan del libro de recetas del Consorcio Nacional Arrocero del que hablamos la semana pasada? ¿Aquel que no llegó a publicarse en su momento y luego sirvió como base para decenas de folletos? Pues SOS también se aprovechó, no sé si con permiso o sin él, del trabajo que para esa institución hizo el cocinero Ignacio Domènech Puigcercós (1874-1956). Fue él quien escribió las fórmulas de paella valenciana, arroz Parellada o arroz con costra al estilo de Elche que salen en el librito de SOS. Lo regalaba en ferias o eventos promocionales y también lo enviaba a domicilio (previa remisión de tres tapas de sus botes de arroz) junto con una carta. En 1935 SOS ya tenía un amplio departamento de publicidad que se encargaba de este y otros menesteres tan innovadores como idear concursos, diseñar stands para ferias o patrocinar carrozas de fallas y carnaval.
En 1934 registraron un modelo industrial de «una barraca valenciana montada sobre un chasis automóvil» y en esa misma época editaron un disco con un cuplé cantado por dos estrellas del momento (Marcial Degá y Lola Durán) al ritmo de «es el SOS, SOS, SOS, el mejor arroz». Por entonces la compañía se llamaba Hijos de J. Sos Borrás, aunque anteriormente había sido Viuda e Hijos y, en vida del fundador, simplemente José Sos Borrás. Fue este señor de Algemesí (Valencia), nacido en fecha desconocida y fallecido en 1919, quien creó de la nada un emporio arrocero. Unos dicen que lo hizo en 1902 y otros que en 1903, pero en esos años el 'Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración' le menciona como corredor de granos en Algemesí en vez de comerciante o fabricante.
Según un reportaje publicado en 1926 en la revista comercial Mercurio la casa SOS había sido fundada en 1908, mientras que en 1930 un artículo de El Imparcial remontaba sus inicios al año 1910, cuando José Sos constituyó una sociedad con Juan Sanchís para explotar un molino arrocero. Para redondear el lío resulta que don José fue inicialmente parte de la empresa Sos, Ferragud y Cía, con la que registró una marca de arroz «especial para paella» en 1914. Su apellido no se independizó comercialmente hasta algo más tarde, así que datar el nacimiento del arroz SOS es tan difícil como poner la mano en el fuego por que fuese él quien comenzó la gran revolución del mundo arrocero: la de los saquitos de tela.
Diferentes envases
En infinidad de sitios se dice que SOS fue la primera marca que desterró la venta a granel de arroz anónimo y la sustituyó por pequeños sacos de tela con su etiqueta bien visible. En realidad, la primera persona que patentó unas «bolsas especiales de tela para arroces» fue un valenciano llamado Vicente Lluch Tomás. Lo hizo en 1901 y no inventó sólo ese sino varios envases diferentes (con sus correspondientes patentes) para cereales, harina y legumbres.
Los saquitos de tela de 2 kilos constituyeron una novedad en las tiendas en 1902, cuando SOS aún no existía, pero nuestro avispado emprendedor de Algemesí sí que hizo después una aportación novedosa al tema: redujo el tamaño de los sacos para ofrecer arroz en formato de medio y un kilo, mucho más manejables, e incluyó en el dorso una receta de paella valenciana. Anticipándose un siglo a las colaboraciones con 'influencers', llegó a un acuerdo con la famosa escritora Carmen de Burgos 'Colombine' para utilizar la muy -poco- canónica receta de su libro 'La cocina moderna' (1907).
A don José le sucedieron sus hijos Pepe, Eduardo y Vicente Sos Romeu, verdaderos genios del marketing. Diversificaron el negocio con harina de arroz, sémola de ídem, leche condensada o conservas vegetales y estuvieron detrás del barraca-móvil, el recetario, el cuplé y de un concurso. En la VII Feria Internacional de Barcelona, celebrada en junio de 1934, retaron a los visitantes a adivinar cuántos granos de arroz tenía un frasco sellado ante notario. Los premios eran modestos (una paella de 12 raciones y de ahí para abajo) pero se convirtieron en el stand más popular de la feria y la ocurrencia salió en todos los periódicos.
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