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josé a. gonzález
Madrid
Domingo, 14 de agosto 2022, 23:08
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«¡El precio del litio ha subido a niveles de locos!». Esto tuiteaba a principios del mes de abril, Elon Musk, fundador y autoproclamado 'tecnorey' de Tesla. El nuevo oro blanco es una de las materias primas indispensables en la transición y electrificación de la movilidad. Las baterías de los coches eléctricos, dependiendo de la edad del vehículo y también del fabricante, tienen unos u otros materiales, aunque los más comunes son el litio, el níquel y el cobalto.
La santísima trinidad de la nueva movilidad que, como el resto de materias y productos, ha visto cómo su precio se ha disparado en los últimos meses. «Estamos apostando por nuevas tecnologías para nuestras baterías con el objetivo de reducir su coste», responden fuentes de Renault a este periódico.
Del mismo modo que los precios de la cesta de la compra se han encarecido, los minerales que permiten que los vehículos eléctricos arranquen también han sufrido la temida subida de la inflación. En los últimos meses el carbonato de litio ha crecido un 431% y el hidróxido de litio por encima del 450%. «Esto es parte de la tormenta perfecta que está atravesando el sector», señalan desde la firma gala.
La crisis de los semiconductores ya puso en jaque a la industria automovilística y ahora las materias primas amenazan con hacer calar los nuevos motores eléctricos. «Esto, unido a la situación del suministro de semiconductores -que en 2022 supondrá una pérdida estimada de 300.000 unidades-, ha hecho que demos prioridad a los productos con alto valor añadido», explican desde Renault.
El pasado 2021, las ventas de vehículos cerraron un ejercicio récord con un total de 27.769 unidades matriculadas, lo que supone un 37,76% más con respecto a 2020, según Anfac. Un incremento que ha ido aparejado de una fuerte subida de precios. 26.105 euros de media por un coche de esta gama, cifra que ya se ha quedado lejos de la actual que suma 8.200 euros hasta superar los 34.000 euros de media.
Inflación impulsada por las materias primas de las baterías que han duplicado su valor en apenas 24 meses. «Solo los costes de los materiales específicos para desarrollar estos vehículos han pasado de 1.950 euros (unos 2.000 dólares al cambio actual) a 4.395 euros (4.500 dólares)», según la consultora AlixPartners. Por su parte, el precio medio de las materias primas para dar vida a los coches eléctricos «casi se ha triplicado», destacan desde la consultora.
En dos años, el coste ha pasado de 3.300 a más de 8.000 euros. Una cifra muy lejana de la marcada por los coches de combustión, que usan el acero como principal componente y cuyo precio está en los 3.225 euros de media en 2022. No obstante, esta cifra es un 106% mayor que la registrada en marzo de 2020, justo antes de la irrupción del coronavirus.
La escasez de estos minerales y cuya demanda no deja de crecer porque no es solo materia prima para la industria del automóvil, sino también para la tecnológica, ha disparado la curva al alza, pero «ya han tocado techo», responden los analistas de Credit Suisse. ««En realidad, podríamos ver que el mercado vuelve al equilibrio o incluso a un superávit en los próximos 18 meses», apuestan. La fiebre por este nuevo oro blanco, por el níquel y por el cobalto ha llevado a todo tipo de empresas a buscar estos minerales por todos los rincones del planeta.
«La industria necesita construir 50 minas más de litio, 60 más de níquel y 17 más de cobalto de aquí a 2030 para cumplir los objetivos globales de emisiones netas de carbono», advierte la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
Chile, Australia y Argentina representan actualmente el 90% del suministro mundial de litio. «Hemos visto que muchas minas nuevas entran en producción, incentivadas por los altos precios», destaca el jefe de investigación de recursos energéticos de Credit Suisse, Saul Kavonic, en una misiva a inversores.
Estados Unidos y China son dos actores que han empezado a poner en marcha sus minas de este mineral. Europa, por su parte, pone el foco en la Península Ibérica para llevarlo a cabo.
Desde 2012, el precio de la tonelada de litio se ha multiplicado por nueve. «No hay escasez, sino que el ritmo de extracción es lento», uno de los tantos avisos que Elon Musk, fundador de Tesla, escribió a principios de este año en Twitter.
«Es posible que Tesla tenga que ingresar directamente a la minería y la refinación a escala, a menos que mejoren los costes», añadía en otros 120 caracteres. Un negocio que ha reportado miles de millones de dólares a una de las grandes competidoras de Tesla, BYD.
La automovilística china BYD se ha ocupado de principio a fin de la cadena de producción de sus vehículos, desde la extracción de minerales al ensamblaje de sus automóviles. Recientemente BYD ha logrado una concesión del gobierno de Chile para la extracción de 80.000 toneladas de litio.
Aunque el litio se encuentra en grandes zonas del planeta, su extracción en bruto no es válida para la fabricación de baterías. Para su utilización es necesario un refinamiento. «Es una licencia para imprimir dinero», advertía Musk a principios de año.
Pero, aún queda otro negocio por descubrir: el reciclaje de las baterías. Un proceso aún inexplorado, pero que reduciría la necesidad de extraer y refinar nuevo litio. Dos técnicas con un alto coste para el medioambiente, ya que varios estudios científicos aseguran que «se necesitan unos dos millones de litros de agua para producir una tonelada de litio».
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