El temido bloqueo y el fracaso de otra repetición electoral

Se acaba (¡por fin!) la que sin duda ha sido la peor campaña que los españoles han sufrido en democracia, protagonizada por una polarización extrema en la que los partidos se han dedicado más a denostar y neutralizar al contrario que a vender sus bondades. Mentira, bulo y miedo han sido los tres ejes del relato. De hecho, millones de españoles votarán a la contra, apostando por el mal menor. ¿Cuántos votantes se decantarán por Feijóo para que no gobierne Sánchez? ¿Y cuántos de Sánchez lo harán para que no lo haga Feijóo (con Abascal)?

El contigo o contra mí abonado de forma irresponsable por la cúpula de los grandes partidos está logrando una enorme movilización del electorado en plenas vacaciones estivales, cierto, pero lo está haciendo a costa de un sistema cuyas costuras cada vez están más débiles. El 'todo vale' ha puesto en duda casi todo. Quizá la frase que mejor resume el nivel de la campaña la pronunció el socialista Patxi López: «¿Si el PP y Vox pierden las elecciones, asaltarán el Congreso como Trump y Bolsonaro?».

Así que conviene recordar que las excusas son un recurso de mal pagador y que las elecciones serán legalmente pulcras y que las reglas del partido han sido las mismas para todos (que si el verano, que si Correos, que si no ha habido tiempo para prepararlas por los comicios del 28 de mayo...).

Después de estar obligados a recordar cosas tan obvias, la gran duda es saber qué pasará este domingo y, sobre todo, cómo se gobernará este país a partir del lunes. Esto no va de expectativas, sino de hechos, y el escenario del bloqueo está ganando demasiados enteros. Y bloqueo, ya saben, significa repetición electoral, como ya ocurrió en 2016, con Mariano Rajoy como vencedor final, y en 2019, con Sánchez investido presidente.

¿Qué pasará el 23-J? Tiren de calculadora. La clave es sumar 176 de los 350 escaños del Congreso. Tres escenarios más o menos factibles a tenor de las encuestas.

El primero, gana Alberto Núñez Feijóo pero necesita a Vox para gobernar. De consumarse, el líder popular buscará una primera investidura en solitario para retratar a los de Abascal. Y a partir de ahí, la cuenta atrás de dos meses para buscar un 'plan B'.

El segundo. Gana Feijóo, pero no suma con Vox. Enfrente, el tándem Sánchez-Díaz, en caso de aceptar el peaje independentista a cambio de sus 'síes' (también el de Carles Puigdemont y el de la CUP), podría seguir un Gobierno muy frágil.

Y el tercero. Gana Sánchez contra todo pronóstico y envalentonado por una nueva victoria épica, decide buscar el apoyo de los partidos secesionistas que necesite para seguir otros cuatro años en La Moncloa gobernando en minoría, que de esto ya sabe un rato.

Aunque quizá no lo necesite. Seguro que Alberto Núñez Feijóo, llegados a este punto, le presta sus votos por haber sido la lista más votada. ¿O no?