La huella de Café Isaza en la nueva gastronomía canaria
Jueves, 11 de septiembre 2025, 07:13
Sentarse en una terraza de Canarias es algo más que comer o beber: es dejar que el tiempo se disuelva entre la luz, los vientos alisios y el desfile de sabores que expresan, cada vez con mayor fuerza, el salto cualitativo de la cocina local. Durante décadas, la hostelería canaria se sostuvo en la belleza del paisaje y la simpatía natural de nuestra gente. Hoy, sin embargo, la apuesta va más allá. La materia prima se cuida con mimo, los restaurantes buscan diferenciarse desde el origen de cada producto y la excelencia se mide en los -no tan pequeños- detalles. Ya no basta con un buen pescado a la plancha o con el gofio más tradicional: lo que marca la diferencia es la manera en que cada establecimiento entiende la experiencia completa del comensal. Y en esa búsqueda de la excelencia, hasta el cierre de la comida cuenta.
Ese cierre, cada vez con más frecuencia, lleva un nombre: Café Isaza. No se trata de una marca pensada para el consumo masivo, sino de un proyecto concebido para quienes entienden que el café es el broche final de cualquier experiencia gastronómica. Detrás de una taza de Isaza hay una filosofía evidente: ofrecer a los clientes de un restaurante una vivencia memorable, sustentada en la calidad de la materia prima, en la formación de los equipos y en una visión exigente de lo que significa servir café en una mesa donde todo ha estado cuidado al detalle.
En Canarias, el cuidado por la materia prima se ha convertido en seña de identidad. La cocina del archipiélago ha aprendido a conjugar tradición y modernidad, y esa misma sensibilidad se aplica también al café. Lo que hace apenas unos años era visto como un simple acompañamiento de la sobremesa, hoy se entiende como parte esencial de la experiencia gastronómica.
Café Isaza ha sabido interpretar esa exigencia y darle una proyección contemporánea. «El café de los que saben» no es una frase de escaparate, sino un manifiesto. El producto se somete a controles analíticos y a pruebas sensoriales realizadas por expertos, pero va más allá: Isaza ofrece formación gratuita para los equipos de baristas de los restaurantes con los que colabora, convencida de que un gran café puede perderse con un mal servicio. Así, cuando un establecimiento apuesta por Isaza, no adquiere únicamente un paquete de granos tostados, sino una filosofía de trabajo que coloca la excelencia en cada eslabón de la cadena.
Ese compromiso con la excelencia se refleja también en la confianza que han depositado en Isaza algunos de los nombres más destacados de la hostelería canaria. Restaurantes como Sorondongo, en Vegueta, con su propuesta contemporánea de raíces locales; hoteles de referencia como el Tacande, en Tenerife; espacios singulares como el Jardín de la Sal, en La Palma, o la histórica Casa Santa María, en Fuerteventura, han incorporado Café Isaza como parte esencial de su experiencia gastronómica. A ellos se suman proyectos emergentes como Mar Gastrotasca, Agáldar, La Jaira de Demian, Tasca San Clemente, Valery o Lavaderos, todos ellos unidos por la voluntad de ofrecer un producto cuidado hasta el final.
«Si quieres descubrir algunos de los restaurantes más icónicos donde podrás encontrar café Isaza, entra en sus redes y descúbrelo»
Además del producto, Café Isaza ha construido un equipo humano de enorme valor. Sus baristas son auténticos especialistas, capaces de transmitir al cliente final la esencia del café desde el respeto por su origen hasta la última nota aromática en la taza. Algunos de ellos cuentan con la prestigiosa certificación Q Grader, un reconocimiento internacional en la cata profesional de cafés, y otros han sido premiados a nivel nacional tanto en degustación como en la elaboración de combinados y bebidas de autor. Esta experiencia se refleja también en el proceso: desde la selección del grano en origen hasta el nivel exacto de tueste y el envasado, cada etapa se cuida para garantizar que la calidad no se pierda en ningún punto del recorrido.
Es evidente que Canarias vive un momento de esplendor gastronómico. La llegada de restaurantes de autor, la recuperación de técnicas tradicionales y el respeto cada vez mayor por el producto local han convertido a las islas en un destino gastronómico de primer nivel. El turista que antes se sorprendía por un pescado fresco en la orilla ahora espera un relato completo, desde el primer aperitivo hasta la sobremesa. Y el residente, cada vez más exigente, valora que sus restaurantes de referencia cuiden cada detalle de su propuesta.
En ese camino, el papel de Café Isaza resulta decisivo. Porque si algo ha demostrado esta marca es que un café no se define solo por su sabor, sino por la impresión que deja en quien lo bebe. El último sorbo de una comida es un momento íntimo, una despedida silenciosa del restaurante, y en ese instante es donde la excelencia se convierte en memoria. Un café memorable cierra el círculo y se convierte en la guinda de una experiencia redonda.
Quizás esa sea la mayor aportación de Isaza: haber entendido que el café no es un producto secundario, sino un acto de hospitalidad. Pedir café Isaza en un restaurante no es un gesto cualquiera: es la participación en una cultura compartida de calidad, un reconocimiento de que el cuidado se extiende hasta el final. Y en un archipiélago que vive de la belleza de su tierra, de la fuerza de su gente y de la hospitalidad que lo define, esa guinda en la taza se ha vuelto vital.
Si quieres descubrir algunos de los restaurantes más icónicos donde podrás encontrar café Isaza, entra en sus redes y descúbrelo.