Viera: impacto y huella
Radiografía. La cesión del mediapunta catapultó a la UD a los cielos y en la isla se soñó con el ascenso, pero una vez volvió a China nacieron carencias varias
KEVIN FONTECHA PÉREZ
Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 21 de julio 2020, 01:00
Dos equipos distintos, un mismo club. Una Unión Deportiva con, otra sin. La cesión de Jonathan Viera, que volvía a casa tras quedarse sin ficha en el Beijing Guoan, hizo soñar a Gran Canaria con el ascenso a Primera División. El mediapunta de La Feria catapultó a los amarillos al cielo durante un corto periodo de tiempo. Fueron tan solo 13 partidos los que disputó a las órdenes de Pepe Mel, pero en todos dejó una huella imborrable. Derrochó calidad y sudó al servicio del colectivo, aunque existía el runrún de que venía de vacaciones. Con el atacante sobre el césped, el fútbol fue más sencillo. Cada balón que pasaba por la bota derecha del veintiuno era pura fantasía.
Tras probar fortuna y brillar en el fútbol chino, para suerte de Las Palmas y desgracia el propio Viera, cayó lesionado de las costillas en el Beijing y el club, propietario de sus derechos, decidió dejarlo sin ficha debido a las plazas de extracomunitarios en la Superliga China. Y Jonathan, enamorado de este escudo, acudió a la llamada de auxilio de una UD en plena reconstrucción debido al fair play financiero después del varapalo sufrido el curso anterior. Con una apuesta firme de la cantera y muy pocos refuerzos, el de La Feria sería la estrella efímera del equipo. Y en lo poco que estuvo, con unos números de jugador diferencial en la categoría, solo superados por Christian Stuani, delantero del Girona e internacional con Uruguay, colaboró de manera directa para que el conjunto amarillo promediase 1,92 puntos por partido.
A sus espaldas, unas cifras grandilocuentes, solo aptas para superdotados de este deporte. Sin ser delantero, Viera anotó 10 goles en un total de 13 encuentros disputados, y eso que en alguno que otro jugó con molestias físicas. También repartió dos asistencias, dibujando un 48% de media en las participaciones de gol de la Unión Deportiva. Es decir, casi la mitad des los tantos que subía al marcador de la escuadra isleña llegaban de la magia y la clase de Jonathan.
Imprescindible durante el tiempo que estuvo en Gran Canaria, acumuló un total de 1.082 minutos, siendo titular en el 72% de los encuentros en los que saltó al campo y, cómo no, disputando también el 67% de los minutos. Mientras Viera estuvo cedido en la UD, los de Pepe Mel volaron. La estadística sonríe al de La Feria y las matemáticas nunca fallan. Ocho victorias, un empate y cuatro derrotas. En la primera, ante el Girona, estaba recién salido de la lesión, todo sea dicho.
Casó a las mil maravillas en el vestuario y recuperó el cariño de una afición que había cuestionado su marcha a China cuando Las Palmas se jugaba el descenso de Primera a Segunda División. A base de goles y esfuerzo, el mediapunta se ganó el indulto de la grada, que volvió a corear su nombre y a ovacionarlo en el recinto de Siete Palmas.
Mezcló como nadie con Pedri González, un crío todavía en edad juvenil y sin aún sin indicios de barba alguna. Ayudó al joven de Tegueste a exprimir su técnica y siempre fue apoyo constante para recibir la pelota. Lo dijo el propio tinerfeño en su día en unas declaraciones emotivas: «Viera ha sido mi maestro».
Una marcha que mermó
Su aportación a Las Palmas fue tan grande que, en menos de la mitad de partidos, los amarillos consiguieron más victorias que sin él. En 13 encuentros con el malabarista de La Feria a los mandos, la Unión Deportiva sumó ocho triunfos, un empate y cuatro derrotas, con una media de 1,92 puntos por cita. Una estadística que, haciendo la comparación con lo que vino después de su vuelta a China, con solo seis victorias, enmarca la figura de Jonathan, capaz de generar todo el peligro en ataque y de hacer mejores a sus compañeros.
De hecho, hasta después del confinamiento seguía siendo el máximo goleador de la UD y ya con la temporada concluida tras la victoria de ayer ante el Extremadura, tan solo Rubén Castro perforó más redes que el mediapunta. Tres tantos fueron de jugada, otros tres desde el punto de penalti y cuatro de falta directa. Unos números al alcance de muy pocos. Además, a Mel le costó dibujar una escuadra que compitiera con la misma voracidad sin Jonathan. Y eso acabó pasando factura cuando Viera puso rumbo al continente asiático. Pasaron los meses y Las Palmas, impotente y buscando la fórmula alternativa, se heló sin ganar. Hubo una Unión Deportiva con Jonathan y otra sin él. Y es normal. Era el Messi de Segunda.