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La industria de cruceros aumentará su capacidad un 10% en los próximos cinco años, según las previsiones de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), que descartan que la contestación social al turismo de masas afecte a su cifra de negocio, pero sí a los destinos a los que viajan. «La turismofobia no solo es un problema en España, también en Francia y otros países del Mediterráneo, pero los visitantes cada vez son más sensibles y las actitudes violentas que se han visto en lugares como Barcelona tienen un impacto en la reputación del destino», aseguró Marie Caroline Laurent, directora en Europa de CLIA, en una visita este martes a Madrid.
Por tanto, los cruceros están comenzando a cambiar sus rutas hacia destinos más amables con los turistas. De hecho, Alfredo Serrano, director en España de CLIA, indicó que hay países como Arabia Saudí y otros del entorno que están realizando «inversiones millonarias» en potenciar su sector turístico y reciben a los turistas con los brazos abiertos. «Como es complicado el diálogo con el consistorio de Barcelona, por ejemplo, se traducirá en cancelaciones y descontento de los turistas», aseguraron en rueda de prensa, donde pidieron que las autoridades dejen de «demonizar» el turismo y empiecen a gestionar mejor las ciudades para entender bien los problemas de la contestación social al fenómeno.
5.670 millones de euros
fue la facturación en España del sector de los cruceros en 2022, un 6% menos que en 2019, antes de la pandemia.
Además, no se piensa solo en cambiar de país, sino de ciudades de llegada de turistas dentro de España. La infraestructura está preparada, «solo hace falta que los responsables de la promoción turística del país ofrezcan a los extranjeros conocer otras ciudades atractivas» como La Coruña, Ferrol, Almería, Alicante, Cartagena o Cádiz, donde cada vez atracan más barcos.
A este problema de contestación social se suma que un 60% de los viajeros de crucero repiten experiencia, por lo que es «esencial» buscar nuevos destinos a los que llevar a los miles de turistas que se suben mensualmente a un barco.
Las previsiones apuntan a que el turismo supondrá el 17% del Producto Interior Bruto (PIB) en España dentro de diez años, por lo que hay que gestionar esta pata de la economía «a mucho más alto nivel», aseguró Serrano. Y la industria de los cruceros será una parte importante, ya que se sumarán unos 50 barcos en los próximos cinco años a los 300 que hay actualmente en el mundo.
España es el cuarto mercado emisor de Europa y noveno a nivel mundial de cruceristas. En 2023 viajaron un total de 586.800 españoles en crucero y los destinos principales son el Mediterráneo y el Norte de Europa.
Una de las formas de descontaminar el sector es la electrificación de los puertos. Serrano explicó que cuando un barco atraca necesita seguir con el motor encendido para abastecerse de energía. Sin embargo, si se electrifican los muelles (una obligación de la Unión Europea para los principales puertos en 2030) los barcos podrían conectarse a esa red y apagar motores. Las empresas de cruceros ya están invirtiendo en ello y actualmente el 40% de la flota tiene esa capacidad, un porcentaje que llegará al 80% en 2028.
En cambio, Serrano advirtió de que solo 16 puertos en Europa tienen actualmente esta capacidad, y en el Mediterráneo solo el de Malta. Eso sí, el Barcelona se están invirtiendo 100 millones de euros para ponerlo en marcha, y en el puerto de Bilbao y Cádiz también se está ya estudiando el proyecto. «La tecnología existe y mucho barcos ya la tienen, ahora es el turno de los puertos», aseguró el director de CLIA en España.
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