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El presidente de Canarias da el pego como protagonista de un 'remake' de 'El hombre tranquilo', la película de 1952 de John Ford que contaba el regreso a un precioso pueblo irlandés de un personaje encarnado por John Wayne. Allí, Sean Thornton, que así se llama el protagonista de la historia, parece ser un tipo de lo más pacífico, que habla con todos, que cae bien a todos, que encuentra siempre tiempo para compartir una conversación en el pub o en medio del campo, pero que, cuando llega el momento, sabe sacar los puños y batallar. Hace tres años, Torres tuvo que fajarse nada menos que con Coalición Canaria, que siempre ganaba los combates electorales quizás por experiencia y porque otros partidos subían al ring con los brazos un tanto caídos. Después tuvo que fajarse en otro combate no menos complejo: conseguir que la negociación de los pactos cayese de su lado y que se gestase el Pacto de las Flores. Y, ya investido, le tocó sacar los puños ante un rosario de acontecimientos imprevistos que han marcado una legislatura especialmente compleja para todos. Ahora, tras tanto combate, Torres parece ese hombre tranquilo que empieza a sonreír porque hay indicadores positivos (turismo, afiliación a la Seguridad Social, actividad portuaria...) pero, como él mismo reconoció ayer, todo atenuado por una inflación desbocada, unos precios de la energía que no hay manera de meter en cintura y una guerra que, desgraciadamente, se prolonga y se enquista.
El otro personaje de cine que recuerda Torres en actos como el de ayer es Neo, el protagonista de la saga 'Matrix'. Sobre todo el de la primera entrega, ese que tenía una habilidad para esquivar las balas. Ayer lo demostró Torres con las preguntas de los compañeros de la casa (Vicente Llorca, director adjunto; José Ramón Sánchez, delegado en Lanzarote; Bárbara Hernández, Silvia Fernández e Ingrid Ortiz). No es que no respondiera sino que tiene ya oficio para sortear, tirar de cintura y hacerlo, además, con un castellano que entiende todo el mundo.
Ahora, a punto de cumplirse los tres años de la investidura, Torres recuerda que al Pacto de las Flores le daban los agoreros seis meses de vida y que había apuestas sobre si se comía el turrón navideño el primer año como presidente. Lo cierto es que el cuatripartito ha sacado adelante sin problemas tres presupuestos y ya está Román Rodríguez escribiendo los primeros párrafos de la cuarta.
Después, porque esto va muy rápido, Torres volverá a tener que fajarse. 2023 llegará antes de lo que parece y en mayo toca elecciones. El hombre tranquilo volverá a golpear.
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