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El síndrome de Münchhausen directivo

El síndrome de Münchhausen directivo

Tribuna libre po Hortensia Rodríguez Morales. ·

¿Y entonces, durante cuánto tiempo puede un pueblo sufrir los desmanes y la patología de este síndrome que afecta al directivo de la administración que debe dar respuesta a muchas de sus necesidades?

Sábado, 26 de febrero 2022, 12:32

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En 1951, Asher acuñó la expresión 'Síndrome de Münchhausen' para describir el cuadro de enfermedades que se provocaban los adultos a sí mismos, que gustosamente deseaban someterse a procedimientos terapéuticos desagradables y potencialmente peligrosos.

Al estudiar las causas del síndrome de Münchhausen nos encontramos, con que no se conoce su etiología final, sino que multitud de factores influyen en su aparición. Ninguno de ellos es suficiente para su desencadenamiento, sino que es la interacción de una serie de ellos la que en determinadas ocasiones motiva el síndrome. Evidentemente, la presencia de algunos de estos factores no significa la presencia obligada del síndrome .

No obstante a que este síndrome afecta de forma individual y específica a las personas y generalmente en el marco de su propia salud o la de sus familiares y personas más allegadas(síndrome de Münchhausen por poderes), hemos descubierto recientemente, que en la esfera de las entidades públicas puede darse una adaptación de este tipo de patología médica.

Así, en nuestra versión de la enfermedad, es el directivo el que viene provocando la lesión y luego, con sus «muchas gestiones e interés casi personal», supuestamente, resuelve el problema. Quedando finalmente como héroe o heroína de la salvación de la gestión pública. Cuando, en realidad la debacle en la misma la provocara ese mismo Directivo, que por desconocimiento o falta de preparación o simple falta de interés, agudiza paulatina e intencionadamente determinadas carencias de su administración, con su actuar poco diligente o bien permitiendo que sus directivos más próximos campen a su antojo sin seguir un marco de gestión de responsabilidad adecuada a la obligación que tienen.

En este sentido, la capacidad de llegar a ese punto de la enfermedad y que el directivo se crea en la verdad, y que solo él puede solucionar el problema (mejor que él no conoce nadie cómo se llegó hasta ahí), le lleva al siguiente paso del síndrome. Esto es, como se sabe salvador de la gestión ineficiente que todo el mundo ve y corrobora, ve necesario como técnica para mantenerse en el poder, el crear alianzas entre otros líderes de entidades y administraciones, a los que plantea que lo que busca es solucionar el problema y solicita su apoyo y ayuda. De paso, se crea una red de relaciones humanas que alimenta e incrementa su síndrome al sentirse apoyado por ellos, a los que si fuera necesario, utilizará en su favor.

Este síndrome de Münchhausen que afecta al Directivo puede provocar una distorsión tal en la sociedad que ésta se vea afectada por diversas secuencias de su lucha por mantenerse en el poder.

Así, no importa cuánto tenga que mentir, modificar estudios o estadísticas, ni cuanto tenga que lesionar derechos legítimos de la ciudadanía o de los sindicatos o de los representantes de los trabajadores, a los que pretende subyugar con similares técnicas a las utilizadas con los Directivos de otras entidades y administraciones.

Así, consigue el apoyo (a veces incondicional) de algún que otro sindicato, e incluso busca entre agrupaciones de la ciudadanía ese apoyo que deliberadamente solo tiene la finalidad de mantenerle en el poder, nunca la de solucionar la falta de su capacidad en la gestión y en el desarrollo de sus funciones directivas de forma adecuada a las necesidades para las cuales se le habilita.

Como último refugio, la mentira y el escarceo con prácticas ilegales, la petición de apoyo a su personal de confianza que 'pinchará los neumáticos de los coches' de quien haga falta, o recogerá escritos de todo aquel que se preste a ello para que quien moleste sea 'expulsado' o 'cambiado' por otro con 'mejor talante' hacia el directivo y su poder.

Si buscamos la curación de este síndrome nos vamos a encontrar que a veces se ha provocado una pandemia, y ahora los otros Directivos que deben tomar cartas en el asunto, piensan más en su posición en el grupo de poder o en el puesto que les ha sido asignado, que en la solución a los problemas que presenta esa entidad gobernada por el Directivo afectado de este síndrome. Sobremanera si pensamos en las alianzas de refuerzo de sí mismo que ha ido creando éste y que ahora influyen de forma categórica en las decisiones que han de tomarse.

¿Y entonces, durante cuánto tiempo puede un pueblo sufrir los desmanes y la patología de este síndrome que afecta al directivo de la administración que debe dar respuesta a muchas de sus necesidades?

Pues hasta que aquel otro político que le toque, decida dar un paso al frente y valorando que merece la pena ceder en su poder y gloria dentro de una organización política o en la propia posición de su puesto, resuelva cesar al enfermo o el nombramiento de una gestora o de un responsable consecuente y preparado para dar solución a este asunto. Que ya de antemano se vuelve dificultoso porque este síndrome resulta ser fuertemente contagioso.

Por lo cual, también cabe que se aquieten todos y que incluso la ciudadanía crea que en su derecho no está la atención digna, gratuita e igualitaria en cada una de las administraciones públicas que pagan con sus impuestos.

Pues en este sentido, hay que valorar que si es grave la patología del directivo, y que puede llevar a consecuencias irreversibles; más grave viene a ser que la ciudadanía como pueblo con poder constitucional permita que este síndrome se extienda a todos los Directivos y cargos políticos y que llegue el momento de no retorno.

Y veremos cómo, a mayor o menor velocidad, con este momento de no vuelta atrás, y con las excusas más peregrinas, se establezca un nuevo orden en que la ciudadanía está por debajo del poder del Directivo y de sus intenciones y errores, provocándose de facto, la pérdida definitiva de capacidad de modificación y reversión de la lesión irrogada sobre las necesidades del pueblo.

Y lamentablemente, ahora ese poder victorioso del directivo afectado por el síndrome y que ha contagiado a todos cuantos se le acercan, se cierne sobre las cabezas del pueblo adolecido, como buitre que vigila que no se le coman la carroña, cayendo sobre quien intente quitarle el bocado que con tantos trabajos y malas mañas le ha costado conseguir.

Es por ello, que hay que abordar con seriedad y responsabilidad todas y cada una de las facetas del poder de los directivos, para ayudarlos a tiempo a que el síndrome no afecte a otros ni a la gestión que debe realizar derivada del cargo que ostenta.

Una meta que si bien puede parecer alejada, ahora mismo está en la mano de todos y cada uno de los ciudadanos. Estos deben estar vigilantes y reclamar y denunciar cualquier tipo de vulneración de sus derechos. Pues hacer dejación de nuestro deber de ciudadanía y permitir que los más vulnerables sean vapuleados y dejados en la cuneta, solo sirve para hacer más fuerte la patología médica y que ésta contagie a más administraciones y a más directivos.

Por eso, cuando se programe una concentración o una manifestación o bien veamos en las redes reivindicaciones legítimas de las personas reclamando mejores administraciones, mejor calidad de atención a las personas, cuando queramos cambiar el modo de actuar de nuestros políticos, debemos apoyarlas. Porque también debemos ser consecuentes con el espíritu de nuestra constitución española, porque cuando habla de que el poder reside en el pueblo, se está refiriendo a la capacidad de éste de mejorar su propia vida a través de las acciones legales que el ordenamiento jurídico le permite y no viene referido exclusivamente al voto que cada cuatro años podemos ejercer.Un buen paso en esa línea es la concentración que los sindicatos CCOO y UGT tienen programada para el día 04-03-2022 a las 12.00 horas frente a la Delegación del Gobierno en Canarias, en Las Palmas de Gran Canaria y frente la Subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife.Porque con estas concentraciones y manifestaciones estamos diciéndoles y explicándoles cuáles son aquellas cuestiones que necesitamos como ciudadanos y que como tal merecemos.

Así, solicitamos la atención de los directivos con responsabilidades políticas para conseguir se cubran determinadas necesidades de la ciudadanía. Porque solo así podremos conseguir curar totalmente de esta enfermedad a aquel directivo que la sufre o al menos, aliviarle de la misma por unos breves momentos.

Hortensia Rodríguez Morales. Representante del sindicato CC OO, funcionaria de la Seguridad Social en Las Palmas. Doctora en Derecho

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