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El Gobierno redobla la presión sobre la gran banca para que las entidades trasladen de inmediato la subida de los tipos de interés al ahorro de sus clientes. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, confirmó este lunes que a finales de junio mantendrá una reunión con las principales patronales del sector en la que, además de hacer un seguimiento del nuevo código de buenas prácticas para ayudar a los hipotecados afectados por la subida del euríbor, tratará con los representantes de las entidades esa baja remuneración que se mantiene en los depósitos.
Calviño lanzó este órdago a la banca durante la jornada inaugural del Curso de Verano que organiza la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, en la que también participó, junto a la ministra y en la misma mesa, el presidente de BBVA, Carlos Torres, a quien retó a «dar un titular» sobre este tema.
El banquero defendió que, pese a que la rentabilidad de los depósitos siguen prácticamente en mínimos, «los bancos ofrecemos alternativas muy atractivas financieramente», en referencia a otro tipo de productos como fondos de inversión de renta fija o, en algunos casos, las cuentas remuneradas que han comenzado a recuperar atractivo en los últimos meses.
Sin embargo, la realidad es que los bancos no han terminado de trasladar la subida de los tipos de interés a sus clientes a un ritmo tan rápido como sí lo han hecho con sus préstamos, con hipotecas cada vez más caras y requisitos cada vez más exigentes para hogares y empresas. Para hacerse una idea de la situación, el interés (medido por la TAE)de los depósitos a un año apenas superaba el 1,33% de media en abril. Y el de los depósitos a la vista (cuentas corrientes) se mantenía por debajo del 0,3%, según el Banco de España.
Por contra, los préstamos para vivienda han pasado del 1,92% al 3,82% desde que en julio de 2022 el BCE iniciase el ciclo de subidas de tipos. Y el crédito al consumo también se ha encarecido notablemente en el periodo, del 7,94% al 9,2%. «Es evidente que los bancos tienen que empezar a remunerar adecuadamente a sus clientes y tengo mucho interés en escuchar a todas las partes», insistió Calviño. «Estoy segura de que de la reunión saldremos con soluciones y propuestas que funcionan».
Pese a ello, los últimos movimientos del sector no apuntan, al menos de momento, en esa dirección. «En la medida que persista el actual exceso de liquidez, la situación continuará. Cuando se absorba, la dinámica cambiará», sentenció Torres, recordando que «cuando hubo tipos negativos, tampoco se trasladaron».
Las principales patronales bancarias acudirán al encuentro en un momento de cierta tensión con el Gobierno por la puesta en marcha del nuevo impuesto sobre los beneficios del sector que, según las propias entidades, también está afectando a ese retardo en la mejora de la remuneración de los depósitos.
Ante este argumento, Calviño insistió en que los bancos «no tienen ningún problema» para afrontar su pago, sobre todo en un entorno de beneficios al alza y enorme liquidez.
Para Carlos Torres, convertir en permanente este impuesto -como ha propuesto recientemente Yolanda Díaz- sería «negativo», ya que supondría un freno para el sistema de financiación en la economía, «dificultando que el PIB per cápita de España converja con el de Europa». En este sentido, Calviño solo matizó que llegado el momento se realizará una revisión del tributo y una evaluación de su comportamiento, sin dejar claro si la intención es ampliarlo más allá de los dos años que rigen actualmente.
Más específico fue Juan Bravo, vicesecretario de Economía del PP, al dejar entrever que si los populares acceden al Ejecutivo tras las elecciones del 23 de julio, no derogarían el gravamen. Aunque no lo dijo con esas palabras, sí confirmó que el tributo se quedará como establece la norma, vigente hasta 2024 para gravar los beneficios de 2023.
En caso de que llegado el momento la situación económica lo reclamara -porque la inflación siga elevada o el euríbor disparado- se plantearía una medida alternativa que el pasado mes de abril ya adelantó Feijóo: un fondo que se destinaría a las rentas medias y bajas y ayudas de hasta 750 euros para disminuir el coste de las hipotecas. Según explicó Bravo, ese fondo correría a cargo de la banca, con las provisiones que ahora destinan a mantener a raya la posible morosidad.
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