¿Puede un comercio negarse a aceptar efectivo? Esto es lo que dice la norma
La ley protege al consumidor dentro de ciertos límites, mientras que el pago con tarjeta o Bizum no es obligatorio para los negocios
En un contexto cada vez más digital, donde proliferan los pagos con tarjeta, Bizum o transferencias, surge la duda: ¿hasta qué punto puede un comercio imponer un método de pago? La normativa es clara: el efectivo sigue siendo un medio de pago de curso legal y, dentro de los límites fijados por la ley, ningún establecimiento puede rechazarlo.
El cliente siempre podrá pagar en metálico cuando la compra no supere los 1.000 euros (si una de las partes es empresario o profesional) o los 10.000 euros en el caso de turistas sin residencia fiscal en España. En operaciones entre particulares, no hay límite salvo lo que marca la normativa contra el blanqueo de capitales. Así lo explican desde Legálitas, un grupo de asesoramiento jurídicos para familias, autónomos y pymes.
En cambio, los negocios sí pueden rechazar pagos con tarjeta o Bizum, salvo que una normativa específica lo obligue, como ocurre en algunos servicios públicos. Eso sí, la ley obliga a informar de forma clara y visible qué métodos de pago se aceptan.
Existen excepciones: si el importe es inferior a 30 euros, el comercio puede exigir que el pago se haga únicamente en efectivo, siempre que lo anuncie de forma visible.
El incumplimiento de estas reglas puede acarrear sanciones hacia el comercio: desde 100 hasta 10.000 euros, llegando incluso a los 100.000 euros en los casos más graves, como rechazar sistemáticamente el efectivo o impedirlo en operaciones de gran cuantía.
Por último, conviene recordar que Bizum y las transferencias no tienen límite legal, aunque sí cuentan con tope fijados por los bancos: operaciones máximas de 1.000 euros por envío, 60 operaciones recibidas al mes y un límite mensual que suele rondar los 5.000 euros.
En definitiva, pagar en efectivo sigue siendo un derecho protegido, y aunque las nuevas tecnologías amplían las opciones, la decisión final sobre aceptar tarjeta o Bizum recae en el comerciante, siempre que informe de ello al consumidor. Así lo explican desde Legálitas.