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Los ERTE más allá de la pandemia

Los ERTE más allá de la pandemia

El Gobierno quiere emular a Alemania y modernizará esta herramienta para que sustituya al despido en futuras crisis

Sábado, 28 de noviembre 2020

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Alemania lo tiene claro: salen más baratos los ERTE que el paro. Por eso el Gobierno de Angela Merkel se lo pone en bandeja a las empresas para que, antes de recurrir a los despidos, ante una caída de la actividad o de facturación transitoria o ante una crisis económica, recurran preferentemente a las suspensiones de empleo o reducciones de jornada. Así sucedió ya en la anterior crisis y, evidentemente, así está siendo ahora en tiempos de pandemia.

Para España los ERTE, aún estando recogidos en el marco laboral desde hace décadas, eran prácticamente unos completos desconocidos hasta ahora, que han asumido un protagonismo total y se han erigido como la herramienta salvadora del empleo. Cerca de cuatro millones de trabajadores se han acogido a un expediente por covid-19 que conlleva grandes ventajas tanto para la empresa como para los trabajadores. Por primera vez la economía cae cuatro veces más que el empleo, cuando en otras crisis van a la par.

El consenso de que los ERTE han sido un éxito es total. Así lo considera no ya el Ejecutivo, sino también la patronal, los sindicatos y expertos económicos. En vista de esto, el propio presidente del Gobierno manifestó sus intenciones a futuro: «Los ERTE han venido para quedarse». Pero para que eso suceda será necesario hacer ciertos cambios en esta figura jurídica que hasta ahora no había sido apenas utilizada, salvo en grandes empresas, como el sector de la automoción. Porque si se han aplicado masivamente en los últimos meses, es porque han supuesto ventajas para las empresas (que ni han pagado salarios ni gran parte o nada de las cuotas de sus empleados) y para los trabajadores (que mantienen el 70% de su sueldo incluso transcurridos seis meses y no consumen paro).

Una vez pase esta crisis, el Gobierno trabajará con los agentes sociales para «modernizar» este mecanismo con el objetivo de que «respondan mejor» a la necesidad de sustituir las medidas de flexibilidad externa (despidos) por medidas de flexibilidad interna (reducciones de jornada o suspensiones temporales de empleo), según confirmaron a este periódico fuentes del Ministerio. ¿Qué ventajas se mantendrán en los nuevos ERTE postpandemia? Desde el Gobierno se muestran prudentes, aseguran que contemplan «diversos escenarios» pero precisan que quieren establecer un modelo permanente de «financiación compartida».

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La idea ha sido acogida con entusiasmo por todas las partes. Los sindicatos consideran que no habría que hacer grandes cambios. No creen que haya que mantener exoneraciones en las cotizaciones sociales, al menos con carácter general, aunque abren la puerta a que se establezcan unas condiciones para cuantificar si la empresa, dependiendo de su necesidad, tendría derecho a algún tipo de bonificación. «No vamos a exonerar a todas las empresas porque habrá que ver una a una cuál es el problema que tiene», explica el secretario de Política Sindical de UGT, Gonzalo Pino, que también sostiene que en esta línea tendrá que decidirse si se contabiliza o no el desempleo. Lo que sí exigen es recuperar que la empresa tenga que justificar el ERTE ante una autoridad administrativa competente.

A su vez, consideran básico ligar los ERTE a la formación, tal y como sucede en Alemania. Hacer obligatorio para poder acogerse a un ERTE que esos trabajadores pasen por un periodo de formación, ya sea referente a su propio sector, a la digitalización o a nuevos nichos de empleo, con el objetivo de que no solo sirvan para hacer ajustes, sino para recualificarse y adaptarse a los nuevos trabajos. La financiación correrá a cargo del Estado. Precisamente el pasado viernes el Gobierno publicó una norma que da prioridad a este colectivo en los cursos de formación.

En esta línea se sitúa también la patronal, consciente de que las actuales exoneraciones no podrán mantenerse en el futuro por los elevados costes que suponen. Por eso, su principal exigencia es la agilidad para tramitarlos, algo que no ha habido en esta crisis.

Las dificultades para resolver y abonar los ERTE podrían solucionarse si se copiara el modelo que están aplicando muchos países europeos, como Alemania, Francia, Italia, Dinamarca, Bélgica... Allí, el Estado hace una transferencia directamente a la empresa en ERTE y es ella la encargada de abonar las nóminas de sus trabajadores, por lo que no se producen ni retrasos ni errores en el pago.

Menos restricciones

«En España hemos apostado por un sistema poco ágil y con un exceso de ingeniería», sostiene Marcel Jansen, investigador de Fedea y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, quien también pone en duda el diseño que exonera más a los trabajadores que se reincorporan. Pero se muestra incluso más crítico con las exigencias que ha impuesto el Gobierno para acogerse a un ERTE: prohibición de despedir y de contratar, de hacer horas extras, adiós a los dividendos... «España ha sido mucho más exigente que otros países y al final esto es una camisa de fuerza», advierte. Por eso, de cara al futuro, pide agilizar su gestión con transferencias directas a las empresas, rebajar las restricciones, facilidades para las pymes y formar a los trabajadores en este periodo. «Hacernos más europeos», concluye.

Pero antes de modernizar los ERTE de forma permanente, habrá que establecer las nuevas normas de juego a partir del 31 de enero, cuando termina la actual prórroga. Patronal y sindicatos coinciden: los ERTE de fuerza mayor deberían estar exentos de toda cotización, al igual que sucede en la mayor parte de países europeos. Pero, como mínimo, tienen que mantenerse las actuales condiciones. Los empresarios intentarán de nuevo eliminar la cláusula de salvaguarda del empleo, algo en lo que coincide Jordi García Viñas, director del área laboral de KPMG. «Tiene que haber una relajación de las medidas respecto a la extinción», sostiene. Y pone un ejemplo: «Es como si en esta pandemia no nos hubieran dejado borrarnos del gimnasio».

Además, desde la patronal exigen más medidas de liquidez.

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