El vacacional acapara el 34% de las camas turísticas y genera el 15% de los ingresos
Los expertos consideran que aunque los pisos turísticos contribuyen a «maximizar las rentas individuales» no contribuyen a la riqueza general del destino
Las 47.329 viviendas vacacionales «activas» en Canarias, es decir, aquellas que están en funcionamiento, suman un total de 190.575 plazas en el conjunto del archipiélago. La cifra supone que esta modalidad turística que ha crecido de forma sustancial en los últimos años supone el 34% del total de las plazas alojativas de las islas y que ascienden a 560.569, según los datos del Instituto Canario de Estadística (Istac). El 66% restante de las plazas se reparte entre hoteles y apartamentos, que suman 369.994 camas en las islas tras haber sufrido un fuerte descenso, sobre todo de las plazas extrahoteleras, en los últimos años por el trasvase de unidades a la vivienda vacacional (algo que cambiará tras la entrada en vigor de la ley puesto que no cabe este uso al margen de la unidad de explotación) y el fenómeno de la residencialización.
Sin embargo, pese a tener el 34% de las camas turísticas, la vivienda vacacional representa el 15% de los ingresos turísticos. Según recoge el Istac, solo en el mes de octubre los pisos turísticos ingresaron 88,5 millones de euros frente a los 509,7 millones que generan hoteles y apartamentos.
Dicho de otra forma, el vacacional tiene 3 de cada 10 camas turísticas de las islas pero solo genera uno de cada diez euros.
A estas cifras hay que sumar la disparidad en la generación del empleo, como apunta el experto en el sector turítico, Antonio Garzón, que asegura que mientras que por cada 100 plazas en la vivienda vacacional se crean 3,4 empleos, en el caso de un hotel de cuatro estrellas la generación es de 27,6 puestos de trabajo; si el hotel es de cinco estrellas, las plazas llegan a las 40,8.
En este sentido, Garzón considera que, pese a que la vivienda vacacional supone una «maximización de las rentas individuales de los propietarios con viviendas en el vacacional, esta modalidad turística «no contribuye a la riqueza» del destino en la medida en la que lo hace el modelo tradicional.
Además de por la evidencia de los ingresos que generan unos y otros y el empleo, Garzón apunta a otros indicadores como el menor gasto turístico que genera el visitante de vivienda vacacional. Según los datos que maneja, el gasto del turista de vivienda vacacional es el 16% del total frente al 58% del del hotel y el 26% del cliente extrahotelero.
La contribución en impuestos también marca una diferencia: según los datos de Impactur, una cama de vivienda vacacional si se gestiona de forma independiente contribuye con el 13,4% de lo que tributaría una cama de hotel de 3-4 estrellas; gestionada por una empresa sería el 33,8% de esa cama hotelera. «Es un mito el decir que la vivienda vacacional democratiza los beneficios del turismo porque aunque es rentable para el particular no lo es para el interés general», recoge Garzón.