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Gonzalo Gortázar, CEO de Caixabank, y José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia.
Bankia y CaixaBank preparan una posible fusión para aumentar su rentabilidad

Bankia y CaixaBank preparan una posible fusión para aumentar su rentabilidad

Ambas entidades inician negociaciones para integrarse en el que sería el primer banco español donde el Estado tendría una mínima participación

Jueves, 3 de septiembre 2020, 22:33

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Tambores de fusión en la banca española entre dos de las principales firmas del sector: CaixaBank y Bankia reconocieron a última hora de la noche de ayer que se encuentran inmersas en negociaciones para analalizar su integración. Así lo expusieron en sendos hechos relevantes ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Un documento en el que aclararon que, por ahora, no se ha llegado a ningún acuerdo por parte de sus directivos.

La operación llega en medio de un contexto de gran presión para los bancos, cuya rentabilidad sigue cayendo, por la crisis del coronavirus. Hasta ahora, habían realizado provisiones millonarias para afrontar un futuro complicado. Pero en la mente de todos se encontraba la posibilidad de fusionarse, impulsada además por las autoridades y supervisores. El proceso, como toda fusión bancaria, será largo, pero de llevarse a cabo supondría un cambio en el tablero bancario español, al gestarse la primera entidad financiera del país por volumen de activos (unos 650.000 millones), oficinas (casi 7.000) repartidas por toda España, y empleados (unos 50.000). Su implantación territorial es clave en Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, los archipiélagos y Andalucía.

No se trata de dos entidades cualquiera, porque el Estado se asoma como uno de los protagonistas. A través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) la Administración ostenta el 60% de Bankia. La entidad fue rescatada con dinero público (más de 22.000 millones de euros) en 2012 del que se han recuperado unos 3.300 millones.

El Gobierno, a través del Ministerio de Economía, dirigido por Nadia Calviño, se encontraba al tanto de la operación, a la que ha dado el beneplácito a través de Bankia. Si fructifica, «el FROB la analizará con completa objetividad desde la perspectiva de generación de valor y optimización de su capacidad de recuperación de ayudas», indicaron anoche fuentes de Economía.

Algunas fuentes financieran apuntan que la participación del Estado bajaría a cerca del 14% en el nuevo grupo. El Estado sería el segundo mayor accionista de la entidad, por detrás de la Fundación 'la Caixa', que tendría en torno a un 30%.

A pesar de que el Estado había ido deshaciendo posiciones en Bankia, el escaso valor bursátil de la entidad hacía imposible afrontar nuevas privatizaciones parciales o totales. De hecho, había prolongado el plazo, hasta finales de 2021, para acometer la venta total del grupo.

Entre otras cuestiones, la integración afectará a las cúpulas de ambas entidades: una, la de Bankia, liderada por José Ignacio Goirigolzarri, su presidente, quien ha reconstruido el banco desde que tomó las riendas en plena crisis financiera. De otra parte, Jordi Gual, presidente de CaixaBank.

Presión por la rentabilidad

Aunque no estaba en los planes iniciales de ambas entidades, la crisis del coronavirus habría acelerado todo el proceso de consolidación de la banca española en esta segunda mitad del año. El consejero delegado de Bankia, José Sevilla, ya apuntaba en la presentación de resultados el pasado mes de julio su predisposición a protagonizar una operación de este tipo. «Es posible que todo este contexto genere un caldo de cultivo favorable para ver un proceso de consolidación adicional», indicó el ejecutivo. «Somos favorables a las fusiones si tienen sentido» industrial y económico, afirmó.

Todas las autoridades monetarias y económicas venían insistiendo a lo largo del año en la necesidad de este tipo de integraciones por la baja rentabilidad del sector bancario.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, advertía este mismo lunes de que esta crisis ha empeorado problemas que ya existían antes del coronavirus, como los altos costes de estructura (redes comerciales y plantilla), el elevado apalancamiento y baja rentabilidad. Según sus datos, la rentabilidad podría caer al 2%.

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