La UD vuelve a examen con la defensa en cuadro y un rival de los que anuncia trincheras

La UD se estrenó en Leganés con mejores sensaciones que resultados. Hay quien sostiene que eso es lo importante en septiembre, agarrar confianza y determinación, añadir trabajo a la espera del fruto, que, frecuentemente, siempre llega cuando se hacen las cosas bien. En eso anda Pepe Mel, convencido del modelo y la capacidad de los suyos, sacando moralejas de un resultado adverso sin impacto en sus previsiones positivas. Así llega el cruce con el Fuenlabrada (19.30 horas), novato el curso pasado y realidad ya después de marcarse una temporada memorable, apeado a última hora y de aquella manera de la promoción de ascenso, y que viene con tres puntos en el bote y una pinta respetable, mejorado su bloque y con las ideas de Sandoval más que digeridas.

Una prueba de fiabilidad para Las Palmas, esta tarde como local, gradas desiertas pero territorio conocido, y deseos de comenzar a llenar la despensa, algo que conviene. Se sabe que el pegamento infalible de los proyectos son los resultados y no demorar lo esencial es la misión que hay en el vestuario.

La UD lo pretende con reformas obligadas en defensa por la baja, por sanción, de Aythami, y la ausencia, a última hora de Cardona, al que han tirado para atrás unas molestias físicas. Una pena lo del argentino, al que la alterbativa como titular le había dado vuelo a lo largo de la semana. La duda, resuelta para bien, de Sergio Ruiz en el centro del campo, todo un problema en el eje con Fabio lesionado y Javi Castellano aún en cuarentena, y varias incógnitas, también, en la configuración final del once son otros condicionantes a considerar.

Mel, que tiene para elegir, medita más relevos. No se descarta que Dani Castellano, señalado en el gol que costó el partido de Butarque, arranque desde el banco o que Pejiño se haga sitio aunque sea a costa de Benito. Habrá que ver, igualmente, el uso que se hace de un Araujo ya alistado para la batalla.

El argentino dice que se ve para sesenta minutos, que ya es mucho con las necesidades localizadas en el ataque. Lo que es seguro que Kirian y Loiodice mantendrán su estatus principal en la zona ancha como generadores de acción, que Eric debutará en este curso para emparejarse con Álex atrás y que Rober y Lemos tienen sitio guardado en la banda derecha.

Protagonistas al margen, lo que se persigue es dar continuidad al juego de combinación y vertical. Así quiere Mel a los suyos, siempre orientados al área rival y con la acción lo más lejos posible de Valles. Es más fiable la UD arriba que atrás y la solución pasa, precisamente, por evitarse riesgos y explotar las mejores cualidades con la pelota en los pies. El Fuenlabrada destrozó al Lugo a la contra, con velocistas al galope cada vez que encuentran metros.

Y se mueve bien dejando la iniciativa al de enfrente, casi que ni necesita la pelota, que la administra con pragmatismo. Un aviso de que el encuentro se puede hacer largo y requerirá, también retrovisor, vigilar la espalda y no dar ocasión a su situación predilecta. No es técnico Sandoval de mucha lírica y prefiere que los suyos vayan a la faena, más cuando corren tiempos en el fútbol en el que el fin importa, definitivamente más, que las formas.

Por encima de si el partido sea o no estético, poco margen hay para agradar cuando los pulmones todavía están en fase de acopio y se pide, con mucho criterio además, paciencia y tacto con lo que se está fabricando. En el caso de la UD, equipo joven y en fase de ajustes, con fichajes que están al venir y unas contingencias a la vista en el parte de ausencias. De ahí la importancia de proporcionar las exigencias, de poner en contexto todo lo que se le pide a unos futbolistas camino de su mejor versión y que han de ir a más. Eso sí, en el trance, mientras se encienden todas las luces, qué mejor transición que acumular puntos, resultados positivos y multiplicadores de estima. El Fuenlabrada es la primera oportunidad.