«¡La temporada que viene volveremos a San Mamés!»

No era un escenario fácil al que se enfrentó este miércoles la UD Las Palmas. Más de 38.000 aficionados del Athletic Club llenaron San Mamés en un duelo donde el dominio local fue claro desde el primer minuto. En una esquina del campo, los amarillos que llenaron la grada visitante. La UD estuvo arropada por más de medio millar de aficionados, que como en cada desplazamiento, tiñeron de amarillo su sector.

El cántico de los grancanarios fue claro y esperanzador: «¡La temporada que viene volveremos a San Mamés!». El equipo sufrió mucho y no pudo igualar la intensidad de los jugadores dirigidos por Ernesto Valverde (1-0). Aun así, el conjunto dirigido por Diego Martínez no estuvo solo en Bilbao.

Desde antes de comenzar el partido, la afición amarilla calentaba el duelo con el tradicional «oé amarillo, oé, oé» y el «arriba d' ellos». Tampoco faltó el agradecimiento de jugar en un campo representativo del fútbol español como es este. «Es un orgullo jugar en San Mamés», gritaban los amarillos antes de comenzar el encuentro. A lo que los leones -como también se les conoce a los aficionados del Athletic Club- respondieron con el «pío pío» mostrando el buen rollo que hay entre ambas aficiones.

Desde aquel gol de Josico tan recordado por todos los aficionados de la UD y aplaudido por los fieles vascos, la conexión entre ambas aficiones es más que evidente. Tanto es así, que al finalizar el partido los seguidores amarillos y rojiblancos se aplaudieron mutuamente e incluso algunos intercambiaron bufandas. Una visita especial que se saldó con derrota, aunque en la grada visitante la diversión, el orgullo de estar en Primera División y la confianza estuvieron más que presentes.

Ahora, la UD tiene por delante dos partidos en casa donde el estadio de Gran Canaria debe convertirse en una auténtica caldera ya que sacar los seis puntos supondría un paso de gigantes para lograr la permanencia en la máxima categoría del fútbol español. La parroquia amarilla tiene que rugir como cuando lo hacía en el viejo Estadio Insular. Y en San Mamés se dejó notar una vez más.

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