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Los republicanos seguían ahí

Los republicanos seguían ahí

José M. De Areilza

Jueves, 5 de noviembre 2020, 20:05

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El relato de estas elecciones tan inciertas podría inspirarse en el cuento más corto jamás escrito en español por Augusto Monterroso: cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Es decir, cuando contaron los votos, los republicanos seguían ahí. Joe Biden está muy cerca de sumar suficientes votos electorales para convertirse en presidente, gracias a los sufragios por correo en los Estados clave y a pesar de la riada republicana de demandas de recuento, impugnaciones y litigios. Pero lo más relevante de los comicios es la enorme cantidad de ciudadanos que han votado a Donald Trump y que no han sido detectados por las encuestas. Es fundamental analizar la sorpresa por parte de los demócratas -y de muchos europeos- al comprobar que existe otra América de casi igual tamaño que la suya, con valores e intereses muy distintos. Unos ciudadanos que prefieren un candidato sin problemas para saltarse las reglas de juego de la democracia, faltar a la verdad a diario y hacer de la transgresión su modus operandi. Sin embargo, la mayoría de ellos votan a Trump por lo que representa, no por quién es o cómo se comunica.

El magnate neoyorquino sabe conectar y representar a muchos que prefieren la libertad a la intervención pública en la economía o en su vida privada. De éstos, no pocos rechazan una lucha contra la pandemia inspirada en criterios científicos, que les obliga a la reclusión domiciliaria o a llevar mascarillas. Otros se apuntan al bloque republicano porque se sienten abandonados por unas elites urbanitas, de clases profesionales, con buen acceso a la mejor educación. Dichos privilegiados aprovechan las oportunidades de la economía globalizada y la revolución tecnológica, mientras que ellos se saben perdedores.

Hay que sumar a muchos hispanos y afroamericanos, que no aceptan la visión demócrata en la que la pertenencia a una minoría racial determina sus preferencias políticas. Por su carácter, instinto moderado y experiencia, Biden puede ser un buen presidente para empezar la labor de tender puentes y de diálogo con el mundo paralelo del post-trumpismo. No será nada fácil, pero no debería haber nada más importante en su agenda de gobierno.

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