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La imparable escalada de la inflación sigue sin presionar al alza los salarios de los españoles. O, al menos, no con tanta intensidad como las principales economías europeas. Según datos de Eurostat, el incremento medio por hora trabajada en España se sitúa en el 2,6% entre abril y junio de 2022, tres décimas menos que en el primer trimestre y muy por debajo de la media del 4,1% registrada en la zona euro y del 4,4% en el conjunto de la Unión Europea.
Los datos evidencian la pérdida de poder adquisitivo que están sufriendo los trabajadores que han firmado sus convenios colectivos este año (o que cuentan con pactos firmados en ejercicios anteriores, pero vigentes en 2022). En concreto, de casi ocho puntos porcentuales si se compara con una inflación que lleva tres meses por encima del doble dígito (10,5% en agosto).
La brecha con las principales economías europeas es notable. Por ejemplo, en Alemania, los costes salariales por hora trabajada se elevan un 5,5% en el periodo analizado y en Italia un 3%. En Francia, la cifra suben un 2,7%.
En todas ellas, no obstante, los salarios siguen creciendo por debajo de la inflación. Los países que escapan a esta pérdida de poder adquisitivo están liderados por Hungría, donde los costes salariales suben casi un 15%, Bulgaria (+14,6%), mientras que otros cuatro países registraron subidas por encima de los dos dígitos: Lituania (+12,4%), Rumanía (+11,7%), Polonia (+11,1%) y Estonia (+10,1%). El menor incremento se dio en Grecia (+0,8%), con Holanda, Finlandia y Dinamarca como los únicos por debajo de España.
En este escenario, el llamamiento para un pacto de rentas entre patronal y sindicatos sigue siendo una constante en las últimas semanas. Pero los representantes de los trabajadores y los empresarios mantienen paralizadas las negociaciones desde mayo, ante la imposbilidad de alcanzar acuerdos en líneas rojas para los sindicatos como la inclusión de las denominadas cláusulas de revisión para proteger a los trabajadores del alza de la inflación.
En su última propuesta oficial sobre la mesa, los representantes de los trabajadores apostaron por incrementos salariales mínimos del 3,5% para este año, del 2,5% en 2023 y del 2% en 2024, además de las mencionadas cláusulas. Pero esa revisión de acuerdo a la inflación es rechazada de pleno por la CEOE, al considerar que generaría efectos de segunda ronda, como también advierten otros organismos como el Banco de España.
En plena incertidumbre sobre cuándo y cómo se reanudarán las negociaciones entre las partes, el Gobierno se ha mostrado firme en su apoyo a la postura de los sindicatos. Esta misma semana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedía a los empresarios que «arrimen el hombro» par impulsar la subida de sueldos y desbloquear la negociación colectiva.
Por su parte, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también ha defendido la necesidad de subir los salarios, endureciendo el tono en las últimas semanas al apoyar de manera explícita posibles movilizaciones de los sindicatos.
En la reunión ministerial de Trabajo y Empleo del Grupo de los 20 (G20), la vicepresidenta explicó el miércoles que en el actual contexto económico, los salarios son víctimas y no responsables de la inflación.
«No estamos ante una crisis de demanda y, por tanto, no podemos reaccionar como se hizo en el pasado, deprimiendo dos salarios. Nuestro deber como responsables políticos ha de ser que ninguna crisis, sea sanitaria o energética o climática, derive en una crisis social», aseguró la vicepresidenta.
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