La factura de la luz en Canarias es un atraco
Miércoles, 3 de diciembre 2025, 13:53
Seamos honestos por un segundo. Nadie entiende su factura de la luz. Nadie. Te llega ese sobre al buzón —o ese email frío que te notifica el cargo en el banco— y se te encoge el estómago. Miras los números, los tramos, los peajes, los impuestos sobre los impuestos... y al final solo ves que te han quitado más dinero del que esperabas.
Es un jeroglífico diseñado para que pagues y te calles. Pero aquí está la cosa. Tú no vives en la Península. Vives en Canarias. Y aquí, las reglas del juego son diferentes. El sistema eléctrico es una isla (literal y metafóricamente) y lo que le pase a un tío en Madrid te da igual. Aquí tenemos la «calima», tenemos una humedad que te hace sentir que vives dentro de una sopa caliente y tenemos unos horarios de consumo que, si los ignoras, te van a desangrar.
¿La solución? No es poner velas. No es ducharte con agua fría. Es dejar de operar a ciegas. El precio de la luz cambia cada hora. Es como la bolsa, pero más aburrido y con consecuencias más directas en tu bolsillo. Si pones la lavadora a las 8 de la tarde porque «es cuando tienes tiempo», estás quemando billetes. Literalmente.
La única herramienta que necesitas (y por qué tu vecino paga menos que tú)
Olvídate de los consejos de abuela sobre apagar las luces rojas de la tele. Eso son céntimos. Estamos hablando de euros de verdad.
El truco —bueno, no es un truco, es sentido común aplicado con malicia— es saber exactamente cuándo la electricidad está de saldo y cuándo está a precio de oro.
Tienes que mirar el precio de la luz hoy en canarias por horas. Y no, no me digas que «es un rollo mirarlo». Entrar en Instagram a ver la vida falsa de gente que no te importa también es un rollo y lo haces 40 veces al día. Esto te lleva 30 segundos mientras te tomas el café rancio de la oficina o mientras esperas a que el semáforo se ponga en verde.
¿Por qué demonios cambia tanto el precio?
Podría soltarte un rollo técnico sobre la generación eólica, la demanda agregada y el mix energético. Pero me voy a ahorrar la paja y te voy a decir la verdad brutal:
Es oferta y demanda pura y dura. Cuando todo el mundo llega a casa, enciende el aire acondicionado porque se asfixia y se pone a cocinar la cena... el precio se dispara. Es la hora punta. Si consumes ahí, pierdes.
Cuando todo el mundo está durmiendo o trabajando, el precio cae. Es la hora valle. En Canarias, esto es crítico. Porque nuestro sistema es más pequeño, más sensible. Un pico de demanda aquí se nota.
Cómo dejar de ser la víctima del sistema (Plan de Batalla). No necesitas un máster. Necesitas disciplina.
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1. El ritual de la mañana: Antes de lavarte la cara, mira el precio. Identifica las 2 o 3 horas más baratas. Suelen ser de madrugada o a medio día, pero a veces el mercado hace cosas raras. No asumas. Mira.
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2. La estrategia del «Francotirador»: ¿Tienes que poner una lavadora? ¿El lavavajillas? ¿Cargar el coche? Hazlo SOLO en esas horas baratas. Si lo haces fuera, estás regalando dinero.
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3. La defensa contra el calor: Si sabes que a las 7 de la tarde la luz va a ser carísima, enfría la casa antes. Usa la inercia térmica. No luches contra el calor en el momento más caro. Anticípate.
Incluso si eres un desastre organizativo (y mira, yo tengo el escritorio lleno de papeles ahora mismo, así que no te juzgo), solo con evitar las horas rojas —las más caras— ya vas a notar la diferencia.
Deja de especular
La gente pierde dinero por pereza. Creen que «más o menos» saben cuándo es barato. Creen que «por una vez no pasa nada». Y luego llega la factura de fin de mes y vienen los lloros.
No juegues a adivinar. Los datos son públicos. Son gratis. Y son tu única defensa contra un sistema diseñado para cobrarte todo lo posible. Guárdate este enlace como si fuera oro en paño. Es la referencia oficial de Naturgy. Entras, miras, actúas.
Se acabaron las sorpresas. Se acabó el miedo a abrir el buzón. Y se acabó, joder, pagar más que el vecino solo porque a él no le da pereza mirar una simple tabla de precios.
¿Vas a seguir regalando tu dinero o vas a empezar a jugar inteligentemente? Tú decides.