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El movimiento social 'Canarias tiene un límite' se volvió a echar a las calles por tercera vez, apenas un año después de la histórica manifestación del 20 de abril, que congregó a más de 57.000 personas en todas las islas.
En esta ocasión, la movilización tuvo lugar en todas las capitales del archipiélago y se replicó en siete ciudades de la península: Santiago de Compostela, Bilbao, Pamplona, Granada, Barcelona, Valencia y Madrid, además de en Berlín.
El objetivo sigue siendo el mismo, una modificación del modelo turístico de las islas. Un cambio de rumbo que según los colectivos convocantes debe empezar por una redistribución de la riqueza que genera los 18 millones de personas que visitan las islas, solventar la emergencia habitacional y acabar con el turismo de masas, que ejerce una presión insoportable para un territorio frágil y finito.
Denunciando la inacción de la clase política, que durante todo este tiempo ha dicho estar trabajando por atender las demandas de la ciudadanía, miles de canarios recorrieron las calles de Canarias al considerar que el Gobierno regional y las patronales turísticas siguen sin hacer nada para aumentar la protección de los espacios naturales , frenar la saturación turística y poner en marcha una ecotasa de la que «solo han hablado en los últimos días» tras concretarse la fecha de la manifestación.
En Las Palmas de Gran Canaria, la protesta partió desde el Auditorio Alfredo Kraus y finalizó en La Puntilla en un recorrido que duró cerca de tres horas. Durante su transcurso, se dejaron ver numerosas pancartas con mensajes que ya se han hecho clásicos como: Clavijo, escucha, !Canarias en la lucha!; Canarias no vive del turismo, el turismo vive de Canarias o 'Canarias no se vende, se ama y se defiende' además de muchas banderas con las siete estrellas verdes y el sonido de los bucios que acompañó durante toda la marcha.
Con una asistencia que la Policía Nacional cifró en 5.500 personas, la marea de manifestantes fue numerosa pero con una actitud algo menos festiva y reivindicativa que en las dos previas protestas celebradas en abril y octubre de 2024 pese a contar con una participación bastante numerosa, por encima de la esperada.
La protesta se avivó particularmente a la altura de los grandes hoteles de la Avenida de Las Canteras como el Reina Isabel o el Cristina con pitos y abucheos además de cánticos minoritarios de 'Tourists go home'.
Al final de la protesta, se produjo la lectura del habitual manifiesto que corrió a cargo de tres mujeres en donde predominó el clamor por una vivienda digna, denunciando que se ha convertido en un «privilegio inalcanzable» que angustia a toda la población joven dejando frases que fueron muy aplaudidas por los asistentes como: «Nos están dejando sin hogar en nuestra propia tierra, no somos un decorado para turistas» o «Canarias tiene un límite y la paciencia de su pueblo también».
Durante el manifiesto, se anunció que de continuar perpetrándose este modelo «que nos está matando», la respuesta no será en forma de silencio, sino de acción organizada, «que moleste, incomode e interpele» a toda la clase política y empresarial, emprendiendo acciones legales contra todo aquel que incumpla su deber de defender el territorio. «Nos van a ver en sus actos, luchando por una vida que todavía puede ser. Visto lo visto aquí, hay futuro y no es el que nos quieren imponer», dijeron las oradoras del manifiesto.
En la previa de la protesta, Mario Marrero, vicepresidente de La Vinca, de Ecologistas en Acción, pidió al Gobierno canario «que busque solución a este clamor popular» porque «no es posible» que con 18 millones de turistas y récords de facturación año tras año, el «34 % de la población canaria sufra umbrales de pobreza. Hay algo que falla y son ellos los que tienen que tomar decisiones», apuntó.
En el caso de Tenerife, la marcha volvió a partir de la plaza Weyler de Santa Cruz de Tenerife, donde se mostraron pancartas con el rostro de César Manrique e imágenes de excrementos que, según los denunciantes, inundan las playas, una protesta secundada por unas 9.000 personas, según los datos aportados por la Policía, y que fue una vez más la más numerosa del archipiélago, según informó la agencia EFE.
En La Palma, unas 600 personas recorrieron la Calle Real de su capital al ritmo de tambores, chácaras y bucios exigiendo una solución a la emergencia habitacional de la isla, agravada por la erupción del volcán Tajogaite, en septiembre de 2021.
En Valverde, El Hierro, un centenar de personas se congregó frente a la Consejería de Turismo del Cabildo para manifestar la oposición ciudadana al «insostenible modelo económico actual, basado en la masificación turística y sus secuelas. En La Gomera apenas participaron 50 personas.
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