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La propuesta del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, de elevar las cotizaciones sociales durante una década para rellenar la hucha de las pensiones ha encendido todas las alarmas en el sector empresarial, en un momento en el que los negocios aún tienen que remar contra la marea de la crisis y la incertidumbre en torno al ritmo de la recuperación económica.
Los empresarios defienden desde hace años que las cotizaciones sociales a las que tienen que hacer frente están entre las más elevadas de los países de su entorno. Y los datos avalan la teoría. En total, el tipo impositivo medio sobre el sueldo bruto en España se sitúa en el 36,25%, frente al 26,08% de media en los países de la OCDE.
Si se desgranan las cifras, queda patente que las cotizaciones pagadas por el trabajador son muy bajas en relación a la media: 6,4% frente al 9,7% de la OCDE. Pero las que paga el empleador están en la parte alta, muy alta, de la tabla. Según los datos más recientes, el tipo impositivo medio pagado por un empresario en España asciende al 29,9%. Solo hay seis países donde se paga más, liderados por Francia (36,3%), al que siguen la República Checa, Estonia (33,8%cada uno), Italia (31,6%), Suecia (31,4%) y Eslovaquia (30,2%). Y la media es mucho más baja, del 16,3%, para el conjunto de la OCDE.
Según datos recopilados por el Instituto de Estudios Económicos (IEE), si solo se tienen en cuenta los países de la organización que pertenecen a la Unión Europea, el resultado de la media que pagan los empresarios también es notablemente inferior, del 21,5%.
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«Habrá que valorar la propuesta en detalle, pero está claro que las empresas españolas ya pagan mucho más en Sociedades que las europeas y lo mismo ocurre con las cotizaciones. Cualquier aumento va en detrimento de la competitividad y perjudicará la creación de empleo», aseguraba hace unos días durante una presentación Íñigo Fernández de Mesa, presidente del IEE.
La misma visión maneja María Jesús Fernández, economista senior de Funcas. Considera que la medida propuesta por Escrivá es «muy desacertada, especialmente con la tasa de desempleo estructural tan anormalmente alta que sufrimos».
Advierte que las cotizaciones sociales son un impuesto directo al empleo, con un efecto negativo sobre la creación de puestos de trabajo y sobre el nivel de los salarios. «Lo que dictaría nuestra situación sería justamente lo contrario, un descenso de las cotizaciones», insiste.
En un análisis realizado para este medio a partir de datos de Eurostat, los expertos del IEE recuerdan que, si se toma como referencia el peso sobre el PIB, solo cuatro países superan el 9% que suponen en España las contribuciones sociales obligatorias de los empresarios. Se trata de Estonia, Francia, República Checa y Eslovaquia. La media de la Unión Europea es, en este caso, del 7,3% sobre el PIB. Y por debajo se sitúan países como Alemania (6,9%) o Portugal (5,8%).
Con estos datos sobre la mesa, la patronal ha entrado en cólera ante la propuesta de Escrivá, recordando que el incremento de los costes laborales ya está afectando a su competitividad y lastrando la creación de empleo con la subida del salario mínimo (SMI), por lo que una subida de las cotizaciones sería el golpe definitivo en un momento de máxima incertidumbre para el sector.
Desde Funcas coinciden. María Jesús Fernández insiste en que cubrir por esta vía el déficit que se va a generar en los próximos años en el sistema de pensiones «además de ser infructuoso -con aumentos de las cotizaciones solo se podrá cubrir una fracción del déficit que se va a generar- supondría tratar de paliar el problema al precio de más desempleo y salarios más bajos».
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