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Los niveles de récord turísticos acumulados en los últimos meses -en enero y febrero han llegado 2,8 millones de turistas extranjeros, 316.000 más que en 2023- y que llevan a los establecimientos isleños a registrar casi un 'lleno total' han disparado los precios hoteleros y extrahoteleros en Canarias. La tarifa media por habitación supera los 200 euros por día, una cifra que está muy alejada de la capacidad de la mayoría de los bolsillos canarios.
La situación obliga a muchos residentes canarios a quedarse en su casa esta Semana Santa o buscar alternativas en otras islas o destinos. Pasar la semana en alguna ciudad peninsular, con billete de avión incluido, es más barato que estar en el Sur. En el caso particular del sur de Gran Canaria, una habitación en un hotel de cuatro estrellas durante tres noches durante la Semana Santa tiene un coste de 700 euros por persona.
Por segundo año consecutivo después de la pandemia, Canarias se prepara para recibir una oleada de turistas durante Semana Santa, con niveles de ocupación que se prevé serán superiores a los del año 2019, el último periodo de pascua antes del covid-19. De cumplirse esta previsión, se confirmaría una tendencia muy positiva para el sector turístico isleño aunque muchos canarios se tengan que quedar en casa. La poca oferta restante y su elevado coste sumada a la proximidad con las fechas de carnaval han provocado que muchos canarios se encuentren con muy pocas opciones a la hora de cerrar sus vacaciones de Semana Santa.
El presidente de la Asociación Canaria de Agencias de Viajes y Turoperadores (ACAVyT), Ignacio Poladura, informó que hasta ahora, las reservas de Semana Santa han funcionado «muy bien» particularmente gracias a la venta anticipada que «disparó las reservas» durante el último trimestre de 2023 y enero de 2024».
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A su vez, señaló que en las fechas en las que nos encontramos y dado los condicionantes, va a ser difícil que los residentes canarios vayan a reservar sus vacaciones con tan poco tiempo de antelación. «Creemos que el importante incremento de los precios con las conexiones aéreas y la oferta alojativa va a dificultar la activación de la demanda de último minuto».
Sobre que la proximidad de los carnavales haya afectado la demanda para estas fechas. El presidente de ACAVyT explicó que es un fenómeno que sucede siempre que se da esta situación y es que cuando se distancia mucho el Carnaval y la Semana Santa, «la venta es más ordenada». Por lo tanto reforzó la idea de que el Carnaval haya estado tan cerca de la Semana Santa, ha limitado y limita «la venta de las últimas dos o tres semanas» que suele ser una dinámica frecuente entre los canarios en sus viajes interinsulares.
Poladura también quiso destacar que a cambio de lo que sucedió en pandemia, cuando la planificación de las vacaciones adaptó un cariz más bien cortoplacista, el consumidor está volviendo a percibir «la importancia de la venta anticipada en el actual contexto inflacionista», dado que los precios están «cada vez más arriba y sabemos que si compramos, la única manera de abaratar los costes de viaje es con una venta anticipada que te permita tener así mejores tarifas y más disponibilidades de productos» y que si se tarda mucho en reservar, se corre el riesgo de quedarse con las manos vacías.
Durante estos últimos meses existe una corriente de pensamiento similar alrededor del sector turístico y es que, la mayoría se encuentran gratamente sorprendidos con la buena marcha del sector, en un contexto de incertidumbre generada por los conflictos bélicos y una escalada de precios que parece estar cerca de terminar.
Poladura, compartió la opinión de que el sector turístico está «sorprendido ante la evolución de la demanda», y habló de que se aproxima un verano y una Semana Santa «muy buenos». Además, resaltó que desde el punto de vista de Canarias como destino, la próxima temporada de invierno que comenzará en noviembre, apunta «muy bien» y ya está «bastante vendida», pese a que la situación geopolítica y el panorama en el exterior no sea «nada halagüeño».
A cambio de lo que se pensó durante la pospandemia, Poladura opina que ya no es cuestión de que el turismo esté viviendo un «efecto champán o rebote» sino que existe un «claro cambio en la escala de prioridades», al no estar la gente «dispuesta a sacrificar» el presupuesto para otras cosas materiales, pero sí para viajar, que se está convirtiendo en un producto de primera necesidad», concluyó.
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