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El turismo vuelve con gran fuerza a las islas tras el levantamiento de las restricciones por la pandemia. EFE
OPINIÓN

Todos los futuros (no) perdidos

El planeta se atrofia y paraliza. Con una imprevista rotura en la cadena mundial de suministros que muestra la necesidad de 'relocalizar todo lo hasta ahora deslocalizado'

DAVID MORALES DÉNIZPRESIDENTE SKAL INTERNACIONAL DE TURISMO DE GRAN CANARIA - @DAVIDMDENIZ

Viernes, 29 de octubre 2021, 02:00

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Coincidiendo con el décimo aniversario del final de la banda terrorista ETA, Eduardo Madina (exPSOE) y Borja Sémper (exPP) acaban de publicar, conjuntamente, el libro 'Todos los futuros perdidos'. Un conmovedor testimonio contra el miedo, el silencio y el olvido ante la barbarie.

A Madina (Bilbao, 1975) los terroristas le colocaron una bomba lapa en los bajos de su coche, en febrero de 2002. Perdió su pierna izquierda a la altura de la rodilla. Tuvo que dejar de jugar al voleybol profesional en su UPV Bizkaia.

A Sémper (Irún, 1976) fue la casualidad la que le salvó la vida. El día en que, en 1997(mismo año del asesinato de Miguel Ángel Blanco), el Comando Ibarla, de ETA, tenía planeado ejecutarlo en la facultad de Derecho en la que estudiaba, Sémper, sencillamente, no fue a clase. «Estoy vivo porque no fui a clase el día en que iban a matarme», recordaba en 'El Pais' en febrero de 2020.

Toda Europa tiene puestos sus ojos turísticos y anhelos vacacionales en nuestras islasLa locomotora canaria del turismo ha vuelto con fuerza a las vías de la actividad

Dos jóvenes voces en las antípodas ideológicas políticas, pero unidos en comunión en cuanto a dura experiencia vital y empatía compartidas. Ejemplos, ambos, de superación individual y colectiva: la suya propia, la del buen pueblo vasco, y, por extensión, la de toda España.

Mismo sentido de superación que en Canarias corresponde aplicar no, afortunadamente, en materia de terrorismo. Y sí en las coordenadas de recuperación social y económica, una vez casi transformada ya la pandemia en epidemia, gracias a las vacunas y a sus descubridores, recientes Premio Princesa de Asturias 2021 de Investigación Científica y Técnica.

Jugando literal y literariamente con 'Los pilares de la Tierra', de Ken Follet, el escritor galés tendría claro cuáles deberían ser nuestros pilares, los de la tierra Canarias, en esta etapa de recuperación: turismo, agricultura, ganadería, pesca, energías renovables, obras públicas, telecomunicaciones y nuevas tecnologías, transportes, logística, servicios financieros y jurídicos, comercio, educación, servicios sociales, sanidad, investigación científica e industrias sostenibles. Pilares para un futuro -aún no perdido- sobre el que construir la 'catedral' de una Canarias de oportunidades. Con el refuerzo de la teórica lluvia de millones, estatales y europeos, para renacer.

Y todos esos pilares bien asentados sobre los cimientos de un archipiélago en el que, de una vez por todas, pasen a ser historia las terribles estadísticas relativas a la población isleña en riesgo de pobreza y/o de exclusión social (unas 810.000 personas, casi tantas como toda la población de Gran Canaria). O, aún peor si cabe, en situación de pobreza severa (unas 375.000, casi tantas como la población de ¡¡Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro juntas!!), según el XI Informe sobre 'El Estado de la Pobreza', de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España. Cifras inadmisibles para una región europea y occidental como Canarias, por muchos -cierto es- estragos sociales y económicos que haya generado por la pandemia durante 2020. Porque ese mal ya venía de antes. Era endémico.

Ante esa cruda realidad de riesgos y niveles de exclusión social y/o pobreza, fundamental que en la Canarias que resurja de la pandemia, la recuperación del Producto Interior Bruto medio de las islas en los años de mayor bonanza (en torno a 47 mil millones de euros), el aumento de los niveles de inversión, gasto público, consumo privado y de las importaciones desde el archipiélago, se acompasen con y favorezcan a su vez mayores índices de desarrollo y bienestar social y económico. Que crezca el PIB, que crezca el empleo (digno), y que se reduzcan las tasas de paro y pobreza.

El planeta se la juega. Climática y medioambientalmente. Y Canarias, -también afectada ya en nuevos condicionantes climáticos (mayor número de episodios de calima, incendios de sexta generación, anomalías en comportamiento de los vientos alisios, sequías)-, puede situarse en el epicentro del tablero de la investigación, desarrollo y aplicación de las energías alternativas, o del tratamiento del agua (el oro del futuro). Con Gorona del Viento como punta de lanza, y Salto de Chira como continuador del desarrollo sostenible. Resituando, por ejemplo, a las universidades canarias, desde las administraciones, en ese marco líder de referencia académico e investigador.

El planeta se atrofia y paraliza. Con una imprevista rotura en la cadena mundial de suministros que muestra la necesidad de 'relocalizar todo lo hasta ahora deslocalizado'. Generando una ventana de oportunidad económica y laboral para el archipiélago a la hora de atraer empresas de toda índole y captar inversiones sostenibles, en el marco de ese escenario excepcional denominado Zona Especial Canaria, -hasta la fecha quizás aún demasiado 'durmiente' tras décadas de existencia-, en asociación con la destacada capacidad logística de nuestros puertos y aeropuertos.

Europa se desgañita. Con el Reino Unido ante sus constantes desafíos e incumplimientos en torno al acuerdo firmado del Brexit (y ahí están, faltos de transportistas -camioneros-, con serios problemas de abastecimientos de todo tipo). Y con países como Hungría y Polonia, donde las fuerzas de extrema derecha parece que pretenden retornar a paisajes e imágenes no deseados del pasado. Pero, en general, con un firme propósito por parte del resto de los países miembros de continuar fortaleciendo la unión económica y aduanera como marco de referencia europeísta.

España se flagela, en el actual proceso de análisis y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022, en torno a los cuales todos los años, por estas mismas fechas, escuchamos los mismos mensajes, epítetos, soflamas y posiciones encontradas. Y en lo que parece ser ya el arranque de la pre-campaña de las elecciones municipales, autonómicas y generales de 2023.

Y Canarias, con el dolor presente por la destrucción volcánica en La Palma, va recuperando poco a poco el calor de la vida en las calles, la ruborización ante los atascos en las carreteras, y el color 'rosadito' que vuelven a lucir en su piel los miles de turistas que nos vienen visitando desde verano. Del 0 al casi lleno turístico, una vez las milagrosas vacunas van generando la protección adecuada para huéspedes y anfitriones. Pero sin perder de ojo cualquier inesperado revés que provoque el virus.

La locomotora canaria del turismo ha vuelto con fuerza a las vías de la actividad, con un destacado arranque de la temporada turística de otoño-invierno en la que las ocupaciones raramente son inferiores, de media, al 80% en nuestros principales núcleos turísticos. Y con ya casi toda la planta alojativa turística de las islas de nuevo a disposición de nuestros visitantes.

Locomotora turística, en cualquier caso, que ha permitido subir, nuevamente, al vagón del empleo a miles de canarios hasta ahora protegidos socialmente por los ERTE. Y con la paradoja de que, aun constando unos 210.000 canarios en paro -según último dato del mes de octubre-, empieza a ser difícil incluso cubrir vacantes laborales ya sea en el turismo o en la construcción. Lo que dará pie, ojo, a la repetición del fenómeno migratorio laboral desde otras regiones de España hacia las islas.

Toda Europa tiene puestos sus ojos turísticos y anhelos vacacionales en nuestras Islas Canarias. Y fe de ello dan nuestros aeropuertos, con ritmos de movimientos de aeronaves y pasajeros casi calcados a aquel octubre de 2019 en que, tras el shock y noqueo por la quiebra de Thomas Cook, rápidamente otras compañías fueron cubriendo su hueco en el mercado.

Lo cual corrobora, tal y como ha publicado el digital Hosteltur tras unas recientes jornadas de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), el aumento de las reservas áreas desde Escandinavia hacia España, superando ya las cifras de 2019. Con Dinamarca, Suecia y Noruega como principales mercados emisores. Y con Canarias, como no, como su destino estrella. Añadiendo además dicha información, que los vuelos desde Alemania y Reino Unido ya se sitúan tan sólo a un 15% de recuperar las cifras del otoño previo a la pandemia.

Ya ven. El futuro no está (aún) perdido. Como si, por desgracia, lo estuvo para las 853 víctimas mortales y miles de heridos de ETA. Sólo toca afrontarlo con valentía, determinación, paso firme y unión. Como hicieron Eduardo, Borja y tantos otros, objetivos de los terroristas de ETA.

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