Asturias, una costa con encanto

Es precisamente su costa la que guarda unos de los tesoros más preciados de la comunidad autónoma: sus pueblos marineros. A lo largo de 400 kilómetros, bañados por el mar Cantábrico, se encuentran dieciocho encantadores pueblos pesqueros que albergan, entre sus puertos y rías, más de quince faros y 200 playas.

Este litoral ofrece un sinfín de caminos y carreteras por los que poder visitar cada uno de estos rincones tan singulares. A través de estas sendas podemos llegar a Gijón, una ciudad que invita a pasear y disfrutar de lugares como la playa de San Lorenzo, un arenal urbano de casi tres kilómetros en el que destaca La Escalerona, una gran escalinata construida en los años 30 del siglo XX. A la izquierda de la playa, podremos ver el Campo Valdés que termina en Cimadevilla, un antiguo barrio pesquero habitado desde la época romana.

Siguiendo nuestro camino por la costa asturiana descubriremos Avilés, una localidad conocida por ser uno de los principales centros industriales del pasado siglo. En ella encontraremos edificios emblemáticos, como el Palacio de Ferrera o el Teatro Palacio Valdés de 1920.

Si continuamos en dirección oeste, entraremos en Cudillero, un pueblo reconocido por su riqueza marítima. Este lugar descubre una estampa de casas de colores y viviendas de estilo indiano que le ha otorgado mucha fama, de hecho, se le apodó en su momento como el 'Versalles asturiano'.

Otra villa de pescadores asturiana con encanto es Luarca. Al llegar a ella, podrás contemplar sus casas indianas y la Mesa de Mareantes, el lugar donde los marineros debatían si salir o no a faenar en función de las mareas.

Si nos dirigimos a la costa oriental, encontramos el puerto de Tazones, lugar en el que desembarcó Carlos V al llegar a España y que, en la actualidad, puede presumir de ser el único de la zona que formó parte de las rutas imperiales del rey en Europa. Es precisamente en esta localidad donde se encuentra la famosa Casa de las Conchas, que se ha convertido en un reclamo turístico por excelencia.

Cerca de Tazones, en el concejo de Colunga, encajonado entre el mar y la montaña, se asoma Lastres, un pueblo marinero de casas colgadas que destaca por su puerto. Allí permanece la actividad pesquera, la famosa subasta y una variedad de restaurantes y sidrerías que hacen honor a la cocina asturiana. Pero en el concejo de Colunga también puedes darte un baño, practicar deportes acuáticos o, incluso, viajar a la prehistoria y descubrir huellas de dinosaurio y un Museo del Jurásico.

Abierto al mar Cantábrico y elevado a unos 20 metros sobre el mar, descubrimos Ortiguera, uno de los paisajes más bonitos de todo el litoral asturiano. Junto a las montañas encontraremos sus características casas de colores y su puerto, El Ribeiro, construido para proteger a los pescadores del azote del mar. Esta villa fue muy importante durante el siglo XIX, cuando muchos asturianos volvieron después de hacer fortuna en América. De esta época se conservan las famosas casas indianas, una de las más visitadas es la Quinta Jardón.

Finalmente, al este, veremos Ribadesella. Se trata de un enclave muy destacado, ya que toma su nombre de la desembocadura del río Sella, uno de los más importantes de Asturias, conocido por la pesca del salmón y por el Descenso Internacional que lleva su nombre. Ribadesella es un municipio rodeado por montañas, playas y acantilados. Limita al norte con el mar Cantábrico, al sur con los concejos de Cangas de Onís y Parres, al este con el concejo de Llanes y al oeste con el concejo de Caravia, localidades reconocidas por su amplio paisaje campestre.

El Principado no solo es costa y montaña. Gracias a sus características praderas y a la riqueza del mar Cantábrico, ha conseguido mantener una ganadería y agricultura propia que ha llevado a Asturias a presumir de una de las gastronomías más completas y variadas del país.

En sus pueblos, como en el resto de la región, podemos disfrutar del que se ha convertido en símbolo de la cultura asturiana, la fabada, el manjar por antonomasia de la región, encontrándose dentro de las diez recetas típicas de la cocina española.

También podemos disfrutar degustando el cachopo, un plato hecho con dos filetes de ternera rellenos de jamón y queso, empanados y fritos, aunque en la actualidad puedes encontrarlo de cecina, queso de cabra o setas, entre otros.

Además podrás darle a tu viaje un toque dulce con las casadielles y los carbayones.

En definitiva, Asturias es un pequeño paraíso que ofrece a sus visitantes una gran variedad de paisajes y localidades con encanto propio y una gastronomía de lo más completa.