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Viera desata la locura en la caldera del Gran Canaria

Viera desata la locura en la caldera del Gran Canaria

fútbol - segunda división ·

El capitán anotó el gol de la victoria casi sobre la bocina ante un Cartagena que resistía como podía con un jugador menos desde el primer tiempo

Kevin Fontecha

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 23 de octubre 2022, 21:09

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A la meta no llega siempre el más rápido, sí el más pillo. Ya lo explicó a la perfección la fábula de la liebre y la tortuga. En el Gran Canaria corría como nadie la UD. Buscaba el gol a la desesperada ante un Cartagena con un futbolista menos desde el primer acto. Y, casi sobre la bocina, cuando el corazón ardía, el de siempre, Jonathan Viera, mantuvo la calma. Benitó galopó como un velocista y la puso atrás, donde esperaba el capitán para desatar la locura en Siete Palmas. Victoria, liderazgo, 23 encuentros seguidos de Liga regular sin perder y un olor cálido a Primera División.

Exhibía alegría Las Palmas desde el comienzo de la contienda. Pejiño quebraba, Enzo galopaba por zonas interiores, Clemente mimaba la pelota y Sandro dejaba movimientos de jugador de categoría superior. Presión alta y ataque por aplastamiento al Cartagena, que no salía de su campo. Normal, cuando a la UD le da por jugar al fútbol, pocos en Segunda División aguantan semejante ritmo. Y todavía faltaba que Viera engranase las jugadas. Atrás, por si había alguna duda, se iba a cortar por la vía rápida, con un Loiodice omnipresente que estaba en todos lados.

Sergi Cardona tuvo la más clara del primer acto. En el 30, en una buena contra tras recuperación, Viera vio el vuelo del catalán y se la puso para que fusilara a Aarón, que respondió escupiendo la pelota a saque de esquina. La gambeta de Pejiño estaba que ardía. Que se lo pregunten a Datkovic, que seguramente tenga que tratarse la cadera luego de batirse en duelo con el de Barbate. Se notaban las ganas que tenía Pejiño de volver a marcar las diferencias. Y qué gustazo recuperarle para la causa.

En el 42 se iba a quedar con uno menos el Cartagena, al ver Pablo la segunda tarjeta amarilla. Se llevó un caño marca de la casa de Viera, que ya enfilaba portería, y le derribó sin miramientos. El Gran Canaria rugía, sabedor de que mantener el liderato estaba un paso más cerca. Los visitantes lo iban a fiar todo a Sadiku, pero enfrente tenía a Coco y a Eric cerrando toda ruta de escape al albanés. Al descanso, tablas, pero sensaciones más que positivas. Lo había hecho todo bien Las Palmas. Faltaba el gol.

Tras el intermedio, la UD bajó revoluciones para cocinar a fuego lento sus ataques. Pejiño seguía a lo suyo. Más Pejiño que nunca. El público cantó un gol suyo que se marchó por poco y el efecto óptico jugó a los aficionados una mala pasada. Pero estaba travieso el gaditano. Viera dominaba la zona de letalidad y Enzo empujaba al Cartagena a hundirse. De hecho, en un desmarque del centrocampista galo, Aarón tuvo que emplearse a fondo para evitar que se abriera la lata. Seguía insistiendo el equipo de Pimienta, todavía con media hora por delante.

El técnico, en el 62, movió el banquillo. Fuera Clemente y Pejiño, cosa que no se entendió porque estaba siendo el mejor de los amarillos; dentro Benito y Marvin. Piernas frescas, pero bien podría haber optado por renovar a los laterales y ganar en valentía ofensiva desde atrás. Viera probó a Aarón tras una buena pared con Sandro, pero su disparo le salió centrado. El tiempo empezaba a ser enemigo. En el 70 se cayó el Estadio con la entrada al césped de Vitolo por Álex Suárez. Marvin retrasaba su sitio.

Hasta el último latido

Con el Cartagena tirando de todo tipo de artimañas, perdiendo tiempo con jugadores por el césped con actuaciones dignas de arte dramático, se quedaba sin tiempo la Unión Deportiva. A tres para el final, y después de que casi le quitaran la camiseta a Florin Andone, Moleiro no encontró portería.

Y, cuando parecía que no podía Las Palmas, cuando todos corrían hacia delante, el capitán frenó en seco. No siempre llega primero el más rápido. Voló Benito, tras un servicio de libro de Vitolo, hacia línea de fondo y Viera esperó el pase atrás. No falló el de siempre (1-0). El que está casado con la gloria de Gran Canaria. Desató la locura para poner tierra de por medio en la tabla, donde los amarillos son los que mandan. Bendito delirio.

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