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– ¿Cómo encontró al sector primario tras cuatro años fuera del cargo. ¿Diría que está en uno de sus momentos más delicados?
– Es verdad que lo encontramos peor que hace cuatro años. Hay que aclarar que hubo circunstancias como la pandemia o la Guerra de Ucrania que influyeron directamente en esa situación negativa. La clave fue que durante el covid los trabajadores siguieron produciendo. A los animales y los cultivos hay que seguir cuidándolos, no se les puede desatender, con lo cual existía un coste diario de mantenimiento con menor beneficio. Al cerrar los canales de distribución hubo una afección muchísimo mayor que otros sectores.
Después, las ayudas que se dieron no estuvieron bien diseñadas. Las grandes industrias agrícolas y ganaderas de Canarias no pudieron acogerse a subvención porque no tenían pérdidas del 30% respecto al año previo. Al no haber parado la producción, los costes los seguían teniendo pero sin el beneficio de vender. Lo injusto fue que cuando las empresas entraron en Erte, al empresario se le quitó el IBI, el IRPF, se le quitaron los impuestos. Con lo cual, los costes eran mínimos, no tenía beneficios, pero los costes se redujeron.
En cambio, los del sector primario tenían los mismos costes. Esto hizo que el sector que más que tuvo que aguantar no se beneficiara de las ayudas, que sumado a la subida de precios de la Guerra de Ucrania, hicieron que el sector estuviera en su momento más delicado de los últimos años.
– ¿Ha podido cumplir alguno de sus retos para esta legislatura?
- Durante los primeros meses nos dedicamos a procurar que el sector primario no cayese, sacando ayudas directas, pagos y subvenciones. Estamos sacando un subsidio a los pescadores que desde el año 2021, no se les pagaba. Una vez hecho, ahora es cuando estamos planificando, algo que me hubiera gustado hacer desde el principio para hacer políticas a medio y largo plazo, pero desgraciadamente no nos queda más remedio que meternos en el fango para intentar solucionar los graves problemas del sector, que eran de actuación inmediata.
– ¿Qué medidas van a poner en marcha para solucionar el problema de la mano de obra?
– Se trata de un problema generalizado en todos los sectores pero con una mayor incidencia en el sector primario. Lo que estamos haciendo es potenciar las escuelas y los cursos. Estamos haciendo convenios con diferentes centros educativos, para que chicos y chicas puedan ingresar a la actividad. Tenemos escuelas que son punteras en Canarias.
Lo que nos falta es difusión para que la gente sepa que existe esa formación gratuita, puntera, y que es muy práctica, y que encima este año tiene novedades. Los alumnos no tienen que esperar al segundo año para hacer las prácticas sino que lo harán ambos años, consiguiendo mayor interactividad con la empresa, que es fundamental. Tienen que saber que hay muchas empresas interesadas en contratar a los alumnos antes de terminar la formación, lo que demuestra que hay mucha salida profesional.
– ¿Cómo lo van a conseguir?
- Acudiendo a los centros educativos a explicarles que esa opción existe y luego, potenciando algo que ya hicimos en diciembre, una campaña de divulgación en las redes sociales, con vídeos atractivos en plataformas que llegan a la juventud, para que entiendan que tienen esa posibilidad de tener aquí en Canarias una formación específica y cualificada.
– ¿Cuál es la diferencia de que la ayuda del POSEI esté vinculada a la producción y no a la hectárea y cómo afecta a los agricultores?
–Desde que entré en la Consejería la primera vez he pensado que beneficia mucho más la productividad en casi todos los sectores que la hectárea. Si te ayudo por lo que tengas plantado, pero no por lo que produzcas, hay gente que planta pero ni siquiera recoge, ahorrándose los costes de la recogida y solo lo hacen cuando el mercado está muy alto porque saben que sin recoger, les pagan igual. No estoy muy de acuerdo con esa política. Si tú produces y eres bueno, te pago más. Eficacia y eficacia, que es lo que se busca en el sector para ser más competitivo, por eso cambiamos.
– ¿Cómo lograrán que las inversiones que realiza el sector primario en maquinaria se pueda beneficiar de las ayudas industriales?
– No tengo claro cómo lo podemos hacer, pero si que deberían acogerse a las dos, porque primero no le damos el máximo de ayudas ya que Europa tasa un máximo de ayudas por empresario. Cuando hablamos del PIB del sector primario, se sitúa en un 1,89, pero es según lo que valoremos. Por ejemplo, con los servicios en la Cartonera Canaria o Vidrieras Canarias. Un gran porcentaje va destinado al sector primario. Son dos industrias que viven del sector primario. Nos tenemos que convencer a nosotros en Canarias y en España a que podamos vincular varias ayudas. Que si la máxima ayuda es un 50% agricultura pueda aportar el 30% y otra área el 20%.
– ¿Cuáles son las medidas de desarrollo para los municipios de menos de 10.000 habitantes. Es realista que los jóvenes se queden en el campo?
– Tenemos jóvenes empresarios del sector primario que son una maravilla, han innovado y son pioneros en Europa. Generan empleo, riqueza y han dimensionado el sector primario con explotaciones ganaderas que tienen actividades complementarias, visitas, talleres, bodegas que están atrayendo al turista. Yo creo que hay que visibilizar a esos jóvenes y olvidarnos de esa imagen del ganadero o la agricultora que llega sucio a casa, no, El ganadero es un empresario, con sus vacaciones y sus días libres como cualquier otro empleado.
–¿Y cómo hacemos que los que ya están no se vayan?
- El romanticismo está muy bien, pero para que el joven esté interesado hay que hacerlo rentable, Es lo que buscamos con la nueva propuesta del presidente del Gobierno de potenciar los servicios en las zonas rurales y estoy convencido que si vendemos bien esa idea podemos hacer un cambio de paradigma. Es algo que no debería depender del sector primario, que ya ayuda a otros sectores sino de la ayuda del resto para potenciar estos municipios.
– ¿La soberanía alimentaria no acaba de ser una realidad, cuál es el camino para alcanzarla?
–Tenemos que ser conscientes y realistas. En los sistemas insulares se dice que si llegamos al 40% de autoabastecimiento podemos empezar a hablar de soberanía alimentaria. Somos conscientes de que en nuestro terreno es imposible, no tenemos terreno para plantar todo lo que consumimos, no solo para los 2,3 millones de canarios pero también para los 16 millones de turistas. Es verdad que hay algunos productos, como el atún rojo donde si llegamos al 100% o a un 70% en la papa pero la realidad es que no podemos llegar a ese 40%.
– ¿Por qué no se llega?
- Hablamos de que Europa hace unas políticas en contra del sector primario, importando de países terceros productos mucho más baratos de los costes de producción que nos impone a nosotros. Al final, la economía de las familias es la que es y van a lo más barato. Si fueran tajantes y les exigieran la misma normativa con los fitosanitarios, los requisitos de trazabilidad, medioambientales y de residuos ya no entraban y si lo hacen el precio sería equilibrado, lo que podría fomentar nuestra producción.
– ¿Cómo se explica que la UE favorezca la llegada de productos de terceros países que son competencia de Europa?
– Estoy buscando a una persona sensata que lo explique porque no tiene ningún sentido que Europa favorezca la entrada de productos de terceros países que compiten de manera desleal y la palabra desleal es fundamental. Pasa con las harinas cárnicas en Latinoamérica, con los huevos en Marruecos. Considero que estos productos no pueden venir aquí y esperar que se les aplique la política de su país, deben acogerse a la de aquí.
– ¿Le sorprendieron las informaciones acerca del presidente de la COAG?
– Aquí quiero ser muy cauto. Evidentemente sorprenden porque he trabajado con él durante muchos años. Digo, cualquier información que salga en los medios sorprende, pero bueno, como siempre, soy muy cauto y soy muy respetuoso, tanto con la justicia como con él. Habrá que dejar que el proceso de investigación termine y ver cómo quedan las cosas.
– ¿Qué piensa de las manifestaciones de los agricultores en Europa. Qué medidas incluye la ley de Cadena Alimentaria?
– Nosotros compartimos muchas de las reivindicaciones del sector, de las que se han manifestado, tanto aquí como en Canarias como en Europa. Porque es real. Europa ha dicho que está dispuesto a rebajar los niveles de burocracia y de exigencia al sector europeo. Hay demasiada burocracia. Hoy en día, una cabra está mucho más controlada que un ser humano. Los requisitos que se piden no están diseñados para el pequeño agricultor o la pequeña ganadera. Están diseñados para las grandes empresas que tienen departamentos técnicos, y jurídicos.
Sería bueno que se exigiera el cumplimiento de la ley a quien tiene que exigirse, que son las grandes superficies y deje ir en contra del agricultor, del ganadero, de la pescadora. La Ley de Cadena aboga por un reparto más justo y equilibrado en la cadena. Muchas veces, el agricultor , entre que planta y recoge, se pega 8 meses sin cobrar y el resto de la cadena saca sin poner en riesgo todo lo que tiene, el triple de beneficio. Muchas veces, el agricultor va a pérdida. Creo que la filosofía de la Ley está muy bien, pero creo que la aplicabilidad no está funcionando.
– ¿Por qué las tractoradas en Canarias no alcanzaron el nivel de las del resto del país y Europa?
– Creo que fueron un ejemplo de manifestación, tengo que decirlo y felicitarles a ellos. No fue una reivindicación, a lo mejor no tan radical pero es igual de realista igual y saben que la cosa está mal. Presentaron documentos en las administraciones públicas para un compromiso y ahora tenemos que responder. Pero si es verdad que están en una situación igual o peor porque lo que está pasando Europa ahora, nosotros ya avisamos a la Comisión que la burocracia y las cláusulas espejo eran un riesgo para la agricultura. El sector en Canarias está mal y de hecho, lo viene padeciendo mucho antes que el resto del continente.
–Aún así, los hay que no están contentos con los acuerdos, en concreto, las comunidades de regantes. ¿Cómo se puede arreglar?
– El agua es uno de los problemas más graves que tenemos ahora como sociedad y entiendo que estén descontentos. Todos tenemos que hacer autocrítica. No hemos sabido hacer una buena planificación, quitando algunos casos, pero las administraciones públicas, desde los ayuntamientos a los gobiernos tanto de Canarias como de España, no hemos hecho una buena planificación del agua para garantizar un precio adecuado a la población, a la sociedad y también al sector primario y sector industrial. Hay que empezar desde la base, desde los ayuntamiento que es donde están las mayores pérdidas en las redes de abasto, hasta 50 y 60% de pérdidas en redes antiguas. Tienen que atajar esas pérdidas.
Los municipios tenemos que concienciarnos de que tenemos que invertir en las pérdidas de agua. Los cabildos también tienen que hacer una planificación hidroeléctrica e invertir en agua, en sistemas de agua insulares y desde el Gobierno pero tenemos que colaborar en cofinanciar esas infraestructuras, que es lo que estamos haciendo. Vamos a invertir en más de 70 millones de agua en los próximos años en todas las islas.
– ¿No va la línea Fuerteventura-Tarfaya un poco en contra del concepto de soberanía alimentaria?
– Lo que tenemos que exigir a la línea de Tarfaya es que tengan todas las medidas y controles necesarios para tener un puesto de inspección fronteriza para garantizar que cualquier cosa que entre, lo haga con las garantías sanitarias para el sector, tanto en plagas como en virus. Después, plantearnos que hay productos que no deberían entrar porque compiten deslealmente con los nuestros, principalmente las hortalizas, los huevos, etc. Si estamos en igualdad de condiciones seremos competitivos. Lo primero es garantizar ese control y lo segundo, es plantearnos que el gobierno de España no nos deja tener competencia sobre las líneas exteriores. Con lo cual, ellos deciden todo.
– ¿Cómo afrontan los planes para la transformación de la superficie del tomate hacia otros alimentos, como la papaya?
– Lo que ahora estamos haciendo es un plan de recuperación y transformación del sector tomatero. Estoy muy contento porque este año tenemos más producción de tomate, eso es positivo. Lo venden todo. La caída del sector se ha calmado un poco y estamos en un proceso de diversificar a otros cultivos que puedan ser rentables y consuman menos agua, que siempre es positivo. Ha habido algunos cultivos que sí han cambiado, principalmente al pepino y a la papaya.
– ¿Han mejorado su situación los sectores pesquero y ganadero respecto a la importación de piensos?
– En el sector pesquero hay que buscar la manera porque este año va a sufrir mucho. Sigue con unos costes muy elevados y no hay pescado, con lo cual tenemos que estar pendientes. En el sector ganadero sí, hemos mejorado, fundamentalmente porque es la primera vez en la historia que cambiamos el REA en febrero. Los últimos cuatro años se dio siempre en octubre, solo tres meses, y los otros meses tuvieron que pagar una cantidad muy elevada, este año desde febrero estamos subvencionando un 20% más, pero aparte han bajado los precios en Europa, con lo que hemos alcanzado precios del 2018.
Este verano haremos una inspección dura a los importadores, para que entiendan que la ayuda que damos a la importación tiene que ir directamente vinculada a un descuento al ganadero y en ningún caso puede ser beneficio PAC. Si no cumplen, seremos muy rigurosos a la hora de sancionar porque la ayuda pública no va a enriquecer a nadie, solo a abaratar los piensos de consumo anual.
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