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EFEsalud / Madrid
Jueves, 28 de marzo 2019, 10:21
Aunque pueda parecer mentira, España se ha convertido en el país más saludable del mundo por su alimentación, a juicio del índice Bloomberg Healthiest Country Index, que clasifica a un total de 169 economías según una serie de factores que contribuyen a su salud general.
Así, nuestro país escala 6 posiciones, desde la última edición publicada en 2017, con una puntuación de 92,8 sobre 100. Le siguen: Italia (hasta ahora primera), Islandia, Japón, Suiza, Suecia, Australia, Singapur, Noruega e Israel.
En concreto, este índice clasifica a los distintos países en función de aquellos parámetros que contribuyen a la salud general de su población, como por ejemplo la esperanza de vida, o los factores ambientales.
En el caso de España destaca sus hábitos alimenticios, y en concreto atribuye gran parte de los méritos a la dieta mediterránea, de la que bastante alardeamos los españoles, pero a la que realmente tenemos un poco descuidada.
De hecho, en opinión de Carolina Pérez, dietista-nutricionista de la Unidad de Obesidad de los Hospitales Quirónsalud Torrevieja y Murcia, son muchos los errores que cometemos a diario a la hora de cocinar, al hacer la compra, o en el mismo acto de la comida, y que demostrarían cómo nos alejamos de nuestra dieta mediterránea en nuestro día a día.
“Una de las primeras máximas de la dieta mediterránea es que la familia coma junta y sin televisor, para que se fomente el hablar, y se intercambien las vivencias y el conocimiento. Pero la realidad es que no hay cocinas sin televisión, y las rutinas y los horarios permiten compartir pocos momentos familiares”, lamenta la experta.
Asimismo, advierte de que otro de los pilares de esta dieta es que está basada en el consumo de frutas, de hortalizas y de verduras ricas en minerales, fibra, carotenoides, antioxidantes y vitaminas. “Deberíamos comer al día 3 piezas de fruta, una ensalada preferiblemente a mediodía en la comida, y verdura procesada con calor por la noche. Pero por desgracia, ya son muchos los jóvenes y niños que no cumplen estos estándares de salud por la falta de ejemplo en sus casas”, sostiene Pérez.
Igualmente, apunta a que los españoles comemos en nuestra dieta diaria demasiadas proteínas. “Parece que si no comemos todos los días carne no estamos bien alimentados cuando lo recomendado nutricionalmente son dos días a la semana. Hay que tener en cuenta que el exceso de proteína animal acidifica nuestro organismo y favorece la aparición de enfermedades, sobre todo si se trata de productos cárnicos procesados”, remarca la experta en nutrición.
Así con todo, sugiere también una hidratación saludable a lo largo del día, de en torno a un litro y medio de agua como mínimo, y no sustituir ésta por zumos ricos en azúcares, o refrescos carbonatados, que es lo que solemos hacer muchas veces.
Por su parte, Rocío Práxedes, dietista-nutricionista de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Valencia, cree que el motivo de que la dieta mediterránea sea considerada como la más saludable a nivel internacional reside en la grasa que nos caracteriza, aquella procedente del aceite de oliva, del pescado azul y de los frutos secos, además de las proporciones de los alimentos que utilizamos al realizar nuestros platos más tradicionales, donde priman los vegetales y las legumbres, sobre las carnes y pescados.
Es por todos sabido que parte de los platos tradicionales españoles contribuyen a evitar enfermedades cardiovasculares, así como el cáncer, o la diabetes, por ejemplo. Entre estos se encontrarían el gazpacho, la paella, la escalivada o el hervido valenciano, entre otros.
No obstante, es cada vez más frecuente, debido principalmente a nuestro ritmo de vida, que los españoles nos descuidemos en nuestro menú diario y elaboremos platos que ciertamente poco nos aportan nutricionalmente.
Es por ello por lo que esta dietista-nutricionista recomienda ajustar bien la cantidad de grasas que añadimos a cada una de las recetas, con el objetivo de hacerlas lo más saludables posible, y así hacer honor a la distinción que han concedido a España este 2019.
En concreto, plantea decir sí a los platos tradicionales, pero siempre con un uso controlado de la grasa. Para ello, Práxedes aconseja en primer lugar que cuando se cocine paella o cualquier otro plato que requiera de un sofrito, se reste grasa de otras comidas del día, con el objetivo de no excedernos de esas 4 cucharadas de aceite diarias recomendadas.
“Y lo mismo si preparamos una tortilla de patata. Incluso tenemos que tener cuidado con el aliño en las ensaladas y en los hervidos para no sobrepasar esa cantidad. Más cantidad de grasa en la dieta implica ingerir más calorías, y si no llevamos una vida muy activa contribuirán a la ganancia de peso corporal”, advierte la dietista-nutricionista del Hospital Quirónsalud Valencia.
Asimismo, esta experta en nutrición ve conveniente colocar esa cantidad diaria recomendada de 4 cucharadas de aceite en un vaso para administrarla de la mejor manera posible, y si por lo que sea un día necesitamos más aceite en la comida para sofreír, deberemos elegir la cena en función del aceite que nos haya quedado.
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